Las redes sociales, los medios de comunicación están cambiando nuestros hábitos. Por ejemplo, el denominado el banco más bonito del mundo, que comentaba mi amiga Elena Arnaiz hace unas semanas, está en Galicia, con vistas espectaculares de los acantilados del Loiba, concretamente en la localidad coruñesa de Ortigueira. El banco está un tanto complicado para llegar pero no es imposible. Personalmente, lo visité en el 2014. Las vistas son espectaculares, aunque el banco en sí, no deja de ser un banco estándar de cualquier ayuntamiento. ¿Es el más bonito del mundo? Eso ya tendrá que ser cada cual quien lo evalúe. Aquí en Aragón, pasó algo parecido hace unos años con el Ecce Homo de Borja, que situó a esta localidad zaragozana en el mapa mundial. Gente que ni sabía dónde estaba esta población acudía para ver algo que ni siquiera puede llamarse obra de arte. Muchos aragoneses y foráneos visitaron Borja a raíz de esto. ¿Por qué razón?

Hoy quiero hablaros de lo importarte que es mostrarte al mundo. Estaréis conmigo que, como los dos ejemplos anteriores, con las personas pasa lo mismo. Hay muchas con talento a raudales, sin embargo, no reciben miles de visitas, ni de propuestas laborales; es más, nadie les conoce. También coincidiréis conmigo en que muchas veces las personas más conocidas y mediáticas de un sector, profesión o temática no tienen por qué ser los mejores. Otros muchos que ansían esa visibilidad les critican sin piedad. Quizás debas empezar por preguntarte si tú te has atrevido a hacer lo que esas personas hicieron en su momento. Si te quedas callado ya sabemos la respuesta. Es muy fácil quejarse cuando se está entre la seguridad y comodidad de las 4 paredes de la casa propia. Y no me valen los “peros” ni los “es que…”. Por tu propio bien los tienes que prohibir en tu vocabulario. Con excusas jamás tendrás visibilidad. Eres una persona con mucho talento, sin embargo, eso lo sabes solo tú. Tienes que abrirte al mundo que existe ahí fuera. Me refiero al mundo “online” pero sin olvidar al “offline”.

Tenemos que cambiar nuestra forma de darnos a conocer. No consiste en dejar nuestro CV en todos los lados, en plan buzoneo masivo en los domicilios y empresas del barrio. Tenemos que definir qué podemos ofrecer a los demás que sea diferente, a quién le puede interesar, qué canales utilizar para mostrar lo que sabemos hacer y qué estrategia tenemos que seguir. Para ello, habrá que salir de nuestro letargo inactivo. El mostrarnos puede resultar incómodo, implica que hagamos cosas que antes nunca habíamos hecho. Habrá que diversificar la forma en la que hacemos llegar nuestra propuesta de valor (productos o servicios que ofrezcamos). Por ejemplo, puede tratarse de publicar artículos, dar charlas, grabar videos u otras acciones que consideres más oportunas.

Pero abandonemos el concepto “Tengo que venderme” para pasar a “vender nuestras competencias, conocimientos, experiencia y motivaciones”. Se trata de mostrar de lo que somos capaces de hacer y que nos permita llegar al estadio donde nuestros futuros empleadores, clientes, partners, colaboradores, proveedores, grupos de interés o seguidores nos consideren entre otros para hacer aquello que necesitan. Y para eso, deben saber que estamos ahí. En la mayoría de las ocasiones, esas personas deciden entre las opciones que conocen por diversas vías. Es por ello que debemos entrar en ese grupo de “conocidos” de esas personas a las que nos dirigimos.

Cuando uno visita una nueva ciudad, país o parque natural suele ir a aquello que encuentra por diferentes vías, por ejemplo, lo que te recomiendan otras personas, lo que encuentras en internet, guías en papel, sitios a visitar en la web del municipio, etc. Imaginemos que las vistas que se ven desde un banco de tu pueblo o ciudad son más bonitas que las del banco de Galicia. Quejarse de que el banco gallego no es tan bonito como el vuestro no ayuda a nada. Habrá que preguntarse que qué acciones se han llevado a cabo para dar a conocer vuestro banco, pueblo, plaza, talento, producto o servicio. En la mayoría de las ocasiones, la respuesta es NADA DE NADA. Si nos quedamos en el ámbito personal, ¿cómo pretendéis hacer competencia sana a los que ya están donde a ti te gustaría llegar? Desgraciadamente, en la actualidad se pretende tener  éxito inmediato desde la comodidad de nuestro sofá. Nos creemos los mejores y soñamos en esa “utópica” llamada a nuestra puerta para que nos inviten a formar parte del equipo de esa empresa en la que queremos entrar a trabajar o dar ese servicio que ofrecemos.

Os recomiendo aprender de las personas que ya tienen visibilidad. Te gustarán más o menos, sin embargo, ellos se atrevieron a dar el paso al frente para mostrar su potencial al mundo. Cuando te propongan algo retador que sabes que puedes hacer, di sí sin dudarlo. Aunque luego tu mecanismo de supervivencia te diga “¿para qué dije que sí?”. Corta esa voz pesimista interna de raíz. Lo conseguirás si pasas a la ACCIÓN.

Tienes que asumir que comenzar a ser visible, conlleva críticas, que no gustarás a todo el mundo. Tenéis que conseguir llegar, impresionar, enamorar y fidelizar a vuestros grupos de interés. A veces, las críticas nos hacen daño porque les damos importancia y valor nosotros mismos. No des importancia ni atención a lo que no lo tiene. Si no tuviste una buena actuación en la charla, lo sabes tú. Todos podemos tener un mal día. No obstante, tendrás que analizar qué pudo ocurrir y cómo le puedes remedio para que no vuelva a ocurrir. Lo grave no es fallar sino pensar que podemos vivir con esos errores. De no corregirlo, vas enfocado directo a la desaparición.

En más de una ocasión me encuentro con profesionales de mi sector que a mí no me gustan lo que dicen, sin embargo, me quito el sombrero, porque su estrategia para mostrarlo ha sido muy buena.

Mostrarte supone ser paciente, es decir, muchas cosas llegan cuando tienen que llegar y no cuando uno quiere que lleguen. Es habitual en estos tiempos, como he dicho antes, la inmediatez de la respuesta. Para evitar frustraciones, eso no le pasa ni a ti ni a nadie aunque a veces te digan los demás que a ellos sí que les pasó.

Sin hacer nada seguirás siendo muy bueno para ti mismo, sin que los demás te consideren una opción por una sencilla razón: eres invisible. O bien te conocen, o no sabrán de ti. Buscan personas con ciertas competencias y si tú no apareces en sus búsquedas, ¿cómo pretendes que te encuentren? Averigua cuáles son esas fuentes y cómo puedes visibilizarte en ellas con un valor añadido.

Se trata de que comencéis a hacer las cosas de otra forma. El éxito no está asegurado, sin embargo, estáis intentado cosas nuevas o diferentes a lo de siempre. El hacer cosas siempre mueve los mecanismos para poder avanzar. ¿A qué esperas para empezar?

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