En la actualidad, un candidato debe saber manejarse con soltura en la búsqueda de empleo y al mismo tiempo, debe ser consciente de cómo funcionan los procesos de selección. Como suelo recomendar, para ser efectivo, habrá que investigar aquello que nos piden e incluso, el tipo de perfiles que suelen ser los más requeridos por una empresa. Cuanta más información tengas, mejor, incluso poder saber qué personas forman parte del departamento de recursos humanos. Así tenéis los nombres concretos, de cara a poderos dirigir a ellos. También va bien tener claros los diferentes agentes directos e indirectos que tienen algún papel en el proceso de selección.

En alguna ocasión ya he dado mi opinión sobre si los profesionales usan de forma activa las redes sociales para buscar candidatos. Os diré que un 80% de los reclutadores hace ese rastreo de búsqueda de información de las personas para contrastar y verificar. Muchas personas son veraces en la información que ponen en su CV, aunque algunas mienten. Los reclutadores van buscando contradicciones, es decir, fechas descuadradas. No puedes poner fechas diferentes de una experiencia laboral o de la obtención de un diploma formativo. A veces en el CV aparecen unas fechas y en tu perfil de LinkedIn otras. Esto no puede pasar. Debemos ser coherentes y que nuestros perfiles sean homogéneos en fechas y demás cuestiones. Otra cosa es que las funciones desempeñadas las pongamos más concretas o genéricas en función de la oferta concreta a la que optemos o de la empresa a la que dirijamos nuestra autocandidatura. La personalización del CV cada vez es más importante.

También buscan información adicional sobre todo en las últimas fases del proceso de selección. Por eso, es vital configurar nuestras redes sociales y profesionales de forma adecuada a lo que más nos interesa. Esa publicación, foto, comentario o episodio de tu vida debe encontrarla un seleccionador o una empresa. Aunque pienses que el entrevistador no tiene derecho a meterse en tu vida privada, no debes olvidar que en la mayoría de las ocasiones tú has permitido que puedan encontrar esa publicación. No todas las empresas tienen en cuenta la información no profesional que encuentran de los candidatos, sin embargo, no os fiéis. Si te da igual que puedan encontrar cualquier información o publicación sobre ti asume las consecuencias que eso puede conllevar.

Está claro que, en la selección, lo que debe influir es la información exclusivamente concerniente a nuestro talento, es decir, nuestras competencias, experiencias, conocimientos y herramientas que manejamos. En otras palabras, lo que somos capaces de hacer, conseguir y solucionar con los conocimientos que tenemos. Hace tiempo que ya un candidato debe asumir que no le contratan por tener uno o dos grados universitarios o varios grados medios o superiores de formación profesional. Le contratan por cómo sabe aplicar lo allí aprendido para efectuar o solucionar determinadas tareas o problemas corporativos. Hace 3 décadas sí que marcaba una diferencia el tener un título universitario. Hoy en día es algo que no marca diferencias, porque está más universalizado el acceder a los estudios reglados de cualquier etapa, al menos en España. Un título de formación ya no garantiza un trabajo.

En España muchas empresas aún tienen demasiado en cuenta datos personales de la vida de un candidato para seleccionarlos o no. Esto no se debe permitir en pleno siglo XXI. Para seleccionarte debe dar igual tu género, estado civil, edad, nacionalidad, orientación sexual, características físicas, ideologías y demás cuestiones que pertenecen a tu faceta privada. Se debe culturizar a las empresas sobre esto, para valorar si una persona encaja debes dar la oportunidad de conocer a todas las personas que cumplen los requerimientos objetivos de conocimientos y experienciales.

Así que debes de preocuparte por como te muestras en estos nuevos canales de reclutamiento. Tu perfil online debe de coincidir con el offline. No te inventes perfiles en la red. Esto te aleja más de tu objetivo de insertarte de nuevo en el mercado laboral.

Cuando he trabajado como seleccionador no tenía en cuenta informaciones personales que encontraba en la red; asumo que muchas personas están en proceso de educarse en el uso de estas herramientas recientemente globalizadas. Aunque también os digo que, al final, uno aprende por las malas. Si incluyes cosas diferentes en tus perfiles profesionales es responsabilidad tuya eso. Por lo tanto, debes tener registrado y memorizado lo que pones sobre ti en cada red profesional. Debes saber el enfoque y el desarrollo que has puesto en cada una de ellas. Va bien que sepáis contar la información vuestra de forma diferente.

A veces las personas que se dedican a la selección olvidan que tratan con personas y no con objetos. Algunos pierden la humanización, algo que es un grave error. Tratas con personas que tienen sus emociones, expectativas, ilusiones y motivaciones. Un candidato puede olvidar que no le seleccionasteis. Lo que no olvidará nunca es cómo le trataste o le hiciste sentir con el trato recibido. Todo esto es imagen corporativa positiva o negativa. Todas las acciones u omisiones de una empresa comunican cosas.

Entonces a veces los reclutadores deben de ponerse en su lugar y asumir qué actuación tienen ellos como personas anónimas en estos nuevos canales de selección. Lo digo porque a veces se produce la máxima de aplicar el refrán “Consejos doy que para mí no tengo”. Hacer esto es totalmente incoherente.

Cuéntame tus experiencias con los seleccionadores a través de las redes sociales y/o profesionales.

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