No es la primera vez que hablo de la marca personal, pero precisamente por ser algo muy potente que requiere conocerse bien y sacar partido a nuestro potencial, quiero volver a hablar de este tema.

Soy de la opinión de que es necesario tener una estrategia sólida, que te permita tener visibilidad que a su vez, haga que seamos fáciles de encontrar en los foros más adecuados. Creo que estaréis conmigo en este concepto y con el hecho de que cualquiera puede tener una potente marca personal con esfuerzo, trabajo y enfoque.

Está claro que el tener una marca personal depende de uno mismo en gran parte. Es una carrera de fondo que requiere tiempo, trabajo, trabajo y más trabajo. Sin embargo, la realidad es que las empresas no se sienten cómodas teniendo personas en sus plantillas con una potente marca personal propia. El ser reconocido en un sector, disciplina o actividad no siempre es visto con buenos ojos. ¿Por qué?

En una ocasión me ofrecieron participar en un proceso de selección que era muy interesante. Acepté participar. Llegué hasta el final del mismo. En la última entrevista con tres entrevistadores, el tener una marca personal sólida, fue visto como algo negativo. Porque ellos necesitaban a una persona a tiempo completo y querían pleno enfoque en su marca. Pretendían que me olvidase de mi marca o que la dejase en una dimensión secundaria. Claramente, no era una oferta del siglo XXI, pues seguían anclados en formas de trabajo que valoran solo el presencialismo y no el talento ni entienden que hay vida después de las horas de trabajo.

Esto me hace recapacitar sobre la realidad que se vive en las empresas en España. Igual me equivoco, (y me gustaría hacerlo) pero creo que las empresas son todavía demasiado estancas. No encuentran beneficios en contar con personas que tienen una marca profesional propia. Tampoco implica que se les den privilegios que otros empleados no tienen. Una persona con marca personal quiere aportar valor a esa organización, aunque no a cualquier precio.

Estas personas suelen esperar cierta flexibilidad, que la organización se adapte y les permita compatibilizar ambas facetas. También somos testigos como las grandes empresas se lanzan a fichar a famosos para su publicidad. ¿Por qué quedarse en ese ámbito cuando podrían aprovecharse del talento de las personas que contratan en los diferentes departamentos? Muchas empresas no empatizan, ni escuchan a las personas con marca personal. En las últimas fases del proceso de selección, indican que su horario es de 9 a 18, por ejemplo, pero que muchas veces toca hacer más horas. Y además, hay que trabajar en la oficina, obviando otras formas, como el teletrabajo. Les importa el horario, el que te quedes más horas de las que te pagan sin más. Una persona con marca quiere aportar valor a esa organización que le quiere. Quiere flexibilidad y el también estará dispuesto a darla. Imaginemos que un día una persona con marca propia reconocida tiene que impartir una charla de 16 a 18 en la universidad. Su horario laboral no se lo permite porque acaba de trabajar en su actividad principal a las 19. Ese día pide salir antes y a cambio, él está dispuesto a trabajar para sacar sus proyectos adelante un sábado si es necesario. Estas personas son resolutivas y se implican en el desarrollo de sus proyectos propios o de empresas para las que trabajan.

Ser productivo no tiene nada que ver con cumplir estrictamente tus 40 horas semanales en tu oficina, sino con aportar valor y cumplir tus objetivos laborales. La nueva mentalidad que está ya implantada en varios países, es la de “yo quiero que hagas tu trabajo, me da igual cuándo, dónde y cómo lo hagas”. Seguimos con departamentos de RRHH que no quieren problemas con otros de sus empleados, por la envidia de la flexibilidad de otros. Eso sí, estas personas solo ven lo bueno, no se percatan de que esas personas están dispuestas a trabajar un sábado o domingo, una noche o cuando sea precisa a cambio de flexibilidad en su horario laboral fijo.

Estas políticas y forma de entender el desarrollo profesional que siguen en vigor son propias del siglo XX. Hemos cambiado de siglo, las nuevas tecnologías han cambiado muchas cosas, la conectividad es global… por lo que entiendo que habrá que evolucionar a una forma de trabajo más actual, propia de los tiempos en los que vivimos. La culpa no la tienen las empresas sino las personas que las dirigen. Además, la sociedad ya hace tiempo que no conlleva que el hombre es el que trabaja y la mujer la que se queda en casa. Los tiempos han cambiado y son los dos los que trabajan, lo que genera también necesidades de conciliar tu vida profesional y personal. Tenemos que adaptarnos a las necesidades de cada persona. Hay quien necesita una jornada ajustada a sus necesidades para cuidar de sus hijos, de sus padres enfermos o para poder recuperarse de una enfermedad. Otros la necesitan para poder compatibilizar su marca personal con el trabajar en esa empresa. Habrá que adaptarse a las necesidades de cada persona para que esté contento en vuestra organización. El tener una marca personal potente es una opción de vida, que no todo el mundo quiere tenerla. No todas las personas se sienten con ganas de aportar valor por ellos mismos sino siempre lo vinculan a una marca corporativa bajo la que protegerse.

Hace años que aposté por tener una marca personal como Juan Martínez de Salinas. Tengo claro cuando represento esta marca y cuando estoy defendiendo los intereses de la organización o clientes para los que trabajo. Es totalmente compatible. No siempre es fácil; depende de la flexibilidad que me den las empresas a las que represento.

Las empresas deben entender ya de una vez, que las personas podemos estar trabajando en proyectos paralelos, aportando valor a todos ellos. Es una forma de buscarse la vida, poniendo los huevos en diferentes cestas. El trabajar por cuenta ajena no significa que esas personas pertenezcan en exclusividad al empleador. El tener una marca personal propia no significa deslealtad, traición o abuso de confianza hacia tu empleador principal.

Las empresas que quieran contar con personas con marca tendrán que darles flexibilidad. Quieren trabajar igual o más que sus compañeros sin marca ni proyectos paralelos. Lo único es que quieren hacerlo de otra forma, que puede ser compatible si la empresa está abierta de mente.

Me gustaría ser más positivo, aunque aún queda mucho para que veamos a más personas con marca propia compatibilizándola con otro proyecto en una organización por cuenta ajena. Esto requerirá que los dirigentes de las empresas cambien el chip para ver que tener personas con marca propia con ellos tiene multitud de beneficios directos e indirectos.

Estamos en una sociedad tecnológicamente avanzada que pide a gritos flexibilidad y adaptación por todos los lados. Lo único es que nuestro entorno laboral quizás no está todavía preparado para esta nueva forma de entender el desarrollo profesional. Menos mal que unos cuantos pioneros estamos convencidos de esta forma de ver la vida profesional y estamos luchando para generalizar algo aun minoritario.

¿Cuántas personas con proyectos paralelos trabajan en vuestras empresas?

* Fuente imágenes utilizadas https://unsplash.com