El miércoles 10 de febrero, tuve la suerte de poder acudir a una charla impartida por el catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, en el patio de la Infanta de Ibercaja. Era un acto organizado por la Universidad San Jorge de Zaragoza dentro su ciclo de conferencias llamado “Aula abierta.” El tema de la charla: “Tres consejos para la formación de los directivos”. He de decir que me gustó mucho porque fue muy dinámica y trato temas muy genéricos que nos sirven de ejemplo a todos.
Según Enrique, la felicidad es la administración inteligente del deseo. Igualmente, es un puzzle en el que siempre faltan piezas. La cuestión para mí es saber conformarse y valorar lo que tenemos. Tenemos que dosificarnos a la hora de sacar balance entre lo que hemos deseado y lo que al final conseguimos.
Otro aspecto muy importante para él es la voluntad, que define como la capacidad para aplazar la recompensa y para saber establecer nuestras metas y alcanzarlas. Personalmente, pienso que muchas personas tienen falta de voluntad real porque no la trabajan ni reeducan de forma correcta. La voluntad es cuestión de trabajar con orden, constancia y motivación todos los días.
Según el ponente, muchas personas nos marcamos metas generales y abandonamos porque no trazamos correctamente nuestros objetivos específicos que, ante todo, siempre deben ser más concretos y medibles.
Una de sus ideas capitales es que la inteligencia es muy amplia, es decir, que existen muchos tipos de inteligencia (inteligencia teórica, práctica, social, analítica, sintética, emocional, instrumental, etc. ) y cada persona dominamos unos más que otros y los que se nos den peor, podemos trabajarlos.
Argumenta que existen dos actitudes ante la vida: por un lado, la clásica vista desde la lejanía, de forma fría, como si no fuese el tema con vosotros. Y por otro, la romántica que es desde dentro y muy cercana. Soy de la opinión de que ninguna, en exceso, es buena. O lo que es lo mismo, debemos buscar el equilibrio o termino medio entre ambas.
Hizo mucho hincapié en el amor. Como primera idea, puntualizó que el concepto se aplica a cualquier sentimiento. En cierta forma, la afirmación es correcta, pues el amor verdadero es mucho más que un simple “te quiero”; debemos demostrarlo constantemente, tanto en momentos buenos como malos. El amor a las personas, las cosas, etc. pienso que es como las plantas en verano; se debe regar día a día para que no marchiten. Enrique piensa que para enamorarse se debe admirar a la otra persona y debemos tener la necesidad de compartirlo todo con ella. Insiste en que debemos aplicarnos en la educación de los sentimientos porque cada vez abunda más la lexitimia que es la nula carencia para saber expresar nuestros sentimientos de forma adecuada. Yo opino que muchas personas son como cajas fuertes que están selladas hasta que uno toca por casualidad el número secreto correcto y explota sin control y que tras un tiempo, termina acabando en drama.
Además, soy de la opinión de que otra cosa en la que debemos trabajar todos es la paciencia hacia los demás porque cada vez toleramos menos lo de los demás. ¿Y que os pensáis? ¿Que a vosotros no os aguantan cosas los demás? Claro que sí. Porque el que más perfecto se cree es el que más agujeros tiene y lo peor es que no los ve.
Debemos sentir más de lo que decimos. Tenemos que ilusionarnos por las pequeñas cosas positivas que nos da la vida en cada momento. No podemos permitirnos perder el control de nuestras vidas y debemos aprender a ser realistas y no querer siempre más, antes de valorar lo que ya conseguimos.
De la misma forma, las personas debemos aprender la lección de todo porque con los errores adquirimos rodaje y una visión distinta de las cosas que son necesarias. Todo el mundo necesita práctica para llegar a los niveles de éxito actuales. El secreto del triunfo lo tenemos cada uno con nosotros en los valores y hábitos que tenemos en nuestro interior y que decidimos aplicar de la forma correcta o no.
¿Qué te parece la realidad en la que vives?
Juan Buenos días!!
En mi opinión la realidad en qué vivimos por lo que observo en general es que estamos en unos momentos difíciles en los que a veces hay que olvidarse por un tiempo de sentir para seguir adelante.. Ya que en el momento que te sientas menos afortunado puedes caer en una negatividad que muchas veces no te permite ver las opciones para el cambio.
Tienes mucha razón con respecto a la voluntad, pero seguro que las personas con más ganas no saben manejar los tropiezos del camino y deciden rendirse por creer que no podrán conseguirlo.
Saludos y buen post!!
Buenos días Ana,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Efectivamente, en determinados momentos de negatividad o de agobio si nos centramos demasiado en esas sensaciones no nos dejarán ver las posibles opciones y alternativas. Cuanto uno tiene pensamientos negativos debe intentar por todos los medios distraerse con algo que le guste para cambiar el chip.
Cuando surgen dificultades independientemente de que tengamos mucha voluntad podemos caer en la desidia y la frustración, aunque nuestra fuerza interior puede evitarlo.
Saludos,
Juan
Mira os aconsejo reír es lo más sano que hay y barato. No por mucho problemas amanece más temprano
Buenas noches.
La realidad en la que vivimos, a veces me deja la sensación personal de que, lejos de provocar que afloren valores más humanos, y de acercarnos o empatizar desde el interior con los demás con más énfasis que antes de la crisis, está sucediendo todo lo contrario. Es como si aún no hubiésemos tocado fondo en todos los sentidos, como si aún pudiésemos ser más frívolos en paralelo con la crisis económica y social de valores, ir más a lo nuestro y aplicar lo que no nos gusta que nos apliquen: pasamos más de los demás y damos menos importancia a las pequeñas-grandes cosas, a no avisar a un amigo de la cita a la que nos hemos comprometido a asistir dándole plantón, tal como hacen las empresas con los posibles candidatos, etc etc.
Sin embargo, bajo mi punto de vista no hay nada con más fuerza que el amor. Hacer las cosas con amor, hacer tu trabajo o volcarte en tus estudios con toda la dedicación, el cariño, la devoción y la ternura que esté a tu alcance, para que salga bordado; y creo que se obtienen resultados más fructíferos aplicando amor a todo lo que haces, que haciendo las cosas por hacerlas. Y se percibe y se deja notar en todo; un plato exquisito siempre tiene como cocinero/a una persona que lo ha hecho con mucho cariño. Hay que ponerle estima a todo lo que se hace porque no garantiza el éxito, pero sin él, las probabilidades de fracaso son mucho más elevadas.
En los malos momentos es donde nos ponemos a prueba; hay que amar lo que es, no lo que nos gustaría que fuese , aunque no sea nada bueno.
Saludos.
Hola Manuel,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Creo que el sentido del humor en su justa medida es muy necesario para afrontar y asumir las adversidades que nos surjan en el camino.
Saludos,
Juan
Hola Begoña,
Efectivamente la realidad supera a la ficción. Ahora mismo tenemos una crisis de valores muy grande donde afloran los sentimientos individualistas y egoístas sin importarnos demasiado las situaciones que viven los demás. Parece como si los pequeños detalles no fuesen importantes y realmente es lo que nos dice mucho de los demás.
Coincido contigo en que las cosas y tareas que se efectúan con pasión y dedicación van mucho mejor. El hacer las cosas con interés y gusto ayudan a que nos podamos levantar más rápido ante los fracasos y que lo veamos este como un aprendizaje.
Saludos,
Juan