En un corto período de tiempo me he encontrado con varios profesionales que están trabajando actualmente en proyectos dentro de la administración pública y que, a la hora de plasmar esto en su perfil profesional en LinkedIn, quieren ocultar ese proyecto o ponerlo de forma más genérica.
Cuando les preguntas a estas personas por qué motivo quieren poner ese proyecto más genérico y no especificarlo, aducen que es para no cerrarse puertas en el sector privado y empresarial. En realidad, es cierto que existe una losa virtual entre las experiencias en el sector privado y en el sector público.
El concepto extendido entre la población española es que la administración pública está llena solo de gente que no trabaja en exceso. Pero seamos conscientes que buenos profesionales y malos trabajadores existen tanto en el sector privado como en el público. En el sector público, aunque a algunos les parezca bastante extraño, hay bastante gente que trabaja de forma eficiente, profesional y con mucha productividad, aunque en ocasiones es el propio sistema el que burocratiza los procesos.
Trabajar en un proyecto en la administración pública de X años y querer volver a la empresa privada, supone saber enfocar muy bien tu perfil. Aunque suele ayudar que esas empresas del sector privado y sus equipos conozcan ya al profesional que está en la administración pública. Si, por el contrario, esas empresas no conocen al profesional, es probable que, directamente, desechen su candidatura, por no considerarla atractiva, por pensar que los proyectos públicos y su gestión no tienen nada que ver con los proyectos que se gestionan en la empresa privada.
Algunas multinacionales del sector privado son, en sus procesos, funcionamiento y toma de decisiones, excesivamente burocráticas. Las administraciones públicas se llevan la palma. Son muy lentas en la toma de decisiones y les cuesta mucho cambiar su forma de ejecutar, hacer y pensar. “Siempre se han hecho las cosas así y llevamos idea de seguirlo haciendo así, aunque no tengan ningún sentido y sea muy farragoso para la ciudadanía” suele ser el argumento contra el cambio.
La implementación y uso de nuevas metodologías, herramientas, tecnologías y aplicaciones van siempre en el furgón de cola. Cuando el sector privado ya puede llevar años utilizando esas herramientas, técnicas y aplicaciones, en el sector público se está planteando si hacerlo y ya en esos momentos esas tecnologías no son tan novedosas. Al sector público le falta rapidez y agilidad en un cambio mental. La resistencia al cambio es muy elevada y si no cambian, no pasa nada; su cliente final (el ciudadano) tiene que seguir y aceptar sin rechistar sus procesos, métodos y pasos, aunque sean más del siglo XX que del siglo XXI. Como habrá algunos que salgan a la defensiva, solamente hay que ver la política de “papel cero” en los trámites públicos; aun para algunos procesos toca presentar infinidad de papeles y algunos que ya están en poder de la administración pública, aunque en otro organismo, al no estar interconectados, es como si no existieran y hay que volver a presentarlos en todos los organismos en los que haya que hacerlo.
Por lo tanto, si estás trabajando en el sector público en estos momentos y tu idea es volver al sector privado, mi recomendación es que no dejes de formarte, actualizarte y reciclarte en nuevos conocimientos, herramientas y aplicaciones novedosas. Otro punto clave es que saques tiempo para colaborar, implementar y establecer sinergias con proyectos, personas y empresas del sector privado. Esto te abre un campo directo a la realidad del sector empresarial de tu interés o rama en el momento actual. Tenemos que saber la realidad de nuestro público objetivo, es decir, la persona de la calle, que trabaja o que busca empleo y que tiene unas necesidades, expectativas y problemas.
En ocasiones el sector público mira para otro lado en muchas ramas y eso hace que las personas estén obsoletas en determinadas competencias y habilidades. Por ejemplo, es increíble que los orientadores educativos o los profesores/as de formación y orientación laboral no conozcan recursos digitales para elaborar el CV, nuevos portales de empleo y utilicen redes profesionales necesarias y útiles para el alumno y la alumna. Toca actualizar los temarios y estar en la realidad a la que se va a enfrentar tu público objetivo a corto o medio plazo.
Creo firmemente en que es muy necesaria una colaboración mucho más estrecha entre el sector público y privado. No solo se han de firmar acuerdos de colaboración en donde se destina dinero público para que la empresa privada desarrolle esos nuevos proyectos. Tenemos que ir un paso más allá y conseguir que los profesionales del sector público participen, colaboren y trabajen en esos proyectos innovadores y pioneros.
Al final, mucha gente que está acostumbrada a un mayor ritmo, a poder innovar, a proponer cosas, a dar forma a su creatividad y a trabajar de otra forma, renuncian al sector público por que se aburren. Otra cosa que ocurre en el sector público más que en el privado, es el desperdicio del talento que tienen en las personas que trabajan ahí. Es lógico que las personas participen en los proyectos, tareas o funciones en las que son más especialistas para conseguir mayor nivel de efectividad, innovación y desarrollo, en beneficio de todas las partes.
Aquellos que trabajan en el sector privado, no deben meter en el mismo saco a todas las personas que trabajan en el sector público ahora mismo. Tenemos que analizar cada caso concreto e indagar sobre qué competencias, conocimientos y habilidades tiene esa persona, qué logros ha alcanzado, en qué proyectos ha colaborado, en qué puede aportar a tus proyectos, cuáles son sus inquietudes, qué necesidades tienen…
Conozco gente muy innovadora, creativa y con ganas de cambiar las cosas que trabaja en proyectos públicos y que tienen mucho que aportar en proyectos del sector privado. Tenemos que dejar de etiquetar. También existen personas en el sector privado que son reactivas y que están acomodadas. El tener en el sector público o privado a personas que no quieren aprender, mejorar y cambiar, es una losa para esas organizaciones, que les hacen perder competitividad e, incluso, años de existencia.
Tenemos que valorar a cada persona por su caso concreto y no generalizar, que es algo más habitual de lo debido. Existen personas que trabajan el sector público con una gran vocación de servicio público al ciudadano. Lo único es que, en ocasiones, los recursos disponibles no se gestionan todo lo bien que sería necesario y eso genera ineficiencia en su utilización.
Tanto el sector público como el privado tiene cosas buenas y otras mejorables, así que no demonicemos una u otra…
Soy de la opinión de que en la administración pública se deben plantear mucho más para qué hacen eso, para qué sirve, en qué ayuda a su público objetivo, en qué es mejorable ese servicio, proceso o producto… Igualmente, toca escuchar, colaborar y preguntar mucho más a las personas que son usuarias de esos servicios. En ocasiones, se lanzan cosas que no les sirven para las necesidades concretas que tienen, razón por la cual, se suele recurrir al sector privado, que suele ser más dinámico, aunque tengan que pagar porque buscan efectividad y rapidez.
Ahora la pregunta que más de uno os habréis hecho: ¿Cómo podemos aumentar la competitividad del sector público?
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