Todos debemos invertir tiempo, dinero y esfuerzo en nuestra formación, actualización y preparación para estar capacitados para cuando lleguen las oportunidades o den frutos nuestras acciones.

Por lo general, puedo afirmar, creo, sin equivocarme, que las personas tenemos la memoria muy corta y olvidamos rápidamente nuestra trayectoria vital y profesional.

En mi caso siempre recuerdo que, un día también comencé si tener experiencia; estaba formado, adquiriendo todavía los conocimientos, las competencias y las habilidades necesarias, aunque me faltaba ponerlas en práctica. Una empresa optó por darme la oportunidad de realizar prácticas y consolidar mis conocimientos y competencias, además de aprender otras nuevas y demostrar de qué era capaz. Tras finalizar mi período de prácticas, apostaron por mi talento y no por el de otras personas que también lo tenían y estaban realizando prácticas.

También recuerdo que, mientras estudiaba, busqué trabajo en el sector de la hostelería / servicios, para tener mi primer contacto con el mundo laboral, saber lo que cuesta ganarse el dinero, valorar lo que mi familia llevaba haciendo por mí un montón de años y comenzar a tener mayor responsabilidad, no tiene precio.

Recuerdo que en esta primera interacción con el mundo laboral lo que menos me importaba era el salario. Fue una decisión personal buscar un trabajo a tiempo parcial; mi entorno familiar no me dijo que lo hiciese, aunque pensaron que era una buena iniciativa para mi aprendizaje vital y profesional. No aportaba nada de experiencia, eso sí ganas y actitud las tenía todas. Pues en varios de esos restaurantes en los que solicité empleo, me dieron la oportunidad. Recuerdo que el camarero que llevaba la bandeja tuvo una enfermedad que le obligaba a estar de baja una larga temporada. La empresa tuvo que buscar sustituto, y decidieron hacernos una prueba a las 4 personas que llevábamos menos de un mes trabajando. Al que menos cosas se le cayesen en ese día de prueba, sería el elegido. Jamás había llevado una bandeja, por suerte o desgracia, fui al que menos cosas se me cayeron ese día y, por ende, fui el elegido para gestionar un lado de las mesas de ese restaurante. En los siguientes días por supuesto, se me cayeron cosas, aunque fui cogiendo destreza y aprendiendo trucos. En estos trabajos a tiempo parcial de estudiante aprendí a atender al público, a vender, a tener paciencia, a saber, escuchar, reaccionar a situaciones nunca antes vividas, cómo no encarar determinadas situaciones y muchas otras cosas.

El profesional en el que me he convertido hoy en día, es gracias a todas esas experiencias que las adquirí gracias a que algunas personas vieron algo en mí y me dieron esa oportunidad. Todas las personas tenemos talento y valor, lo único es que algunas personas las ven y otras no.

Por lo tanto, si ya tienes un bagaje profesional, no olvides tus comienzos. Es más, te diría que te los grabes a fuego para no juzgar a la ligera a otras personas con las que te cruzas y que están buscando su oportunidad. Antes de desechar su candidatura, pregúntate qué preparación, experiencia y actitud tenías tú a su edad y en tu etapa de vida en la que se encuentra.

Con esto no digo que des la oportunidad a todo el mundo con el que te cruces en tu vida personal o profesional, sino que te fijes en la gente, les escuches, te focalices en sus ganas, en sus intenciones, en sus sueños y que les permitas contarte su historia. De una conversación se pueden percibir muchas cosas y ver si existe encaje entre lo que necesitas y lo que te pueden aportar. El problema es que se suele optar por un “no” de primeras, sin escucharlos ni permitirles contarnos su historia vital. Mucha gente se considera adivina y dice abiertamente que nada más conocer a una persona ya sabe si le encaja o no, sin casi hablar con ella. Personalmente, me parece que denota poca humildad por parte de la persona que l0 dice. Imagínate que te fijas en que una persona se rasca el ojo; puede ser que el pique y no tiene nada que ver con que esté mintiendo. Algunas personas controlan mejor los nervios que otras ante situaciones en las que se exponen y en las que saben que se están jugando opciones.

Todos, por muy preparados que estemos, por poca o mucha experiencia que contemos, por mucha o poca actualización y por otros factores, necesitamos que siempre alguien nos de esa oportunidad. En ocasiones, todos podemos vivir una mala racha y en ocasiones la apuesta de otra persona por ti, hace que salgas a flote y que comiences a remontar.

Por supuesto que debes dejarte llevar por tu intuición, pero no lo dejes solo a ella, porque también falla. Es por ello, que, recomiendo, además, que te fijes en lo siguiente:

  • Su energía
  • Su actitud
  • Su forma de ser
  • La compatibilidad de su carácter con el tuyo o con el de las personas con las que trabajará
  • Su trayectoria académica o profesional
  • Sus competencias
  • Sus expectativas
  • Sus proyectos personales o profesionales independientes de su trabajo
  • La forma de afrontar sus dificultades

Para valorar estas cosas tendrás, irremediablemente, que escuchar a esa persona o percibir parte de esas cosas de lo que pone en su CV o perfil profesional.

Por lo tanto, cuando estés buscando una oportunidad, por muy mal que lo estés pasando, debes luchar por esa oportunidad, mostrando ganas, energía y actitud, que demuestre que no te rindes, porque crees en ti y en tus opciones. Muchas personas tiran la toalla a la primera negativa y dejan de intentarlo. No digo que no den ganas, sin embargo, no os lo podéis permitir. La vida es dura para todo el mundo, nos toca resistir, insistir y persistir para lograr lo que n0s proponemos. Da igual que algunas personas no crean en nosotros, lo que no podemos permitirnos es dejar de creer en nosotros mismos y en nuestras opciones profesionales.

Algunas personas pretenden vivir de sus rentas profesionales anteriores y, desgraciadamente, en estos tiempos nos toca seguir demostrando todos los días y dejando muestras de nuestro valor, potencial y diferenciación.

Ahora te toca a ti viajar a tu pasado. ¿Eres consciente de que alguien te dio esa oportunidad que necesitabas? ¿Qué hizo que te dieran esa oportunidad? ¿Qué aprendiste?

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