Vivimos cada vez más en la ley de la selva donde la gente, por sobrevivir en lo profesional, hace lo que sea.

Nos venden muchas veces el buen rollismo que, si eres buena gente y te acuerdas de los demás, esto te volverá. Por desgracia, no ocurre siempre. Está claro que la amistad es algo precioso, aunque cuando está equilibrada, es decir, que tú te acuerdas de esas personas y ellas de ti. Si siempre eres tú el que llamas a esa persona para estar en contacto con ella, quizás debes plantearte o cuestionarte qué valor da esa persona a tu amistad.

Se trata de saber qué nivel de prioridad te dan los demás y, en función de eso, obrar en consecuencia.

Con internet parece que todo se ha democratizado; tenemos acceso a mucha información a dos clics, algo que todos coincidiréis, está genial. Al mismo tiempo, no debemos olvidar que todo el contenido suele pertenecer a alguien. Tengo blog desde el 2007 y me he encontrado contenido mío plagiado en infinidad de ocasiones, hace tiempo que prefiero ignorar esto por mi propia felicidad interior. Se nota que es mío por mis expresiones, coletillas, formas y otras cuestiones.

Si no quieres que te copien o utilicen tu material, siempre lo digo: Es mejor que no publiques nada. Pero si lo haces y alguien usa cosas tuyas, debe mencionar la fuente y si ya te pides permiso para citarte, pues quedas fenomenal (aunque no tiene obligación de pedir permiso).

Está claro que otros te dan difusión, sobre todo cuando ponen videos tuyos; ahí, de momento, no pueden cambiar la cara, aunque si pueden tapar tu imagen y decir, que eran ellos en su juventud.

Mucha gente publica textos inéditos en diferentes redes sociales y profesionales para ayudar al público objetivo al que se dirigen. Es una forma de ayudar. Es algo que lleva su inversión de tiempo. Es de agradecer que la gente lo comparta y utilice, aunque sin olvidarse de la fuente. Si, al final, se pierde la fuente original, otras personas se atribuyen su autoría.

Hace poco me comentaba un amigo que varias personas que se autodenominaban expertas en orientación laboral, están usando sus videos para asesorar a las personas que contrataban sus servicios. No es que usasen sus videos como apoyo, sino que sus sesiones eran los videos de mi amigo. ¿Qué os parece?

Curiosamente, la semana pasada otro amigo me comentaba que una persona de su confianza estaba usando sus videos en los que explicaba aspectos de LinkedIn, en varias sesiones de sus cursos. Unas dos sesiones eran íntegras de sus videos. El problema no es que lo utilizasen, sino que no admitan la fuente o lo intenten ocultarla. Siempre van a existir especialistas en las mismas materias que tú y bastantes de ellos sabrán lo mismo que tú o incluso más.

Una cosa es que te apoyes en material de otros para tus sesiones o clases, sin embargo, debería ser algo puntual. Soy de la opinión que todos debemos aportar nuestro propio contenido y tus técnicas. Personalmente, me gusta dedicar una cantidad de mi presupuesto para comprar libros sobre materias a las que me dedico como es marca personal, desarrollo profesional, talento y otras disciplinas, que me permiten aprender nuevas ideas, conocer nuevos autores o autoras, replantearme mis ideas, sacar conclusiones y otras cuestiones. Siempre menciono la fuente y pongo las fuentes consultadas en la bibliografía.

Está claro que la red es pública y si algo no quieres que lo utilicen los demás, ponlo en modo privado o, directamente, no lo publiques. Nos tenemos que fiar de la buena voluntad de cada persona.

En mi caso, me consta que artículos de actualidad que público en diferentes medios de comunicación, los utilizan para debates en sus clases y sesiones. La verdad es que es algo que me halaga. No obstante, es licito que mencionen la fuente o la autoría original. Aquí, ya depende de la profesionalidad y ética de cada persona.

Hace años en mi blog lance una sección de casos prácticos, con la intención de generar debates, para que la gente aportase sus posibles soluciones. Obviamente, eran casos inventados sobre temas de talento y empresas, por ende, las soluciones podrían ser varias; la clave era argumentarlo. Dejé de publicar esa sección, porque la gente solo quería la solución. Es más aún me escribe mucha gente que sus centros de formación utilizan esos casos; unos mencionan la fuente y otros no.

El ser humano, por naturaleza, es cómodo y, en otras ocasiones, vago. ¿Para qué va a pensar una solución si puede conseguir que otra persona se la de y, además, queda fenomenal de cara a su evaluación?

Todos queremos ser guays, innovadores, creativos y ofrecer textos inéditos. El folio en blanco es duro para vosotros y para mí. La mejor forma de crear contenidos propios sobre tus materias de especialidad es ponerte a crearlos y te saldrán cosas chulas y diferentes. Otras de las cosas que crees serán un peñazo, un rollo o no aportarán nada nuevo. Es parte del proceso creativo. Lo que tengo claro es que lo más cómodo para muchos es criticar lo que otros crean. Si es tan fácil, ¿por qué no publicas tus contenidos, para que el mundo no se pierda tu talento? La diferencia entre crear y aportar contenidos propios es conseguir controlar tu miedo y atreverse.

Hace tiempo, que paso de estas guerrillas de estar rastreando quién usa mis contenidos y se los adjudica como suyos. La vida es muy corta y tengo cosas más importantes en las que invertir mi tiempo. La gente que valore el esfuerzo que supone crear contenidos, escribir libros o artículos, siempre mencionará la fuente. La gente que solo mire por ella, está claro que no lo hará. Cada persona que actúe como mejor convenga, eso sí, si algún día le hacen lo mismo, que no proteste, queje o indigne; está igual de mal cuando lo haces tú que cuando te lo hacen a ti.

Otra amiga hace poco subía un video en el que decía que una persona le indicaba que no tenía tiempo para ver sus videos y ella educadamente dijo que, si no tenía tiempo para ver sus videos, que ella no tenía ganas de enseñarle nada ni de invertir un solo minuto en ese tipo de personas desagradecidas. Estamos llegando a un punto, en el que todo el mundo se cree con derechos de opinar y criticar todo. Si no tienes nada interesante que aportar, mejor quédate callado.

Llevo años compartiendo material gratuito. La gente agradecida hace que siga mereciendo la pena hacerlo. También os digo que la gente desagradecida y que abusa de la buena voluntad son más de los que parecen. En otras ocasiones cobro por mi contenido y por mi material porque, obviamente, mi conocimiento y mi tiempo también tiene un valor. Lo gratuito es lo que tú decides hacerlo porque quieres y no porque otros te lo pidén como favor. Ahora mucha gente te pide cosas gratuitas a cambio de visibilidad, aunque todos sabemos que de visibilidad no se vive.

¿Por qué ya no subes material sobre tu temática?

* Fuente imágenes utilizadas https://pixabay.com/es/