La tensión de algunas empresas u organizaciones se respira, mastica y huele nada más pisar sus instalaciones y/o relacionarte con alguna de las personas que trabajan o colaboran en ellas.
Todos estaremos de acuerdo en que las empresas, por sí solas, no generan ni buen ni mal ambiente; son entes que tienen neutralidad a este respecto. El clima laboral lo dibujan, marcan, generan, potencian y crean las personas que conforman la comunidad de una organización.
La comunicación es esencial. Suele ser la falta de comunicación los que genera malos entendidos, rumores, grupos que se transfieren información incorrecta… que, combinado con la personalidad especial de cada uno, lleva a situaciones poco útiles para la empresa.
Mucha gente aún tiene la duda sobre qué es el clima laboral o el ambiente laboral. Me gustaría que pensarais en vuestra propia definición. Voy a alejarme de las definiciones técnicas. Para mí, el clima laboral es el estilo, “rollo”, desarrollo, actitud, comportamiento o sentido (negativo, positivo o neutro) que impera de forma generalizada en una empresa. Por supuesto, el clima laboral va a temporadas y dependiendo de las circunstancias. Cuántas veces ha ocurrido que una persona complicada con rol de jefe o miembro del staff se marcha de un equipo de trabajo y a partir de ese momento, se nota a la gente más contenta y relajada, debido a que no tienen que estar conviviendo con esa persona que generaba estrés y conflicto por todo.
El ambiente laboral dentro de una empresa tiene diferentes prismas, es decir, tenemos un ambiente global o general que lo marcan todas las personas de esa empresa. Por otro lado, tenemos microclimas dentro de ese gran ecosistema corporativo que lo trazan las personas de una unidad, área, departamento o sección. En algunos de ellos, tenemos un clima soleado y tropical, porque sus habitantes y huéspedes lo potencian. Lo único es que en ocasiones esos departamentos se tienen que relacionar con otros microclimas dentro de su empresa, haciendo que surjan nubes, truenos, tormentas o tempestades, en función de la actitud y predisposición de las personas de las áreas implicadas.
Recuerdo en una organización con la que colaboré durante un buen período de tiempo en donde al llegar parecía que existía muy buen rollo. No obstante, algo no cuadraba, porque a la mínima oportunidad, todo el mundo que tenía posibilidad se iba de esa organización. Me pregunté a mí mismo qué podía ocurrir. Poco a poco se fue desvelando el misterio. Tuve que colaborar en varios proyectos con gente de diferentes áreas. Por mi parte, siempre me mostraba dispuesto a echar una mano. Rápidamente vi que eso lo aprovechaba la gente para intentar endosarme su trabajo y algunas personas eran muy hábiles. En otras ocasiones tenía que pedir ayuda a otras personas de la compañía, me encontraba buenas palabras del estilo “esto no lo llevo yo” “no tengo ni idea de este tema” “voy con mucha carga de trabajo”. Otras veces me decían que me ayudarían y cuando se acercaban los plazos se descolgaban diciendo que la carga de trabajo no se lo permitía o directamente imperaba el silencio, es decir, no te ayudaban. También observé que, a la gente más resolutiva, trabajadora y cumplidora, se le “recompensaba” con más trabajo y jamás les decían directamente el buen trabajo que realizaban. Las personas que se quejaban más y que lloraban mucho en los despachos de los responsables, eran los que conseguían lo que se proponían. Todo el mundo se llevaba muy bien, aunque a la mínima oportunidad, se criticaban unos a otros. La información no circulaba de arriba abajo, muchas personas se dedicaban a bloquearla o la transmitían con nudos, para generar conflictos y malentendidos. Este tsunami climático corporativo engullía y transformaba a las personas que pretendían ayudar, colaborar y generar buen rollo, simplemente por pura supervivencia.
Las cúpulas directivas son las primeras que, en muchas ocasiones, permiten que cada uno haga lo que quiera y no marcan unos límites que no tolerarán bajo ningún concepto. La educación, la amabilidad, el respeto y la profesionalidad son sagrados, con independencia de quién seas. No se deben permitir y, si ocurren, se deben cortar de inmediato.
En algunas organizaciones existen personas que, a pesar de no recibir ayuda de ningún tipo en lo logístico, organizativo y humano, lanzan iniciativas con sus propios medios para ayudar al público objetivo al que se dirigen. Esas iniciativas suelen pasar sin pena ni gloria y cuando llegan a los responsables, las echan por tierra, aunque les parezcan buenas iniciativas. La cúpula directiva debe ser la que permita, anime y potencie que esas iniciativas sean habituales, destinando recursos para ellas, no tirando piedras contras los impulsores.
La clave del clima laboral es dejar de ver únicamente como correcto nuestra visión del mundo profesional. Toca ponerse en el lugar de las demás, es decir, entender por qué actúan los demás de otra forma. Puede ser que su cultura, origen o competencias hagan que su forma de entender el trabajo no encaje con la forma de proceder en vuestra empresa. También puede ser que algunas personas que están malhumoradas, picajosas o enfadadas, estén pasando por un verdadero infierno personal, siendo el ambiente laboral su única válvula de escape o de desconexión. Tendrás que plantearte, pues, las siguientes preguntas: ¿Por qué actúa así esa persona? ¿Por qué piensa así? ¿Por qué reacciona de esa forma? ¿Cómo se encuentra actualmente? Así, se deja de elucubrar y suponer, para pasar a comunicarte de forma directa y sincera con esa persona con la que tienes que relacionarte en el ámbito profesional.
Debemos pensar dos veces lo que decimos. Si no vamos a mejorar o potenciar el buen rollo, quizás debamos callarnos o posponer nuestras palabras. Debes cuidar la forma en que dices las cosas; suele ocurrir que a veces atacamos directamente o somos muy agresivos y eso no suele acabar nada bien. Otras veces hablamos sin saber o tener toda la información, aunque ya sentenciamos.
Después uno tiene que plantearse directamente ¿qué depende de ti para mejorar el ambiente laboral? ¿Qué puedes hacer de otra forma? ¿Cómo puedes mejorar las relaciones con tu entorno laboral?
Por supuesto, el clima laboral también está relacionado directamente con el desarrollo y bienestar de tus personas. La cúpula directiva debe potenciar y materializar que la gente esté satisfecha y que sientan equilibro entre lo que aportan a la compañía y lo que esta le da a cambio. Muchas veces se exige un montón tensando la cuerda, sin dar lo mismo a cambio. Esto no suele acabar bien.
La cúpula directiva debe tener como meta cuidar a sus personas, fomentando su desarrollo, aprendizaje y evolución dentro de lo posible. Aunque va bien que las personas demuestren su predisposición a participar en la empresa más allá de su propio puesto.
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