Cada empresa en un mundo paralelo. Aunque varias se dediquen a lo mismo, no tienen nada que ver. Su personalidad, su alma y sus peculiaridades las conforman el conjunto de sus personas. La forma de actuar y comportarse viene más influenciada por las personas que marcan las reglas y toman las decisiones; esto hará que el ambiente sea mejor o peor.

Lo que tengo claro hace mucho tiempo, es que ni todas las personas encajan en todas las empresas, ni todas las organizaciones son adecuadas para todas las personas. Es imposible brillar en una empresa en la que no valoran lo que haces ni en la que no te aceptan tal y como eres.

Por lo tanto, debes analizar el nivel de compatibilidad de tu persona con la empresa en la que llevas idea de trabajar. Es bueno que estudies los valores de esa empresa, su misión y visión. Es aconsejable, también, leer la historia de la empresa y su evolución. Por otro lado, debes tener claro tu propósito profesional, es decir para qué trabajas (Lo siento, pero no me vale que digas que para ganar dinero), es necesario que tengas claro los 5 valores que te mueven en lo personal y lo profesional, qué sepas que competencias te definen y qué tipo de trabajo y organización quieres encontrar (marca tus mínimos). Después se trata de buscar el entendimiento y la adaptación mutua.

Imaginemos que uno de tus valores es la honestidad y entre los valores de la organización no está la transparencia; vais a chocar en la forma de actuar y trabajar. En las empresas en las que sus dirigentes no son transparentes en la toma de decisiones, es difícil conocer la realidad de lo que ocurre o pasa y eso no va con tu forma de actuar y hacer las cosas. Tendrás una ruptura que hará que no te sientas representado por tu empresa.

Imagínate que eres una persona muy creativa, con mucha iniciativa y con ganas de adquirir nuevos retos. Comienzas a trabajar en una multinacional muy grande, aunque muy burocrática en el funcionamiento y en la toma de las decisiones. En esta compañía se valora mucho que la gente se limite a lo que son sus cometidos y que haga las cosas como se han llevado a cabo siempre. Esa persona va a entrar con mal pie, porque ese tipo de personas se buscan la vida, para saber hacer las cosas, siempre buscan la eficiencia en la forma de hacer las cosas para llegar a mejores resultados y necesitan buscar soluciones a problemas con lo que se encuentren. Una persona debería ser muy valorada en las empresas por tener esa iniciativa. Pero, si el equipo directivo valora el que se haga lo de siempre, verán a esa persona como un espécimen raro, que no encajará.

Las personas que conforman una empresa también deben fijarse en la personalidad, forma de ser, competencias y valor profesional de cada trabajador, para ver su encaje con la globalidad de personas de esa compañía y en la forma de hacer las cosas ahí.

También os diré que la empresa ideal para cada uno será muy diferente; muchos diréis “¿pero que nos estás contando, Juan?”. Esto va a depender de lo más prioritario para cada persona para aceptar un nuevo empleo y ver a esa empresa con buenos o malos ojos. Si Pedro lo que más valora es la remuneración, las posibilidades de desarrollo profesional y el plan de formación interna, otros aspectos como el ambiente laboral, la flexibilidad horaria y el volumen de vacaciones serán más secundarios. Si María lo que más valora de una empresa o proyecto es la conciliación laboral (teletrabajo, etc.), ambiente laboral y cultura corporativa, todo lo demás mientras esté dentro de unos mínimos razonables será más secundario para ella. Como veis, la empresa ideal para estas dos personas es muy diferente.

Qué duda cabe que, para todas las personas, el dinero es importante, aunque no es lo único que les mueve ni es lo más prioritario. Mientras lo que te pagan sea adecuado, equilibrado y justo de forma objetiva, en comparación con lo que te piden y exigen, no deberían de existir problemas de llegar a un acuerdo. La gente que solo se mueve por dinero, llegará un momento en que todo le parezca poco. A mí, ¿de qué me sirve ganar mucho dinero si luego tengo que estar trabajando 12 horas al día y estar siempre pendiente del teléfono de trabajo? ¿Compensa? Probablemente, no. La desconexión es necesaria para rendir.

Todas las personas necesitamos y deseamos encontrar una empresa que cuente con nosotros, que nos demuestre que somos importantes para ellas, que valore nuestro trabajo dentro del global de procesos, con independencia de nuestro rol, que nos reconozca nuestro trabajo, que se preocupe por nuestras necesidades, problemas y expectativas, que se comunique con nosotros, que nos quiera formados y reciclados (facilitandonos el aprender cosas), que busque soluciones equilibradas para todas las partes, que nos involucra en los procesos, que nos de opciones de promoción horizontal o vertical si es lo que deseamos y que tenga claro que generar un ambiente laboral integrador divertido, profesional y sano, repercute en beneficio de todas las partes.

La empresa y su equipo directivo debería valorar tener a personas, que asuman sus tareas, que se preocupen por cumplir sus objetivos, que traten con respecto y educación a sus compañeros y clientes, que asuman sus errores y le busquen solución, que sean autónomas y a la vez sepan trabajar en equipo, que vengan motivadas, que den lo mejor de ellas mismas, que se sientan parte de esa empresa, que antepongan sus intereses individuales antes los intereses grupales de la empresa y que tengan seguridad y confianza en sí mismos.

Está claro que la empresa no es ni buena o mala por sí sola; dependerá del tipo de empresa que construyamos entre todos, aunque está claro que la cúpula directiva es la que marca la estrategia y la que decide con su toma de decisiones que cosas permite, tolera o acepta. Una empresa que permite a sus líderes actuar a su forma, sea profesional o no, no apuesta por las personas y deja muestra que permite cosas inadecuadas e intolerables. Las conductas inadecuadas no deben ser toleradas vengan de quien vengan. Una empresa debe preocuparse de que su estilo de liderazgo sea adecuado para sacar lo mejor de sus personas; esto conlleva formarles y ayudarles a liderar de la forma que representen los valores de la empresa. La empresa no discrimina por edad, sexo o nacionalidad, sino que lo hacen las personas que trabajan ahí; deben indicarles la forma adecuada de tratar a las personas que quieren trabajar en esa empresa, si encajan con lo que se pide y se fijan solamente en su talento.

Toca asumir que cuando trabajas por cuenta ajena, vas a trabajar por cumplir el sueño de la persona que es propietaria de la empresa. Además, tienes que ver cómo encajas en esa posición y en esa organización, más allá del salario. Aquí tienes la libertad que te marcan las reglas a seguir y el riesgo es menor, porque lo asume la compañía; tú simplemente tienes que ejecutar tu trabajo. Fuera de tu horario tienes toda la libertad del mundo. En cambio, en los trabajos por cuenta propia, trabajas por cumplir tu sueño profesional, es decir, trabajar a tu forma, aquí tienes toda la libertad, aunque también todo el riesgo.

La empresa debe adaptarse a las diferentes experiencias de empleado que tenga presentes en su organización. Imagínate que la empresa solo tiene medidas de flexibilidad para las personas que tienen hijos; ¿qué ocurre entonces para las personas que no tienen hijos? Quizás ellas también quieran o necesiten flexibilidad para otras cuestiones. Debes escuchar, cuidar y atender las necesidades de todos los tipos de personas que conviven en tu empresa.

Una empresa no es más adecuada por dar fruta gratis para almorzar, por tener futbolines o por organizar fiestas corporativas. Es preferible empresas menos disruptivas que permitan a sus personas diseñar su jornada, su forma de trabajar, el lugar desde el que trabajar, sus necesidades para trabajar a gusto y que le aceptan y valoran tal y como es, lógicamente esto dentro de lo posible. Cada empresa es diferente. La empresa ideal es aquella que es transparente y que transmite la información relevante a todas las personas que conforman esa empresa; es una forma de se demuestra esa confianza mutua.

¿Qué debe tener tu empresa ideal para aceptar trabajar con ella?

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