Es habitual que a la hora de hacer networking pensemos en pasado y no en presente. Me explico. Suele ocurrir que nos acordamos de personas que creemos que nos pueden echar una mano cuando les necesitamos. Nos da igual que ahora no tengamos relación con ellos; no dudamos en contactar con ellos, solo para pedirles algo y no para ver cómo están. Esto queda muy mal y hacerlo de otra forma, depende exclusivamente de ti. Debes, por un momento, dejar de pensar que lo más importante eres tú y tu necesidad; esto te hace mucho daño, da mala imagen y tu objetivo, que era recibir ayuda, no surge.
Existe algo que mucha gente desconoce: el networking de proximidad. Este tipo requiere inversión de tiempo y trabajarlo de forma permanente. Se trata de estar presente siempre y que tus personas te respondan cuando los necesites, sin tener que pedir atención, ayuda o tiempo. Este networking de proximidad está constituido por tu familia, amigos, antiguos compañeros de trabajo, actuales compañeros de trabajo y responsables, colegas de profesión o actividad y los que vosotros queráis incorporar.
¿QUÉ SABES DE TU RED DE PERSONAS?
Imaginemos que en la actualidad estás trabajando en una empresa y/o embarcado en un proyecto profesional. También puedes aplicarlo a proyectos anteriores en los que estuvieses vinculado en antaño. Quiero que te plantees estas cuestiones: ¿Con qué personas de tu empresa te relacionas más? ¿Con cuáles te toca colaborar y trabajar más? ¿Con quién chocas más? Se trata de definir tu red de proximidad corporativa.
Que te relaciones o te toque trabajar con esas personas no conlleva que exista confianza. Ésta no se exige, sino que se gana con tiempo, interactuación y empatía al prójimo. Para empezar, ¿qué sabes de esos compañeros o responsables de tu trabajo? ¿Qué información conoces de su vida y/o trabajo? ¿Qué cosas os unen? Ojo con las cosas que “os han contado”. Aseguraos de que la información que tenéis de cada uno es certera. Desgraciadamente, vivimos en un mundo muy subjetivo, en el que suponemos cosas de los demás o ya nos caen mal o no nos encajan, por cosas que nos han contado otros. No todo lo que dice la gente de los demás es la pura verdad. Criticar a otros dice todo del que critica y nada del criticado. Si quieres saber algo, pregúntalo directamente. Debemos basar nuestras opiniones sobre los demás por nuestras experiencias reales vividas, es decir, por las vivencias profesionales con esas personas.
CONEXIÓN Y TRATO
Sin comunicarte con tus compañeros de trabajo es muy difícil que se genere esa confianza y esa vinculación profesional a largo plazo, con independencia de que alguno de vosotros ya no esté vinculado a esa empresa. Con esto no me refiero a contar tu vida completa a todas las personas de tu empresa; tú decides qué cosas contar y a quién. Igualmente, debes asumir que, al final, algunas personas hablan del prójimo sin saber y con la única intención de hacer daño. No les des juego y omite dedicar tiempo a esas personas.
Una vez que te marchas de una compañía todo son buenas palabras con esas personas que te llevas bien. Nos decimos que nos llamaremos, que quedaremos y que nos veremos. Va pasando el tiempo y esas palabras prometidas por ambas partes se las suele llevar el viento; la realidad es que no hablas con esas personas. Pero es algo mutuo y se acaba perdiendo la conversación, la confianza y la relación. La falta de comunicación y trato enfría las relaciones. Para que no te ocurra esto debes mantener viva y encendida la llama relacional. Se trata de apuntarte fechas importantes de las otras personas como cumpleaños. Llámalos de vez en cuando o mándales un mensaje. Programar reuniones presenciales o virtuales para ver cómo están. Acuérdate de ellos para proponerles cosas que les puedan interesar. La recurrida excusa de no tener tiempo, no es válida en este momento. Todos tenemos tiempos muertos a lo largo del día, que podemos aprovechar para avivar esas relaciones personales y profesionales.
No podemos llamar solo a nuestras personas para pedirles algo y nunca preguntarles cómo están. Lógicamente tienes que asumir que algunas de estas personas no quieran mantener la relación contigo. Debes asumirlo y no insistir en exceso. No merece la pena ir detrás de gente que no te aprecia ni valora. La clave es juntarte con gente que sea importante para ti y qué tú seas importante para ellos. Imagínate que tu felicitas el cumpleaños de la gente, pero… ¿es recíproco? Son pequeños detalles que te pueden decir cosas, vistas a largo plazo y con perspectiva. Si una persona solo te llama o se acuerda de ti cuando necesita algo, no es buena señal. Plantéate esta pregunta: ¿qué ocurriría si fueses tú el que lo necesitase para algo? ¿Respondería?
PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO
Tus personas deben ser importantes para ti y eso supone dedicarles tiempo de calidad, sin descuidar lo importante para ti. Muchas veces dedicamos tiempo a conocer a personas nuevas, descuidando a la gente que siempre ha estado ahí.
Es importante que en esas conversaciones con tu red de proximidad quede claro qué haces, qué ofreces, qué puedes aportarles, quién eres y cuál es tu momento actual. Con esto último me refiero a que estén actualizados sobre tu vida. Imagínate que siempre has trabajado como directora de marketing por cuenta ajena y ahora llevas dos años trabajando por cuenta propia como consultora de marketing; si no saben esta información, puede ser que no te hagan llegar opciones, por desconocer tu momento actual.
No puedo negarles que las relaciones personales y profesionales pasan por etapas y fases. Nadie somos perfectos y muchas veces, sin quererlo, se mete la pata. Es importante hablar los malentendidos. En mi caso, muchas relaciones profesionales se han convertido en personales, porque estábamos en la misma sintonía y hemos querido dar el paso de incluirnos en otra faceta de nuestra vida, sabiendo separar ambas facetas.
Acordarte de tu red de proximidad supone escucharlos y demostrarles que son importantes para ti, con pequeños detalles. No se trata de ofrecerles siempre cosas. Muchas veces, recibes una llamada de alguien de tu confianza en el momento que lo necesitas, porque intuye que estás muy callado o que llevas tiempo sin dar señales de vida.
Muchas veces estás años trabajando con personas en proyectos que son grandes desconocidos para ti; no sabes prácticamente nada de ellos. Tenéis una relación cordial pero superficial, de esas que no aportan nada. No dais confianza ni la recibís. Muchas veces te importan cero los demás, aunque te diré que con esa actitud estarás muy solo. Relacionarte con otras personas conlleva dedicarles tiempo y ceder en cosas que son importantes para ellas, aunque a ti eso no te guste. No olvides el lema “hoy por ti y mañana por mí”.
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Una gran verdad lo que has redactado en esta publicación. La red de contactos es algo que se debe trabajar con el tiempo, creando un vínculo y generando interés entre las partes. No solo por el interés, si no porque realmente exista una conexión entre ambos. Esto es porque las relaciones interesadas, no siempre acaban bien. Gracias por compartir.
Gracias por comentar mi post. Nuestra red de personas se debe trabajar y gestionar a fuego lento, es necesario generar confianza y que sea desinteresada porque te sientes bien con esas personas. Si solo te relacionas con las personas por interés, eso nunca acaba bien y se acaba notando. Saludos. Juan