En España se sigue valorando mucho que una persona aporte experiencia concreta en el sector y/o subsector de actividad de la empresa a la que opta. Por ejemplo, si se busca un director/a comercial internacional para una empresa del sector de la maquinaria agrícola se busca gente con experiencia en ese sector específico; de lo contrario, se le deja fuera del proceso.

Está muy bien la especialización. No obstante, a veces abrir el abanico también va bien. Si buscamos a una persona que tenga experiencia solamente en marketing dentro del sector logístico, podemos perdernos otras perspectivas e ideas de personas especialistas en marketing que vienen de otros sectores y, por ende, traen ideas nuevas, otros enfoques y otras experiencias que pueden enriquecer a esa empresa, para probar cosas diferentes e implementar otras estrategias con nuevos elementos que de otra forma no se hubiesen probado.

Es más, en más de una ocasión algunas empresas y sus responsables quieren iniciar una vía de negocio nueva y lo primero que hacen es encargárselo a esos perfiles generalistas y todo terreno que tienen en ese departamento o área. Por supuesto, esas personas no reciben formación, ni ayuda alguna y les toca luchar contra viento y marea, incluso no tienen claros sus objetivos en ese nuevo ámbito y, además, tienen que seguir con su labor habitual.

Cuando comienzan a tener algún resultado, se enteran por un correo corporativo que comienza una persona especialista en esa nueva vía de negocio prioritaria para la empresa. Por supuesto, esto desincentiva a esas personas con un perfil más transversal. El colaborador que puede ubicarse en cualquier área es como un “diamante”, pues saca del apuro a la empresa. Pero hay que tratarlo bien, pues no se le puede cargar con el peso de “abrir puertas” para luego dejarlo en la estacada. Qué menos que agradecerle su involucración y apertura y estabilización de esa nueva vía de negocio.

Las empresas suelen tirar de esos perfiles generalistas para los parches, proyectos, mercados o tareas complicadas, complejas y empinadas. No les dan opción y se los asignan, no lo saben vender como una ventaja competitiva. No cuidan a esas personas en exceso, porque las empresas asumen que, al llevar años con ellos, no llevan idea de abandonar el barco corporativo.

Los perfiles especialistas en un mercado, subsector y tarea son necesarios y pueden aportar un punto diferenciador; se manejan el sector, tienen conocimiento de clientes, contactos y proveedores, al provenir de esa actividad. Pero estos trabajadores, en cuanto se les saca de ese nicho o subnicho, no suelen tener experiencia en otros áreas y están en clara desventaja pues no están acostumbrados a “buscarse las castañas”.

Imagina que esa nueva vía de negocio especializada no da resultados en el tiempo previsto y se decide dar carpetazo a esa nueva vía de negocio (esto ocurre muy habitualmente), surge entonces la duda: ¿qué hacemos con estos trabajadores tan especialistas? En algunas organizaciones cuesta reubicarlos y saber cómo sacar partido a ese talento tan concreto.

Es imposible saber de todo. Es necesario especializarse en tareas, conocimientos y sectores. La empresa tiene que buscar a personas que sepan mucho más que los trabajadores o responsables con los que ya cuenta, sobre todo, si su estrategia pasa por ampliar mercados/sectores… O se invierte mucho en los trabajadores existentes para formarles en nuevas áreas o se selecciona a especialistas.

No obstante, cada vez es más necesario ir desarrollando una capa de conocimientos transversales que nos permitan ser versátiles para otro tipo de tareas o proyectos relacionados con las actividades o tareas en las que somos especialistas. Esto hace que estemos preparados para los imprevistos y para no dudar en tomar la iniciativa si es necesario.

Aun se escucha mucho en las empresas esa frase del tipo, “ese no es mi trabajo”, “no aparecen esas funciones en mi RPT”, “no me han contratado para eso”, “si me enseñan igual me lo pienso”, “no me apetece hacerlo”, “no soy competente para hacerlo”, “no sé por dónde empezar” … No debemos olvidar que las empresas son lugares en cambio constante y todo muta; esto supone que pueden necesitarte de apoyo en un proyecto o tarea, porque consideran que eres un profesional curtido para poder acometer esto y mucho más. La idea es que en las empresas y los trabajos nos desarrollemos el máximo posible y podamos disfrutar con nuestra actividad. Aunque esto conlleva asumir que haremos cosas y tareas que nos gusten más y otras que nos gustan poco o nada, es parte del proceso de trabajar. Sería bueno que las empresas involucrasen en los proyectos y tareas a las personas de la organización más especialistas y que pueden aportar lo máximo.

Las empresas no contratan a personas para decirles todo lo que tienen que hacer, resolver o solucionar. Contratan a personas con un perfil experiencial, competencial y sapiencial adecuado para saber ser auto suficientes y profesionales, para alcanzar los objetivos marcados y definidos por su responsable o por su compañía.

Muchas organizaciones no dejan claros los objetivos y/o resultados asociadas a sus tareas o funciones. Me comentan muchas personas que no tienen nada claro lo que se espera de ellos en el ámbito profesional y esto genera muchos malentendidos y malgastar tiempo de trabajo.

Las empresas deben tener planes de formación y reciclaje especializados en función de lo que necesita aprender cada trabajador para su rol o actividad, viendo esa diversificación. Nosotros, como empleados, no podemos olvidarnos de nuestras necesidades formativas y esperar que sea la empresa la que nos forme. Nuestra formación es responsabilidad nuestra y más, en estos tiempos en los que los conocimientos caducan con tanta premura. Tenemos que ser capaces de detectar qué conocimientos o experiencias ya están obsoletas y no nos sirven para nada. Además, saber detectar los conocimientos necesarios para incorporar para no quedarte descolgado de tu sector, actividad o profesión. No podemos abandonar nuestro desarrollo formativo y luego pretender ponernos las pilas en poco tiempo. El mercado laboral y el mundo empresarial requieren cada vez más rapidez, flexibilidad y amplitud de miras para adecuar nuestros conocimientos y experiencias a lo que se requiera dentro del trabajo que desempeñamos.

Ahora toca compartir vuestra opinión: ¿Qué prefieres, trabajadores especialistas o generalistas?

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