A Sergio me lo regaló la red hace ya tiempo, de casualidad; un día leí un texto y un artículo suyo en la red, me gustó su sentido fresco, cercano, diferenciador y profesional. Empecé a seguirle la pista y a saber más de él. Aún no nos conocemos en persona, aunque espero poder hacer en un futuro cercano.

Cuando me llegó la noticia de que Sergio publicaba su primer libro sobre el sentido del humor aplicado al liderazgo y a la empresa, no dudé en leerlo.  Sergio de la Calle es especialista en Recursos Humanos y su libro se titula “Lidera con sentido del humor

Sergio es una persona que sabe de lo que habla, que tiene pasión por su profesión, la gestión del talento en las organizaciones, su sentido del humor te hace sentirte bien y reflexionar a posteriori y es una persona muy creativa.

Su libro “Lidera con sentido del humor”, te hace recapacitar sobre por qué muchos líderes están desconectados de sus equipos, van con la misma cara tanto para comunicar cosas positivas como negativas; no consiguen conectar emocionalmente con las personas de su equipo ni de su organización. No olvidemos que, para tener sentido del humor, primero nos tenemos que reír de nosotros mismos.

Sin dudarlo no puedes dejar de leer su libro.

Aquí os dejo la entrevista que tan amablemente aceptó realizar para mi blog.

¿Quién es Sergio?

Hijo de Tasio y Ascen, hermano de Héctor y Estela, padre de Nico y Valeria y marido de Elena, la mujer con la que compartiría dos vidas y aun así no sería suficiente, Sergio de la Calle debió ser dibujante de cómics, pero terminó trabajando en Recursos Humanos, algo afortunado pues en vez de dibujar aventuras de héroes y villanos, las vive cada día.

Es sociólogo, MBA y posgrado en Recursos Humanos; ha viajado a cuarenta países, realizado conferencias en diez, perdido la maleta en dos y quedado encerrado en el baño en uno.

¿De donde surgió la idea del libro “Lidera con sentido del humor”? 

Yo siempre he utilizado el humor en el ámbito profesional porque me facilitaba la relación y generaba un buen ambiente. Lo cual no es poco…pero con el tiempo, me dí cuenta de que su utilidad era mucho mayor. Mis presentaciones tenían más impacto, engrasaba las negociaciones complicadas, me acercaba al equipo, reducía el estrés. Me retaron a preparar una conferencia sobre el tema y encontré muchos estudios que indicaban que no era una cuestión nía. Es un hecho demostrado que tiene un valor en el ámbito profesional así que me animé a darle forma

Estoy lejos de ser pionero en este campo. Hace más de veinte años, Manfred Kets de Vries hablaba de las tres haches del liderazgo: la humildad, la humanidad y el humor. En estos años el liderazgo ha avanzado ampliamente en humildad (la necesidad de seguir aprendiendo y de no creerse más que nadie) y en humanidad (cercanía, accesibilidad). Pero, en sentido del humor los líderes nos hemos quedado rezagados.

De hecho, lo que me ha llevado a profundizar en el tema del humor en el ámbito profesional es que cada vez reímos menos. Lo dicen dos Estudios de GALLUP, uno de los gigantes globales de análisis y asesoría: el primero se realizó cuatro años y preguntaron a casi 2 millones de personas (1000 al día) sobre sus emociones.   Más tarde, ampliaron el mismo estudio con cantidad similar de encuestados de 161 países. Una de las conclusiones predecibles es el “weekend effect”, es decir, las emociones positivas son más altas los fines de semana que los días laborales. No tiene sentido que las personas rían más fuera del horario laboral. La vida es demasiado corta como para solo divertirse en casa. Otra conclusión del mismo estudio es que los niños de 7-10 años se ríen alrededor de 300 veces al día, mientras que los adultos lo hacen menos de 80 veces diarias.

¿Por qué los jefes tienen tan poco sentido del humor?

Lamentablemente muchos líderes han confundido la seriedad con la profesionalidad. Y eso ha derivado en el arquetipo del jefe de gesto hosco y lenguaje belicoso.

He conocido Directivos y Directivas que en las reuniones eran durísimos, pero, después, comiendo eran genuinamente divertidos. No podía evitar preguntarles porque no se mostraban así en la oficina y la respuesta era “Me perderían el respeto” o “El equipo se me tomaría por el pito del sereno”.

En el libro comento como Harvard desarmó este paradigma demostrando que, en realidad, es todo lo contrario. El uso del humor en ámbito profesional eleva la percepción de estatus y confianza en si mismo. Y sin evidencias científicas, es fácil afirmar que este paradigma es erróneo: piensa un momento como defines coloquialmente a las personas con la que te gusta estar. Puede que en tu mente hayan aparecido cosas como “Transmite alegría”, “Es super-positiv@, siempre con una sonrisa” o “Te partes con él/ella”. ¿Y qué ocurre cuando preguntas que es un buen profesional? Normalmente te dirán “Trabajador”, “responsable”, “Serio, no se anda con tonterías”. Esto se acentúa en los puestos de mayor responsabilidad jerárquica: “Lucha”, “No da su brazo a torcer”,” Defiende a su gente”. No tiene sentido que el humor aparezca en casi todas las características de una buena persona y en casi ninguna de un buen profesional.

Entonces ¿por qué no lo usamos más?

La risa a menudo se asocia a la frivolidad, a la falta de seriedad y al humor, a la crítica y la burla al poder, al ataque de lo establecido, a la crítica mordaz. Ese desprecio por lo humorístico se refleja en micro comportamientos diarios con los que hemos lidiado desde niños. Así, la abuela, con su mejor intención, te empieza a decir a la tierna edad de seis o siete años: «Ya eres mayor, déjate de tonterías». En el colegio, los profesores te riñen: «¿Y tú de qué te ríes? ¡Esto es muy serio!». En el ejército te gritan: «¡Borra esa estúpida mueca de tu cara!» y en la oficina te recriminan: «Qué bien que te lo pasas. Eso es que vives bien».

Pero la denostación del humor viene de muy antiguo: Platón afirmó en La República que el humor distraía a la gente de asuntos más serios, y por eso las personas de mérito no debían reírse. Y a día de hoy todavía parafraseamos a los clásicos, como ocurrió en 2019, cuando Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, exasperado por la risa escéptica de otro eurodiputado, le espetó: «Risus abundat in ore stultorum. Busque en el diccionario lo significa».

«La risa abunda en la boca de los tontos», frase que había dicho el comediógrafo griego Menandro con el objetivo de denostar la farsa, género que «solo entretiene y no alimenta el espíritu».

¿Crees que las personas que las personas tienen miedo de parecer tontos si usan el humor?

En el libro menciono hasta tres estudios que demuestran la correlación entre inteligencia, humor y creatividad. Las personas capaces de entender el humor o de producirlo demuestran mayor capacidad de resolución de problemas analíticos y también superior razonamiento abstracto.

En el libro comento muchísimos personajes, pero mi ejemplo favorito es Stephen Hawking. «La vida sería trágica si no fuese tan divertida», dijo en una ocasión, razón por la cual, además de descubrir los secretos de los agujeros negros y de evaluar las posibilidades de viajar en el tiempo y en el espacio, Hawking dedicó tiempo a colaborar con Los Simpson y con Big Bang Theory. Con Los Simpson lo hizo hasta en cuatro ocasiones, en las que participó en el guion e incluso puso la voz a su propio personaje.

… Cuando llegas a una empresa y ves que no se ríe nadie… ¿qué piensas?

Pues pienso lo mismo que David M. Kelley fue fundador de la firma de diseño IDEO y profesor en la Universidad de Stanford: “Si entras en una empresa y ves que hay un montón de tipos con el gesto serio por ahí, te garantizo que no inventarán nada”.

Pero mi opinión importa menos. Me preocupa más la del talento joven. Quizá a los baby boomers y a los de la generación X no nos sorprenda entrar en un comité y tener la sensación de tribunal, pero hay que valorar qué impacto tiene esto en los de la generación Y y Z, generaciones más volubles, cuyo talento es difícil de retener de las formas clásicas. Kaloyan, un millennial que colaboró con el equipo durante unos meses de beca, me acompañó a una reunión y, cuando salimos, me preguntó: «¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué estaban enfadados?», y yo simplemente le respondí: «No estaban enfadados. Es así siempre». En su cara pude leer que se preguntaba cómo podría aguantar eso de forma continuada. Y es que, ciertamente, no es una estrategia sostenible.

¿Podemos utilizar el humor para salir fortalecidos con la covid 19?

Claro. De hecho, es cuando es más necesario. Soy muy consciente de que esta crisis sanitaria, ha dejado a mucha gente abatida por la pérdida y la soledad. EL COVID nos puede quitar muchas cosas, pero no debería arrebatar la sonrisa. Esa si sería una victoria total por su parte.

Mi padre falleció en el momento más crudo de la crisis, a finales de marzo. Mi libro se lo dediqué porque «me enseñó a reírme de las debilidades». No era un cliché. Mi padre perdió el brazo a la edad de dos años, tras ser arrollado por un tren. Hoy eso se trata con normalidad, pero en los años 30 del siglo XX, mi padre era ese “pobrecito manco”. En mi infancia, los niños me preguntaban “¿Porque tu papa tiene el brazo “partio”?”. Yo les respondía de la misma forma que había escuchado a mi padre tantas veces. La v1 era “Estábamos de safari y se lo comió un león”. La v2 “Estábamos de Safari, un león empezó a perseguirnos así que se cortó el brazo, se lo lanzó y salimos corriendo”. La v3, destinada a los más indiscretos, era “Un día empezó a mordisquearse un padrastro y le gustó tanto que no pudo parar”.

Para mi padre el humor era la forma de tomar el control sobre las situaciones desfavorables. De luchar contra las vilezas de la vida. De quitarle poder a los problemas. Esforcémonos por recuperar la alegría: cada vez que reímos, estamos más cerca de la solución. Y es la mejor forma de honrar el recuerdo de los que se van.

¿Qué tipo de humor no recomiendas utilizar?

Para todos. Aparcar el humor agresivo. Burlarse o mofarse de otros. Es un recurso que suele funcionar, pero… ¿Qué estás construyendo? Cuando haces bromas sobre alguien, realmente el que está quedando mal eres tú. Solo hay que recordar a Trump haciendo mofa de la discapacidad del periodista Serge Kovaleski imitando su voz y el síndrome que limita el movimiento de sus brazos. Si te ríes de una cosa, esa cosa pierde poder…pero si te ríes de alguien, el que pierde poder eres tú.

Ciertamente hay temas que deberían estar superados, pero todavía no lo están. Uno muy obvio es el humor sexista. A finales de 2016, en Chile, los empresarios regalaron una muñeca hinchable al ministro de Economía, comparando la economía a las mujeres pues “ambas deben ser «estimuladas» para activarse”, en medio del jolgorio de los asistentes. En unas horas, el escándalo era mayúsculo.

Como esto tuvo lugar en un evento abierto a los medios, puede llevar a algunos hombres a pensar que simplemente hay que ser cauto y restringir este tipo de humor a las conversaciones más privadas. Pero ni así.

“Si después de leer este artículo, estás pensando adquirir “Lidera con sentido del humor”, puedes valorar mejor la decisión leyendo las primeras páginas en la web de Plataforma Editorial:

https://www.plataformaeditorial.com/libro/8407-lidera-con-sentido-del-humor