No podemos negar que vienen tiempos difíciles con curvas agravadas por la pandemia provocada por la COVID-19. Todos, en mayor o menor medida, vamos a sufrir el impacto, aunque algunas personas y empresas lo están soportando en primera persona con verdaderos varapalos, que les dejan inicialmente indefensos y tienen que remar para no perecer en el intento.

Es el año en el que todos hemos aprendido lo que significaba tener que adaptarnos, aunque no quisiéramos; era eso o no poder continuar con nuestra vida personal o profesional. Las excusas y quejas nos han demostrado que no solucionaban nada.

También ha sido y sigue siendo el momento de arrimar el hombro dentro de nuestras posibilidades para ayudar, dentro de nuestras posibilidades, a las personas de nuestro entorno que les ha afectado en primera persona el lado más feo de esta crisis.  Tenemos que seguir consumiendo, haciendo pedidos en los bares y restaurantes, para disfrutar de esos manjares en nuestras casas. Al final tenemos que poner la sonrisa a los tiempos grises que estamos viviendo.

Ahora bien, imaginemos que vas a tu supermercado de referencia, a tu joyería o a la tienda de ropa y cómo estamos en crisis, les indicas que debido a esta situación excepcional te llevas los productos que te apetezca de forma gratuita, que a ellos no les cuesta nada porque tienen muchos productos iguales. Lógicamente lo más normal es que te soltasen una majadería bien merecida y, algunas personas más educadas, te dijesen que no es factible hacer eso.

Si vemos que esta escena no es adecuada, ¿por qué seguimos recibiendo por parte de instituciones o empresas requerimientos de dar cursos de forma gratuita? Aluden que tienes que ayudar y ser solidario, eso sí, muchas de estas entidades, personas, empresas y organizaciones que te piden esto tienen un ánimo de lucro, es decir, buscan colaboradores que hagan actividades o tareas gratis, aunque ellos no lo hacen. ¿Acaso las universidades han devuelto la matrícula a sus alumnos? ¿Acaso ayuntamientos o gobiernos regionales tampoco pagan a los funcionarios? ¿Acaso las empresas no cobran por sus servicios?

Al final no sé si os pasa a vosotros pero, por desgracia, tengo la mala costumbre de que necesito comer todos los días, además de necesitar ingresos para poder vivir, haciendo frente a los gastos que tengo.

Se abusa de la buena voluntad de otros, cuando estas personas o entidades son las primeras que no suelen hacer nada altruista.

Lo mejor es que suelen indicarte frases del estilo:

1.- Es una gran oportunidad profesional para ti. Bueno, si no tienes recorrido profesional, puede ser una forma de darte a conocer pero aquellos que llevamos tiempo desarrollando nuestras acciones en este campo, creo que ya lo tenemos más que demostrado. Personalmente, creo que comparto bastante material de forma gratuita en mi blog, así como mi app gratuita. Algún “win” puede que no conlleve remuneración pero sea una experiencia muy enriquecedora y satisfactoria. Pero por lo general, la búsqueda es de ofrecer “algo” gratis, dándoles igual quién lo haga; esa misma petición se la están haciendo a un montón de personas, para conseguir respuestas afirmativas.

2.- Nos encanta lo que haces y dices. (Yo añadiría la frase que piensan pero no dicen… “pero solo si nos lo haces gratis”). Este año una entidad formativa con peso específico a nivel nacional me contactó, porque tenían una biblioteca de recursos de empleo y empleabilidad para ofrecer a su público. La tenían vacía, su red de colaboradores a los que remuneraban por otras actividades no habían colgado nada. Me propusieron llenar con contenido inédito y de calidad esa biblioteca, por supuesto, por amor al arte. Si me quieren para cosas gratuitas porque les gusta lo que hago… ¿por qué no cuentan también conmigo para cosas que sí que son remuneradas? Supongo que os imagináis mi respuesta.

3.- Chico, no te cuesta nada, es muy fácil para ti. Bueno está claro que al que no lo tiene que hacer no le cuesta nada. La gente no asume que, mientras les inviertes tiempo a ellos, sea poco o mucho, estas renunciando a pasar tiempo con tu familia, a realizar otros proyectos profesionales o a dedicarte tiempo para ti. Al final, todo lleva tiempo si se quiere hacer con una calidad mínimamente aceptable. Cada uno es libre de decidir en qué invierte su tiempo. Muchas veces, te piden que revises informes, que prepares un artículo de opinión, que des una charla dentro de una clase que imparte otra persona, etc.

4.- Sería un honor para nosotros que escribieses el primer artículo de nuestra bitácora, revista o newsletter. También inciden en que llegarás a su audiencia, (ojo al dato), de algo que aún no ha arrancado. Además, se permiten el lujo de pedir material inédito. Creo que deberían ser más humildes. Si quieren utilizar algo que haya tenido éxito, podría cedérselo, pero lo nuevo, si su demanda es gratuita, se quedará en mi blog, que lleva años funcionando y tiene una comunidad fiel que me lee todas las semanas.

Lo más gracioso viene cuando añaden que son una organización o empresa líder en su sector que manejan una gran base de datos de clientes, reiterando que llegarás a un gran volumen de potenciales clientes para ti. La lectura es otra, me temo: Realmente quieren decirte que no quieren invertir ni tiempo ni presupuesto en esta nueva actividad, han pensado buscar profesionales conocidos, con repercusión y buena voluntad, que les hagan esos contendidos o actividades gratuitas.

Con esto no quiero decir que no haga cosas de forma altruista. Simplemente es el acercamiento y la exigencia lo que, muchas veces, no me gusta. Otra cosa es que te contacten proyectos que ya antes de la pandemia buscaban colaboraciones coherentes altruistas, es decir, se adecuan a tu disponibilidad y tu tiempo, dándote libertad.

Durante la pandemia participé en la organización de un evento gratuito de más de 15 horas para el público final, en donde 4 profesionales mostrábamos nuestro conocimiento sobre el potencial de la red profesional LinkedIn. Se apuntaron más de 9.000 personas, aunque no se llegaron a conectar ni la mitad. Muchos fueron los que nos agradecieron el esfuerzo de organizarlo. Hubo quienes que, sin habernos dedicado ni un minuto de su tiempo, exigieron las presentaciones, que les mandásemos los videos de esas charlas, que se había decidido no grabarlas.

La actividad era claramente online, donde podíamos responder las dudas que iban surgiendo. Fue un gran esfuerzo por nuestra parte del que nos sentimos muy orgullosos. Pero todos nos dedicamos profesionalmente a formar, y hacemos sesiones de pago.

Soy de la opinión que no siempre sabemos sacar partido de las cosas gratuitas. Queremos invertir poco tiempo y que nos lo den todo hecho. Hay quien pide las presentaciones para dejarlas aparcadas en una carpeta en sus ordenadores que quedan en el olvido. Lo gratuito no suele valorarse. Y no hay que olvidar que una actividad gratuita no es realmente gratis, porque se invierte tiempo previo, durante y posterior al evento.

Por lo tanto, no confundamos la realidad; una cosa es ayudar dentro de nuestras posibilidades y otra muy diferente exigir a otros que nos den su trabajo gratuito; antes de exigirlo, os pregunto: ¿Vosotros lo haríais?

Tenéis que saber leer entre líneas, cuando os piden gratuidad, generosidad y todas esas cuestiones necesarias, aunque poniendo nuestros límites. Ofrecer tu trabajo gratis no es valorado, es más, suele ser una apertura, a que otros mucho lo intenten hacer. ¿Por qué te van a pagar si estás dispuesto a trabajar de forma gratuita? Otra cosa muy diferente, es que tú decidas mostrar una pequeña parte de lo que eres capaz para que vean todo tu potencial, de cara a ofrecerte colaboraciones remuneradas.

Seguro que si le propones a tu empresa regalar el producto o servicio que producen, no se lo toman demasiado bien, más que nada porque tu nomina depende de que la empresa genere dinero para pagarla.

No olvides pensar en ti; antes que nada, tu tiempo es tuyo y tú decides en qué y en quién invertirlo.

¿Qué opináis del abuso de lo gratuito?

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