Como ocurre en todos los ámbitos, todo término tiene su época de auge y su decadencia. La “moda” nos ha dado varios términos últimamente. Vino la época del Coaching, luego la del Community Manager y ahora ha llegado la de la Marca Personal. Con todos ellos, surgieron infinidad de expertos y más dinamizadores de redes sociales, más que personas u organizaciones que pudiesen precisar a este tipo de profesionales.

La marca personal se contaminó el día en que se juntó con el Marketing Comercial. Muchas personas vieron una oportunidad de lucrarse pero no hicieron más que confundir el término. La marca personal es diferente a la marca corporativa.

La marca personal no consiste en generar una marca comercial corporativa, ni en  vendernos como un producto; no somos una bebida energética, ni unas tapas, ni el último modelo de coche eléctrico. Somos mucho más que eso.

La marca personal tampoco se fundamenta en inventarse un personaje en Internet para decir majaderías, cosas innovadoras, frases súper cool y sentar cátedra con uno de los temas de moda. La gente sigue pensando que puede ser experto en algo tras leer un par de manuales sobre la última tendencia. Esto puede ser un comienzo para conocer más sobre un tema o sector de tu interés. Ser un experto en algo supone leer/investigar mucho, sacar tus propias ideas, ponerlas en práctica y esforzarte.

Una gran confusión radica en pensar que para tener peso profesional en una profesión, sector o temática es necesario tener una presencia en canales 2.0. Ciertamente, lo es… pero no exclusivamente. Todavía nos encontramos gente “viviendo” en estos nuevos canales, olvidando que las personas que los precisan están, en primer lugar, en el mundo real.

Tu producto profesional es lo qué sabes hacer, cómo ayudas a solucionar o crear cosas con tus conocimientos, competencias y habilidades, las dificultades qué eres capaz de superar y tu capacidad de adaptación.

Desgraciadamente, nos seguimos encontrando el hecho de que las empresas pagan a sus trabajadores por su tiempo y no por el valor añadido que aportan a esas organizaciones con su trabajo.

Por otro lado, todavía nos encontramos con candidatos que piensan que les van a contratar por sus grados universitarios, algo que es un gran error. Ciertamente, es esencial para según qué puestos, pero tienes que tener claro que tú, como psicólogo, economista, abogado, médico, graduado en marketing, etc. tienes que saber cómo aplicar los conocimientos adquiridos por el estudio para ayudar a las personas u empresas que precisan a un profesional de ese tipo. Es lógico que las titulaciones de formación profesional de grado medio y superior tengan más salidas profesionales, porque se han formado en profesiones específicas y conocimientos prácticos aplicables, por lo que al terminar dicha formación, sabrán desempeñar una profesión. ¿Pero se han planteado qué pueden aportar ellos que no pueda hacer el resto de candidatos? ¿Por qué esa empresa busca un candidato? ¿Por qué no pueden reubicar a un trabajador existente? Del mismo modo, muchos egresados universitarios en diversidad de carreras tienen mucho conocimiento teórico, pero en la mayor parte de los casos, no saben quién puede precisar sus servicios.

Un gran problema que tiene la marca personal, bajo mi punto de vista, es que muchas personas no se conocen a sí mismos, es decir, no saben en qué son buenos, ni cuáles son sus competencias diferenciadoras y mucho menos saben qué publico objetivo puede precisar a un profesional como ellos. La marca personal supone saber quién eres como profesional, qué puedes ofrecer y tener identificado quién lo puede precisar.

Debemos empezar a ser conscientes del valor añadido que podemos ofrecer a nuestros clientes, empleadores o personas a las que nos dirijamos. Ese valor añadido puede ser la forma única en qué haces las cosas, tu capacidad comunicativa, tu forma de aplicar tus conocimientos, tus capacidades lingüísticas, el precio que ofreces, el servicio prestado, tu forma de buscar soluciones diferentes, tu don de gentes y otras muchas cosas. El valor añadido debe ser un conjunto de varias cosas para salir reforzados. Aun la gente a la hora de ofrecer sus servicios, productos o su mano de obra piensa en horas que trabajará para determinar su precio y se olvida de los resultados que aportará u ofrecerá.

La marca personal no es algo exclusivo de los emprendedores y de los autónomos. Todos necesitamos resultar atractivos profesionalmente hablando. Tenemos que saber mostrar de lo que somos capaces. Si ofrecemos lo mismo que el resto, será imposible sobresalir y el conseguir generar confianza. Debemos asumir que las relaciones laborales para toda la vida son cosas del pasado. Tener marca personal va de dejar buen sabor de boca en tus antiguos empleadores, compañeros de trabajo, proveedores, clientes y partners. El que dejases de trabajar con ellos no tiene nada que ver con tu profesionalidad. En las organizaciones confluyen muchos intereses; sale y entra nuevo talento de forma habitual, es parte del funcionamiento del mercado laboral actual. Si tu profesionalidad, competencias y tu forma de hacer las cosas dejan huella en los demás se acordarán de ti en un futuro cuando precisen a un profesional con tus características.

La marca personal no consiste solo en mostrar nuestros éxitos, lo bien que nos va y lo afortunados que somos. Al final, la marca personal supone trabajar mucho. Todos pasamos por buenas épocas y otras épocas de travesía en el desierto.

Tener una marca personal está directamente relacionado con saber superarte, con buscar otras formas de hacer las cosas, de reciclarte, de aprender nuevas cosas necesarias para tu profesión, de intentar nuevos proyectos profesionales, de crear cosas que no existen, de compartir y mostrar tus conocimientos a los demás y de saber evolucionar. Las personas con marca personal no dudan en reconocer lo que no les funciona y la diferencia está en que en vez de quejarse, buscan otra forma de conseguir sobresalir en su profesión o sector. Siempre digo que el que no intenta nada nunca se equivoca.

En la época de inmediatez en la que vivimos, hay muchos que caen en un sueño bonito pero un gran error al mismo tiempo. Quieren tener una marca personal sin esfuerzo, sin riesgo, sin sacrificio, sin cambiar e ipso facto. El ser divergente competencial supone recuperar la cultura del esfuerzo y tener presente que para conseguir resultados necesitamos mucha acción.

Así que huye de esos grandes predicadores de masas que nos dicen que podemos conseguir lo que nos propongamos, que es cuestión de actitud, de pensamientos positivos y de creer en ti. Claro que la actitud, lo que nos decimos y creemos influye en lo que conseguimos, sin embargo, todo esto sin  tener claro quién eres, qué puedes ofrecer, sin esfuerzo, sin horas de dedicación, sin sacrificio y sin trabajo no conseguirás nada, siento decirte. Hay que alejarse del concepto de tener éxito antes de ponerse a intentarlo. Por hacer un símil más cercano, es como el que quiere que le toque la lotería sin jugar.

Para mí la marca personal debe dar un giro de 180º hacia la divergencia competencial y humana. Tenemos que alejar el marketing de la marca personal para conseguir humanizarla de nuevo. Hace unas semanas, acudí a la presentación de nuevas startups para conseguir inversores; tenían 5 minutos para impresionar a los posibles mecenas. Hay quien pensaba que mostrar su empresa era cuestión de espectáculos, de disfrazarse y de efectos especiales. Qué duda cabe que el espectáculo puede ser atrayente, pero no decisivo. Conseguir convencer pasará por mostrar tu diferencia de forma coherente con hechos y acciones que lo puedan avalar y sopesar. El ser diferente no tiene nada que ver muchas veces con el show o el mundo del espectáculo. No hay que olvidar que el contenido y el talento siempre serán los reyes.

Para concluir, soy de la opinión que cualquier persona puede tener una marca personal, aunque para ello tiene que tener claro que será fundamental prepararse, formarse, visibilizarse y dejar una huella en otras personas. La marca personal es profesionalidad en estado puro.

La marca personal no ha de hacerte olvidar tus escrúpulos o de intentar quitar los clientes a otros tirando precios. Tu marca personal va de ofrecer tu trabajo en la forma que sabes hacerlo, dejando tu sello personal. Ninguna persona es igual a otras. Todos tenemos detalles que nos hacen únicos.

Dejemos ir a la marca personal para dar paso a la divergencia competencial y humana.

Como en otras ocasiones, habrá quien esté de acuerdo y quien no, así que ahora es vuestro turno para dejar vuestras ideas, impresiones y reflexiones.

¿Es la marca personal marketing?

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