Cuando uno comienza a trabajar en una nueva organización aún está en la fase “enamoramiento” y de “cortejo”. La persona piensa que es una gran empresa y en donde todo es perfecto. Por su parte, la empresa piensa que es el candidato más adecuado para desempeñar ese trabajo. Todo es perfecto. Ambos esperan que el período de prueba se pase sin problemas. Eso sí, las realidades menos molonas del candidato incorporado y de la empresa han quedado ocultas. El candidato ha vendido perfección y la empresa también. Pero, ¿es la realidad? Esto no se lo cree nadie. Las personas tienes cosas buenas y otras a mejorar. Lo mismo pasa con las organizaciones; tienen políticas que funcionan y otras que son mejorables. Muchas empresas siguen con políticas generalistas para todos igual, sin adaptarse a las necesidades de cada una de sus personas.

La época de enamoramiento pasará rápido y la persona incorporada se irá dando cuenta de la realidad poco a poco con diversas decepciones, porque daba cosas por hechas que no son como creía. La empresa también descubrirá aquellos pequeños detalles que desconocía, como competencias o rasgos de personalidad del candidato que no se apreciaron en el proceso de selección.

Cada empresa tiene sus valores, su forma de trabajar y sus políticas de gestión de personas. Las empresas tienen miedo a preguntar a sus personas si están contentas. Con suerte, hay algunas que lo hacen a través de las encuestas de clima laboral, que en su mayoría salen perfectas. Muchos no son sinceros al contestar por desconocimiento de quién recibe eso y si de verdad se garantiza el anonimato. Las personas pasamos por diferentes fases en nuestra relación laboral con nuestra empresa. En momentos, estamos más contentos que en otras épocas. El problema es cuando lo negativo que te aporta tu organización puede a lo positivo. Las empresas deben preocuparse realmente por el bienestar de sus empleados. Esto comienza por escucharles abiertamente, sin juzgarles. Ayudaría el preguntarles por qué motivo no están contento en la empresa, así como qué se puede hacer para mejorar. A muchas cúpulas directivas esto les da igual y siguen lanzando el mensaje de que el que no está contento ya sabe dónde está la puerta.

Está claro que no todas las personas van a encajar en todas las organizaciones. No pasa nada por reconocerlo. Todos hemos trabajado en alguna organización en la que no nos hemos sentido identificados. Suele pasar que el que los empleados estén buscando empleo fuera de las organizaciones parece ser un tema tabú. Se ve con malos ojos.

Es también habitual en muchas empresas que cuando se va a despedir a un empleado, lo sabe antes todo el mundo que el afectado.

¿Porque no cambiamos esto de una vez? Si realmente vamos hacia organizaciones más horizontales, esto tiene que cambiar. Deberían existir departamentos de gestión del talento abiertos, donde se pretenda ayudar a las personas que trabajan en esa compañía. Esto es un tema de mentalidad y de resistencia al cambio. ¿Qué razones impiden que una empresa facilite a los empleados descontentos que puedan buscar otras opciones? Realmente no existe ninguna. Algunas empresas no se preocupan por sus personas y esto hace que quieran marcharse. Las empresas también deben asumir las consecuencias de sus decisiones. Deberían ser entes más humanos a la hora de gestionar los despidos. Deberían ser sinceros con los afectados, comunicándoles la decisión desde el momento que se ha tomado, facilitándole su salida en beneficio del trabajador y de la organización.  No sería la primera vez que se despide a un trabajador comunicándole sin aviso que le despiden, sin dejarle tiempo de despedirse de sus compañeros. Eso sí, a los dos días de su salida le llaman de esa empresa para ver cómo pueden solucionar los temas de trabajo que ha dejado pendiente. Y yo me pregunto que después de un trato así, cómo aún se pretende que esa persona quiera colaborar con vosotros, si ya no forma parte de vuestra empresa. Si el despido se hubiese comunicado de forma planificada y explicándose las razones, se hubiese podido contar con la colaboración de la persona que se podría haber dejado todos los asuntos al día o explicando en qué estado han quedado las cosas a aquellos que pudieran continuar haciendo su labor.

Está claro que la persona que no está contenta en una organización habrá intentado cambiar esa situación sin conseguirlo en más de una ocasión. Igualmente, la empresa con trabajadores que no terminan de encajar, estará intentando que remonte y se adapte al ritmo de trabajo y que llegue al nivel esperado. Sin embargo, a veces, no es posible. Que una persona no encaje en una empresa no significa que no sea capaz o que no tenga valía, sino que, simplemente, ese no es su lugar. No podemos olvidar que las empresas las hacen mejor o peor sitio para trabajar las personas que las habitan.

De una vez por todas tiene que existir sinceridad entre los dirigentes de las empresas y sus trabajadores. El preocuparte por tus personas siempre es mejor que mirar hacia otro lado. Cuando he trabajado en el departamento de gestión de personas en diferentes organizaciones, siempre percibes a personas que sabes que no están contentas en esa empresa y que se acabarán marchando. Muchas veces, esas empresas no hicieron demasiado para evitarlo. ¿Por qué no pueden existir programas que faciliten la salida de las personas que no terminan de encajar, que les permitan, por ejemplo, acudir a entrevistas de trabajo? Estoy seguro que, a cambio de esa flexibilidad, ellos seguirán cumpliendo con su trabajo.

Muchas veces existe un muro invisible infranqueable entre las personas que trabajan en las organizaciones y sus cúpulas directivas. Dirigir empresas y gestionar personas no es fácil. Sin embargo, escuchas les realmente comprobarás si están contentas de verdad. Muchos diréis que esas cosas se saben y no son necesarias preguntarles. Otros dirán que les preguntan a sus personas ¿Qué tal están? Y siempre les dices que bien. Realmente la pregunta requiere darles la confianza para poderte contar cómo están realmente, sin que eso tenga consecuencias, porque es factible que no te guste lo que puedas escuchar. La sinceridad se conseguirá potenciando la confianza con tus personas. Es algo que no se exige, sino que se gana. Tiene que ser mutua por ambas partes y debe potenciarse todos los días.

Pienso que las organizaciones horizontales están ya en esto, poniéndose mucho más en la piel de sus trabajadores, aunque me da la sensación que estamos aún lejos de esta realidad.

Como siempre, termino con preguntas para reflexionar: ¿Qué pasaría si tu empresa actual supiese que estás buscando empleo? O ¿Cómo se tomarían tus empleados si supiesen que tienes planeado despedirles?

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