Un reciente estudio publicado en España nos comenta que, con la finalización de las vacaciones de verano, más de 5 millones de españoles se plantean cambiar de trabajo. Los motivos más recurrentes para querer cambiar son: una adecuada conciliación vida profesional, personal y social, oportunidades desarrollo profesional, estabilidad laboral y mayor flexibilidad en el trabajo. Todos estos estudios están muy bien pero no podemos olvidar que plantearse cambiar de trabajo no implica que los candidatos hagan nada para poder hacerlo con resultados positivos. Un alto porcentaje de esos 5 millones se quedará en un planteamiento mental, un sueño más que una realidad. La gran mayoría de aquellos que se aventuren a intentarlo, en el momento que vean las acciones que tienen que acometer y el tiempo de inversión se echarán para atrás. Desgraciadamente, no renuncian a acometer el cambio por el “bochorno” del rechazo, sino por el miedo al cambio, la pereza y la inseguridad.

El verano es buen momento para pensar lo que queremos hacer con nuestro futuro laboral. Si eres de las personas que llega el domingo por la noche y el pensar que comienza una nueva semana laboral es una tortura, tienes que tomar decisiones. En momentos de crisis y de recuperación donde abunda el empleo precario, tener trabajo es tener suerte, qué duda tiene. Pero también es cierto que tener un trabajo que no te motiva, llena ni aporta es una penitencia si no sabes canalizarlo de otra forma, además de ser una carga para la empresa.

Para empezar, debes preguntarte las siguientes cuestiones ¿Por qué motivo no estas contento y/o satisfecho con tu trabajo? ¿Hace cuánto tiempo que estas descontento en tu trabajo? ¿Qué tiene que cambiar para que te motive tu empleo? ¿Qué acciones has intentado para revertir esa insatisfacción?

Estudiemos el caso de Lourdes, que trabaja en una PYME de 50 trabajadores. Esta empresa se dedica al sector textil y ella lleva 5 años trabajando de contable. Su departamento, además del Responsable de finanzas y contabilidad, lo completa una administrativa. Lourdes tiene 40 años y tiene aspiraciones de promocionar, pero en esa empresa las opciones son nulas. Su responsable de departamento tiene 3 años más que ella. Si no se marcha o le despiden, por muy buen rendimiento que tenga Lourdes, las opciones de ascender son inexistentes. Ella lleva ya un año quejándose y creando en su mente una angustia vital.

Desgraciadamente para ella, en su situación actual, no puede cambiar, por lo que, si realmente quiere ese cambio, necesitará buscarlo fuera. Y como siempre digo, lo primordial es establecer una planificación: La primera etapa será de investigación. Recomiendo que durante tres semanas recopile información en su tiempo libre de ofertas de empleo de directora financiera y/o contable. Esto le permite poder analizar qué requisitos, competencias y aptitudes solicitan. Puede comprobar qué sectores profesionales son los que más demandan este perfil en su zona geográfica de búsqueda. La segunda etapa es la de análisis de toda la información para contrastar si cumple todos los requisitos que demandan para ese puesto que ansía. En caso de no cumplir alguno tendrá que trazar un plan de acción para adquirir esos conocimientos. La tercera etapa es la priorización y ejecución. Con todo lo recopilado y analizado, Lourdes decide que va a intentar optar a puestos de directora financiera y contable en empresas del sector textil, agroalimentario y nuevas tecnologías. Son sectores en los que tiene experiencia y conoce en profundidad. A priori le da igual el tamaño de la empresa. Le es indiferente que sea una PYME o una multinacional. Tiene claro que va intentar centrarse en el área geográfica de la Comunidad de Madrid que es donde vive y por el momento no se plantea otras áreas geográficas. El siguiente paso es ponerse a buscar ofertas que cumplan esos paramentos, adaptar el CV y la carta de presentación a cada oferta y comenzar a inscribirse a esas ofertas. Va bien que Lourdes alterne la inscripción a ofertas que van saliendo con hacer auto candidatura por su cuenta. También debe comenzar a contactar con sus personas de confianza para ver si le pueden dar otras alternativas. En este plan, tiene claro que el salario no es lo más importante en estos momentos. Ella quiere una oportunidad de poder demostrar su capacidad de ocupar el puesto de Directora financiera. Tendrá que decidir qué tiempo puede invertir cada semana. Si entre semana no le queda tiempo disponible entre su trabajo y su vida personal, tendrá que sacrificar cosas el fin de semana.

Hace unos días, charlé con un amigo que está estancado en su trabajo y su horario no es de lo más atractivo, pues acaba todos los días a las 19.00h. En el transcurso de nuestra conversación, me preguntó que qué podía hacer para cambiar. Mi consejo fue claro: moverte. Si no buscas opciones no llegará tu oportunidad de cambio. Me decía que no tenía tiempo, que los fines de semana estaba tan cansado que los necesitaba para él. Le recomendé comenzar por invertir dos sábados o domingos el primer mes para ver cómo lo podía hacer y cómo se sentía. Seguía quejándose y buscando excusas. Al final ya le dije que si seguía buscando excusas y no haciendo nada, pasaría otro año y seguirá trabajando en el mismo sitio. Aunque Hollywood nos haya enseñado situaciones oníricas en las que empresas de gran importancia reclutan al primero que se les cruza por delante, la realidad, mal que nos pese, es totalmente distinta. Las oportunidades no llegan sino las provocamos de alguna forma. Es ya cuestión de prioridades. A veces no se puede tener todo, toca tomar decisiones y priorizar necesidades. Quizás tienes que sacrificar algunas cosas para mejorar otras.

Importante las 4 cuestiones que os planteaba. Tenemos que ver si la situación es temporal o ya es permanente. Es lógico que al volver de vacaciones, por mucho que te guste tu trabajo, tengas pereza. Otra cosa es que lleves 6 años ya en ese trabajo y sea una losa para ti. Si has intentado revertir esa situación en múltiples ocasiones, sin éxito y está comenzando a afectar a tu salud y estado de ánimo, recomiendo que comiences a tomar decisiones. No olvides que lo más importante eres tú.

Eso sí debes ser realista y tener claro el motivo que impulsa tu cambio, para buscar otra empresa y trabajo que mejore esos aspectos. Porque todos sabemos que no existe ni la empresa, ni el trabajo, ni la persona perfecta. En todos los sitios tendremos aspectos de mejora. También debemos valorar más todo lo bueno que nos aporta un empleo. Muchas veces nos obcecamos en ver solo lo malo. También es cierto que cada persona lleva de una forma diferente la desmotivación, el hastío profesional y el estancamiento.

Sin estas reflexiones profundas no cambiareis de trabajo. Es más, no llegaréis ni a buscar. Nadie dijo que cambiar fuese fácil. Lo realmente importante es que identifiques qué es lo que necesitas para estar satisfecho. Si tu trabajo actual no te lo proporciona, ponte manos a la obra para cambiarlo. Si decides conformarte tendrás que dejar de quejarte, aburrir a tu entorno para que te compadezca y asumir que has decidido quedarte en ese empleo.

Si quieres cambiar de trabajo, ¿por qué motivo no buscas otras opciones?

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