Una amiga mía llevaba 9 meses trabajando en una empresa con contratos temporales, como muchas personas hoy en día en España. Se trata de una empresa implantada por todo el país muy conocida que va alardeando que lo más importante para ella son las personas. Curiosamente, la semana pasada le vencía el contrato temporal. Le comunicaron que no le renovaban 9 minutos antes de acabar su jornada el último día de contrato. Ella llevaba una semana de nervios por conocer su futuro laboral. Al hablar con ella me dijo que se tenía que sentir afortunada porque se lo habían comunicado en persona mientras que a muchas compañeras y compañeros se lo habían comunicado por WhatsApp. La verdad es que hay actuaciones de empresas que me dejan totalmente sorprendido y parece increíble que en pleno Siglo XXI ocurran estas cosas.

Si nos vamos a la normativa laboral, el estatuto de los trabajadores establece en su artículo 49.1 que los contratos de duración determinada inferiores a 1 año continuarán en vigor si no existe denuncia por lo que se considerará prorrogado automáticamente.  En contratos de duración determinada de un año de duración o superiores, el plazo de preaviso de su finalización debe ser con una antelación mínima de 15 días.

Con la Ley en la mano en los contratos inferiores a 1 año se debe comunicar si la empresa o el trabajador no quiere continuar con la relación laboral. Lo único es que no marca plazo y es a decisión de quien decide comunicar la finalización. Tampoco se establece la forma en que se debe comunicar la finalización, es decir, existe un vacío que fomenta la deshumanización y el abuso.

Por supuesto, que la empresa está en su derecho de renovar a las personas que estime conveniente. Esto ocurre por la precariedad del mercado laboral y el abuso excesivo de la contratación temporal. Además, el tema es que muchas personas necesitan este tipo de trabajos temporales e inseguros para subsistir. No obstante, yo me pregunto: Si el trabajador durante esos 9 meses ha estado cumpliendo su trabajo de forma adecuada, qué mínimo que tratarle con la misma profesionalidad. Los trabajadores solo piden que se les trate como personas con respeto y educación. Si el lunes ya se sabía que ciertas personas no iban a ser renovadas, habría que comunicarlo y no hacer sufrir de forma innecesaria. Aunque parezca increíble para las empresas, la mayoría de esas personas cumplirán con su trabajo y agradecerán el trato recibido por parte de esa empresa. Nunca se sabe si en un futuro las empresas volverán a necesitar a esos trabajadores ya “formados”. Las empresas no pueden olvidar que hay gente necesitada, ciertamente, pero un mensaje negativo de boca a boca posiblemente evite que buenos profesionales vengan hacia las empresas.

Ya no vale con salir en la prensa y hacerse la foto, lanzando mensajes de que sus personas son lo más importante, cuando el trato es propio de otros tiempos donde no existía tanto respeto. Creo que todo el mundo tiene claro que una empresa no es una ONG y que existen para generar ingresos y beneficios a sus dueños. Muchas veces, algunas salidas no se pueden evitar porque las funciones que realizan algunas personas son temporales, generadas por picos de actividad en la producción o por otras circunstancias.

El ser una empresa humana, innovadora y cool, no es poner sillones, mesas de billar, impartir cursos de inteligencia emocional y organizar torneos de pádel. Claro que esto está muy bien, pero tiene que ir acompañado de un trato correcto hacia sus personas. Sin un cambio de 180 grados en el trato recibido por las personas, todo lo mencionado anteriormente no sirve de nada. Este tipo de medidas son mero maquillaje para aparentar una cosa que muchas de esas empresas no son. Si realmente queremos saber si una empresa es considerada un buen lugar para trabajar, preguntemos a sus empleados, si les tratan de forma adecuada, si se preocupan dentro de lo posible por sus necesidades y bienestar, si les ayudan con fórmulas flexibles cuando tienen un problema, si la empresa intenta encontrar la solución más adecuada para todas las partes y si realmente esa organización se preocupa por su desarrollo profesional.

Algunas empresas cuidan más a los nuevos empleados que a los que ya llevan años trabajando en ellas. No puede ser que una vez que el nuevo empleado pase el período de prueba caiga en el olvido. Los departamentos de gestión de personas deben reorientarse hacia áreas de atención al empleado, donde el bienestar de sus personas sea su máxima. No olvidemos que tener a nuestras personas contentas y satisfechas repercute en su productividad e implicación. El hacer estas cosas no es cuestión de dinero sino de actitud y ganas de querer hacer las cosas de otra forma.

No existe ninguna razón objetiva para no comunicar con tiempo la renovación de un contrato. Igualmente, me parece intolerable el comunicar una no renovación de un contrato por email o WhatsApp, ¡qué mínimo que un trato humano y directo! Dar la cara y comunicárselo directamente. Este tipo de acciones deja patente que una empresa no respeta a sus personas y tan solo quiere que recursos humanos le hagan su trabajo. También solemos encontrar gestores de personas que esperan que sus trabajadores hagan más de lo que se les ha contratado para hacer… pero al mismo tiempo, tratan a su gente como si no les importase. Al final, los trabajadores van, fichan y llevan a cabo su trabajo, justo, sin aportar extras o valor añadido.

Este tipo de comportamientos no son tolerables y se debería exigir que la normativa laboral lo regulase para evitar estos abusos. Tolerancia cero a la deshumanización de las personas en las empresas. No es lo mayoritario, sin embargo, es más habitual de lo que nos gustaría.

Las personas merecen ser tratadas con respeto, incluso, como habréis leído en alguna ocasión, a la hora de acceder a una empresa. El área de personal debe de comenzar a valorar a las personas, dando igual si son seleccionadas o no. No cuesta nada llamar o incluso, mandar un email aclarando que no ha sido seleccionado. De esta forma se quitan nervios y dudas innecesarias en personas que necesitan trabajar para vivir. Algunas personas que trabajan en recursos humanos se sorprenden que sean vistos por los trabajadores como los policías de la dirección. Debemos comenzar a cambiar las cosas, haciendo que los empleados sean el centro de las empresas.

Creo que cuando los candidatos o trabajadores hacen las cosas mal se deben decir pero al mismo tiempo, también cuando son las empresas las que no hacen las cosas con coherencia y profesionalidad.

Me gustaría saber qué opináis y que me contéis vuestras experiencias al respecto.

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