Todos, a lo largo de nuestra vida, pasamos por diferentes fases. Es por ello que, obviamente, tendremos diferentes fases en cada compañía por la que pasemos, pues, aunque es de menor duración, siempre tenemos diferentes eventos que nos hacen tener unos pensamiento u otros, buenos y malos. Y como en todo, hay que superarlos para avanzar.

¿A quién no le cuesta ir al trabajo? La respuesta es fácil, aunque cueste creerla. Indudablemente, a aquel que está contento en aquello que hace. Pero no siempre se da el caso. Cuando os cueste ir a trabajar, cuando las tareas se os hagan cuesta arriba, cuando no os motive vuestro puesto (cuando antes lo hacía), cuando hagáis vuestro trabajo de forma mecánica, cuando vuestra iniciativa sea cero, cuando pasan los días en vuestro trabajo sin pena ni gloria, etc., claramente estaremos en proceso de desmotivación. La buena noticia es que no es algo crónico sino que tiene solución si ponéis empeño en ello.

No podemos negar que cuando todos comenzamos en un nuevo trabajo todo parece maravilloso porque es algo nuevo; tenemos que demostrar nuestras capacidades, muchas tareas son un reto, conocemos un sector o productos diferentes, las políticas de trabajo tienen buena pinta, etc. Sin embargo, ya sabemos que todos los comienzos están idealizados y debemos esperar a que pase un tiempo objetivo para ver la realidad. Eso sí, la conclusión a la que yo hace tiempo he llegado es que la compañía perfecta no existe, es decir, todas tienen muchas cosas positivas y otras muchas a mejorar. A veces, cuando uno está desmotivado en su trabajo opta por la solución “más fácil”: marcharse. Los motivos de esta decisión puede ser a causa de desavenencias con el responsable directo y en la nueva empresa tu jefe directo sea más de tu agrado. Sin embargo, puede haber mejorado en ese ámbito pero en ese nuevo trabajo tus compañeros no sean como los del puesto anterior, por lo que el cambio también conllevará una pérdida.

El escapar de una situación incómoda no es la solución. Siempre habrá que intentar buscar una solución a aquello que no gusta o que no le hace a uno sentirse a gusto. Escaparse sin resolver ese problema puede conllevar no tenerlo en la otra organización pero que se cree uno diferente. El intentar resolver ese tema nos dará habilidades que podremos usar en el futuro.

Por lo tanto, antes de tomar decisiones a la brava, de las que poderse arrepentir, debéis reflexionar todas las opciones con sus pros y contras. La motivación no llega de nuevo por si sola sino que tenéis que poner mucho de vuestra parte, para empezar, cambiando el chip. No os focalicéis en lo negativo porque eso aun os retrae más.

Determinadas cosas en vuestras organizaciones no van a cambiar y es mejor que lo asumáis para convivir con ello y llevarlo de la mejor forma posible. Siempre se puede proponer diferentes actividades relacionadas con tu trabajo que más te puedan interesar a ti y que sean beneficiosas también para la compañía en la que trabajas. Es una forma de hacer cosas motivantes para vosotros, asumiendo que, muchas veces, os tocará a vosotros asumir todo el peso de esas actividades. Es cuestión de llegar a un nivel que no os afecte y os permita seguir avanzando en lo profesional en vuestra compañía.

Nadie dijo que seguir en una compañía fuese fácil porque llevar tiempo en un trabajo supone ir cambiando, evolucionando hacia áreas o caminos que quizás no hubiésemos esperado. Las empresas son organismos con vida los 365 días de año. Residir en el pasado no ayuda, es decir, debemos asumir el momento actual y ver cuál es la mejor forma de afrontarlo. No podéis permitiros estar muertos profesionalmente hablando y lo mejor para revertir eso es poneros a la acción, despertando de esa pesadilla. Si esa pesadilla no tiene vuelta atrás y habéis intentado buscar fórmulas para estar mejor, claramente será el momento en el que debáis preparar vuestra salida de esa empresa, buscando alternativas en otros sitios. Eso lleva tiempo y más, en estos momentos, así que debéis dar pasos lentos pero firmes y seguros. Nada es fácil pero tampoco imposible.

El tiempo que pasa no vuelve y no podemos permitirnos no vivirlo como nos apetezca.

En caso de que la mejor opción por el momento sea seguir en vuestro trabajo actual por los motivos que sean, habrá que “cambiar el chip” y evitar seguir residiendo en lo malo, comenzando de cero, apartando lo que haga daño u os afecte. No dedicar tiempo a lo qué (ni a los que) no merezcan la pena. Lógicamente, dais el trato justo y necesario. Hay que pensar de qué forma podemos materializar tareas más interesantes o que nos llenen más en nuestro trabajo. La cuestión es intentarlo y proponerlo en el momento y en la forma que no nos puedan decir que no.

A veces, esperamos que el cambio llegue desde las compañías de forma espontanea, sin embargo, esto no ocurre porque las empresas son grandes desiertos con mucha arena en su interior y determinados oasis que les permiten vivir y avanzar de formar global. No os dejéis arrastrar por la arena aunque sea lo que más abunde en vuestro desierto. Suele pasar que lo más extendido no es lo correcto. Rendiros y transformaros en lo que no sois os hace perder vuestra esencia. Es más, muchos habrán conseguido su fin. Debéis ser los que marquéis vuestro camino profesional, asumiendo cuál es vuestro puesto en la organización. Solemos pensar que será la compañía la que nos marque ese camino y, en más de una ocasión, debemos ser los que dibujemos ese camino a nuestra manera.

Por lo general, la desmotivación conlleva mucha rabia y rencor que os lo coméis solos y os destruye profesionalmente. Debéis sacar eso para asumirlo y partir de cero, intentando no caer de nuevo en esa desmotivación, aunque a veces sea muy difícil. No olvidemos que los actores principales y secundarios con los que nos toca trabajar no los elegimos y nos debemos de acostumbrar a ellos, que no amoldarnos.

Así que nos toca dar ese cambio de 180 grados tras hacer una profunda reflexión interna con nosotros mismos y ver cual es el mejor camino para nosotros en ese momento. Siempre tendréis que pensar que por el primero que tenéis que mirar es por uno mismo, sino, nadie lo hará por vosotros.

Ahora os toca a vosotros. Sé que a veces es difícil hablar de estas cosas, pero si nos podemos ayudar a salir adelante… ¿no creéis que merece la pena compartir experiencias? ¿Qué os ha llevado a estar desmotivados en vuestros trabajos? ¿Cómo habéis podido revertir esa situación?