Foto propiedad Juan Martínez de SalinasSiempre aconsejo a los candidatos de actitudes a tener en cuenta en las entrevistas pero no son solo ellos los que deben llevar a cabo cambios. Asumimos que los departamentos de selección de las empresas tienen mucha carga de trabajo, sin embargo, no comunicar a los candidatos en qué estado queda su candidatura, aunque no sean los elegidos no tiene justificación. Ya he tratado este tema en otras ocasiones y hay colegas del área de recursos humanos que están de acuerdo con mis argumentos pero otros, no siempre me dan la razón. Como siempre, mezcla de opiniones. Hoy vuelvo a la carga, intentando explicar más en profundidad mi postura.

Para comenzar me gustaría que los directores de recursos humanos y sus organizaciones explicaran en detalle qué quieren decir que “lo más importante en nuestra organización, son las personas y el talento”. Si lo son… ¿Por qué no se les trata correctamente con un mínimo de respeto? Que una persona no sea seleccionada no quiere decir que no tenga talento sino que otro candidato encajaba mejor. Nunca se sabe si un candidato hoy rechazado es el idóneo en un futuro cercano. Por lo tanto, conviene tratar con respeto, educación y humanidad a las personas que participan en un proceso de selección. Y aunque las comparaciones sean odiosas, en otros países, responder al candidato se hace, aunque sea con una carta tipo.

Los profesionales de la selección olvidan lo que es estar en el lado del candidato y no olvidemos que hoy más que nunca cualquiera podemos cambiar de rol. Hay quienes usan la excusa fácil de culpar a sus organizaciones en lo que respecta a las políticas de comunicación. Sin embargo, las empresas no suelen meterse en exceso en esas cosas y depende mucho más del técnico que gestione el proceso.

Cuando uno lanza la pregunta a los departamentos de selección de por qué motivo no se comunica a todos los candidatos que participan en alguna fase del proceso en qué estado queda su candidatura, lo primero que uno suele escuchar es que no se tiene tiempo. Mi postura no es favorable en ese sentido. Todo cuesta menos de lo que parece si se está bien organizado. Todos en nuestros trabajos tenemos “horas valle” que bien se pueden dedicar a este tipo de actividades.

Yo apuesto por tácticas de fácil implantación: En las primeras fases de un proceso más masivo la comunicación a los candidatos se puede hacer por omisión, es decir, comentarles que si en 10 días o en el plazo que marquéis objetivo, no tienen noticias de vuestra compañía pueden dar por hecho de que no han pasado a la siguiente fase. Al menos el candidato ya tiene un plazo con el que trabajar.

Los candidatos suelen comentar la falta de formalidad de los departamentos de recursos humanos, que al fin y al cabo, es algo que incumbe exclusivamente, en aquellos que nos dedicamos a la selección. No debemos prometer cosas que no sabemos si podremos cumplir o ejecutar.

La famosa frase de “Tendrás noticias nuestras tanto sí como si no eres apto para la posición” suele, en el 80% de los casos, no cumplirse. El candidato quiere trabajar y es lógico que quiera tener información de los procesos en los que está participando. No olvidemos que el que quiere trabajar tendrá varios frentes abiertos.

Todos los que nos hemos dedicado a los recursos humanos hemos criticado cuando un candidato no acude a una entrevista y no avisa. Pues cuando nosotros, como profesionales hacemos cosas mal, debemos asumir las mejoras.

Personalmente, cuando he tenido que comunicar a mucha gente que no había sido seleccionada, lo he automatizado través del correo electrónico. El cuerpo del mensaje es estándar solo debéis personalizar el nombre. Es algo que aunque no nos lo creamos aprecian mucho los candidatos. Está claro que no se les puede llamar a todos pero eso no quita para no comunicarlo de alguna manera.

En algún momento, todos hemos sido candidatos en algún proceso de selección y me gustaría que os plantearais la siguiente pregunta ¿qué os parece que nos os comuniquen en qué estado ha quedado vuestra candidatura?, para después analizar vuestra reflexión sobre si esa promesa incumplida os hace tener una impresión negativa de esa organización.

Foto propiedad Juan Martínez de SalinasEn situación similar nos encontramos a aquellos candidatos que llegan a las últimas fases pero que no se les comunica por qué no pasan a la última entrevista. Siempre se suele ir a los mensajes estándar para esos candidatos  que son “había otro candidato que se ajustaba más al perfil” “Tu perfil tiene mucho potencial pero nos hemos decantado por otro candidato” y podría seguir.

En mi última época como candidato, llegué a varios procesos al final; en varios no fui seleccionado y me quejaba de que no me daban los motivos objetivos de por qué no había sido seleccionado. También me surgió la pregunta de ¿Cuántas veces has solicitado ese feedback directamente? Realmente no lo había solicitado ninguna vez. Así que en dos procesos que llegué al final lo solicité a los encargados de hacer las entrevistas y sorprendentemente accedieron. Me explicaron pequeños detalles en los que yo no había caído que me permitieron cambiar ciertos puntos y evolucionar. En estas últimas fases, ya todos los candidatos cumplís el perfil buscado y el decantarse por uno o por otro son pequeñas cosas que marcan la diferencia. Lógicamente, uno debe estar dispuesto a escuchar cosas que igual no os gustan.

Yo siempre digo que todo, con educación, se puede pedir. Si os dicen que no, lógicamente, no se puede forzar. Está claro que cuando para un puesto se pide como requisito imprescindible alto nivel de inglés y no lo tenéis, si no os llaman a la entrevista, es obvio cuál ha sido el motivo.

También como candidatos os tenéis que poner el en lugar del entrevistador y rechazar a candidatos no es agradable pese a ser parte del trabajo. A nadie nos gusta que nos digan que no.

Me gustaría que me dejaseis vuestras reflexiones y opiniones sobre estos dos temas que generan tanto debate.