El tiempo es una de las cosas más valiosas y preciadas hoy en día, porque el tiempo que desperdiciamos sin usarlo de forma adecuada, productiva y en aquello que más nos interesa, no vuelve.

Todas las personas contamos con el mismo tiempo al día, 24 horas. Ya veis. Hoy estoy descubriéndoos un nuevo mundo. Sin embargo, los resultados que obtienen las diversas personas son muy diferentes en función de cómo lo aprovechen y a que lo dediquen. Muchas personas dedican gran cantidad de tiempo a decir que van a hacer o lo que tienen que hacer pero, a la hora de la verdad, no hacen lo que deberían hacer. No olvidemos que una cosa es pensar lo que tenemos que hacer y otra muy diferente hacerlo. Por ello, menos pensar y planificar y más hacer. Por supuesto la planificación de a qué vamos a dedicar el tiempo para conseguir lo que nos proponemos es necesario pero en su justa medida.

En la actual coyuntura económica y laboral muchas personas en España se encuentran sin  trabajo y con ganas de querer trabajar.

Suele ser costumbre comenzar una acción con mucha fuerza y cuando van pasando las semanas y los meses sin obtener los resultados esperados van decayendo en el ánimo y se tira la toalla y el tiempo que dedican al final, es casi inexistente.

Cuando uno está en búsqueda activa de empleo, su trabajo es “buscar trabajo”, perdóneseme la redundancia y debe dedicarle tiempo de calidad con la flexibilidad que necesite. Es decir, se debe ser organizado, disciplinado y llevar una agenda donde se establezca de antemano a qué se va a dedicar el tiempo en esa búsqueda de forma desglosada. Ésta es global y debe aglutinar múltiples actividades que deben ir más allá de mandar nuestra candidatura a empresas y darnos de alta en un par de portales y estar al tanto de lo que “va saliendo”. La búsqueda requiere tener una mentalidad y una actitud proactiva que tenga como pilar la calidad de lo que se hace, la iniciativa de seguir haciendo cosas y el buscar otras formas de hacer las cosas tras evaluar como las hacemos.

La búsqueda de trabajo consiste, en primer lugar, en analizar nuestra situación, nuestro perfil, cómo se encuentra ese sector y el puesto al que queremos optar, anotar qué aspectos debemos mejorar para aumentar nuestras posibilidades de empleabilidad, el tiempo que podemos dedicar, como vamos a ocupar todo el tiempo libre del que ahora disponemos, es decir, establecernos nuestras nuevas rutinas y hábitos. Una vez que esto esté clarificado debemos comenzar a actualizar nuestro perfil profesional en los diversos portales en los que estemos registrados, buscar nuevos portales y herramientas especializados en nuestro sector y perfil, debemos hacer llegar el currículum actualizado (con una buena definición de lo que buscamos y sabemos hacer) a las empresas de selección por el medio más adecuado. Se debe hacer listados de empresas de nuestro interés tras analizar su situación actual y cuál es la mejor forma de contactar con ellas para presentar nuestra candidatura. Después debe de establecer un listado con nuestros contactos y conocidos y establecer la forma de contactar con ellos para hacerles saber nuestra nueva situación. La planificación es diferente y por ello deben aglutinarse los contactos por grado de relación o por otro tipo de clasificación que nos ayude a marcar las pautas correctas.

Otro apartado importante es tras analizarnos el establecer una prioridad sobre aquellas materias y competencias sobre las que tenemos que trabajar y mejorar nuestra formación al respecto para adquirir el nivel solicitado en el mercado en caso de que se estén requiriendo para los puestos a los que queremos optar. Aquí será necesario establecer qué opciones formativas tenemos, las diversas modalidades de aprendizaje, su coste, el tiempo que se debe dedicar el tiempo que podemos invertir y el importe que podemos asumir en caso de que no sea gratuita. Debemos elegir aquella que mejor se adapte a nosotros y que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos marcados y los conocimientos que nos faltan. Una vez finalizada la formación, debemos establecer un calendario de práctica para consolidar los conocimientos nuevos que nos han facilitado. El aprendizaje que no va a acompañado de práctica posterior no sirve para nada y, en poco tiempo, se pierde por falta de puesta en práctica para adquirir sus hábitos de consolidación en nuestros procesos de trabajo.

También se deberá invertir tiempo en practicar las entrevistas de trabajo y aprender a poner nuestro perfil profesional de diversas formas y contarlo de forma diferente. Por ello, debemos potenciar nuestra capacidad de saber vendernos y transmitir qué nos diferencia a nosotros y qué sabemos hacer para que seamos únicos.

No debemos olvidar seguir relacionándonos con personas y conocer a nuevas personas que puedan ayudarnos a conocer otras tácticas de búsqueda de empleo. Por ello, es muy positivo buscar trabajo en grupo y ayudarnos.

También se debe dedicar tiempo a analizar los resultados obtenidos con la planificación y los métodos usados. No es cuestión de hacer siempre lo mismo y más, si no nos da ningún resultado. A veces uno debe plantearse porque otras personas que dedican el mismo tiempo que nosotros obtienen resultados y nosotros no. O mejor dicho la clave está en preguntarse qué hacen ellos que no hagamos nosotros y quizás debamos observar.

El tiempo dedicado a la búsqueda de empleo debe ser de calidad y debemos dedicarle tiempo todos los días porque no hacemos nada con buscar trabajo un día 10 horas y después estar dos meses sin buscar trabajo.

¿Cuánto tiempo dedicáis a la búsqueda de trabajo? ¿A qué actividades dedicáis el tiempo?