Siempre insisto en que cuando se acude a una entrevista, hay que hacer una labor de investigación sobre la empresa a la que se va a acudir para conocerla mejor.
Pero… ¿nos conocemos a nosotros mismos? Todas las personas, sin dudarlo, afirmarán conocerse a si mismas a la perfección. Por supuesto, todo lo que sale de su boca sobre ellos suele ser maravilloso porque hablan de ellos mismos. Las personas, cuando nos valoramos, solemos ser benévolos y siempre buscamos excusas, con las que sentirnos a gusto y justificarnos. Es decir, que nosotros somos así y al que no le guste, que se aguante. Este tipo de planteamientos son los más fáciles que denotan egoísmo e inmadurez.
Para comenzar, os preguntaré que cuánto tiempo dedicáis a la semana a pensar y reflexionar sobre vosotros mismos y vuestros actos. Por supuesto, la respuesta a esta pregunta debe ser con sinceridad y objetividad.
Todas las personas tenemos cosas positivas y otras a mejorar porque no olvidemos que ser perfecto es imposible porque para empezar, debemos asumir que cada persona entiende una cosa distinta sobre la que significa ser “perfecto”.
Algunas personas son conscientes de que no tienen paciencia con las situaciones o las personas que les superan y, en vez de asumirlo y trabajar para mejorar su paciencia, se resignan sin más. Un buen punto de partida debe pasar por reconocer que la paciencia no es vuestro fuerte y, a partir de ahí, analizar las situaciones en las que no la tenéis y qué es lo que os hace perderla. Debéis de llegar al fondo del asunto y para ello lo mejor es ir dividiendo la situación en pequeñas partes que puedan ser analizadas para poder darles la vuelta y ser vistas desde el lado contrario. Luego tenéis que plantearos las consecuencias que os generan esa actitud y sinceramente ver si os compensa y os aporta algo positivo que os haga avanzar a buscar una solución adecuada para todas las partes involucradas en la situación.
Luego debemos asumir que es imposible cambiar las cosas de un día para otro, independientemente de hayamos dedicado tiempo a conocernos. Es decir, que los cambios requieren trabajo y práctica en el día a día para seguir avanzando un poquito de forma regular. Habrá algún día que os den ganas de tirar la toalla, sin embargo, debéis de analizar en esos momentos de donde partisteis y donde estáis ahora respecto a esa parte de vosotros mismos que queréis cambiar.
Para poder trabajar la paciencia (por seguir con el mismo ejemplo) va bien que todos los días llevéis una agenda de control en el que plasméis las situaciones que a lo largo del día os han superado en algún aspecto y cómo habéis reaccionado para después analizarlo y poder valorar y ver posibles alternativas para futuras situaciones parecidas o similares.
El autoconocimiento es fundamental para saber de dónde partimos y vital para avanzar hacia nuestras metas.
¿A que esperáis para comenzar a conoceros?
Hola Juan:
Se borró el comentario.
Decía que el ejercicio que nos proponemos es necesario, funciona y sirve, entre otras cosas, para no crearnos ni falsas expectativas ni para intentar ser lo que no somos.
Un saludo
Hola Fernando,
Gracias por participar.
Efectivamente, son ejercicios que debemos seguir haciendo para estar en la realidad y con los pies en la tierra. Si algo no nos gusta de nosotros mismos nos debemos poner manos a la obra para cambiarlo.
Saludos y buen fin de semana,
Juan