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ENTREVISTA A RAMÓN CABEZAS AUTOR DEL LIBRO WISE WORKERS

Hace tiempo que sigo la actividad de Ramón Cabezas en las redes; persona muy polifacética, erudita y cercana, me ayuda a estar al día de nuevas tendencias relacionadas con la transformación digital, el mundo empresarial, el futuro del empleo y la nueva forma de entender el mundo de los negocios.

No nos conocemos en persona, aunque me ha demostrado que es un gran profesional, humilde, dispuesto a ayudar, a pesar de su ajetreada vida profesional. Su segundo libro Wise Workers me llegó como novedad literaria de Profit Editorial. Nos une editorial, porque en 2019 publiqué mi primer libro con esta editorial, sobre la misma temática, la empleabilidad.

Desde el primer momento que le propuse la entrevista se mostró muy cercano, dándome todas las facilidades para poderle realizar esta entrevista.

Wise workers es un libro que toca de una forma muy inteligente el cambio brutal del mercado laboral a nivel global y las nuevas competencias que se necesitan para no quedarnos obsoletos. Deja claro que cada uno de nosotros somos responsables de nuestra empleabilidad, a pesar de las adversidades; siempre existen formas de salir a flote.

Espero que en 2022 pueda conocer a Ramón en persona tomándonos un café en vivo y directo.

Aquí os dejo esta interesante entrevista sobre su libro y el devenir próximo del mercado laboral. 

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RENOVARSE O MORIR

Con la crisis del 2008 me tocó reinventarme en el ámbito profesional, sufrí una reestructuración, que fue dura, lógicamente, aunque me permitió evolucionar y retarme como profesional. De esa experiencia vital aprendí que nada es para siempre. Debido a la globalización que sufre el mercado laboral, éste es cada vez más cambiante. Por ello, aprendí a estar en constante reinvención profesional, tuviese o no proyectos y/o clientes. Esta es la razón por la que siempre esté activo, buscando alternativas, proyectos y planificando para tener planes alternativos, por si lo que ahora funciona deja de hacerlo. Va bien que te respondas a la siguiente pregunta, aunque igual no ocurra nunca: ¿qué podría hacer en lo profesional si mi negocio o trabajo sufre una crisis?

Toca plantearse igualmente para subsistir qué profesiones y sectores están siendo en estos momentos más demandados por el mercado. Con esta información, podrás buscar alternativas en ese ámbito. Primero toca encontrar un proyecto o trabajo que nos permita ingresar, luego ya nos planteamos focalizarnos más en seguir luchando o buscando aquello que nos motive. No obstante, hay que tener en cuenta que, a veces, toca hacer sacrificios para llegar a donde realmente queremos o necesitamos estar.

Los estudios y conocimientos son importantes, aunque quizás han pasado a un segundo plano. Cada vez se valoran más las competencias y conocimientos técnicos, idiomáticos, digitales y transversales que cada uno tenemos. Al final, se resume en “no me digas qué conocimientos o competencias presumes tener por tus títulos sino demuéstrame qué sabes hacer o qué puedes solucionar con ellos. Tenemos que plantearnos qué necesita de una persona como nosotros la empresa a la que nos queremos dirigir para pedir una oportunidad profesional.

Esto supone abrazar la adaptación y el cambio, olvidándonos de esa falsa seguridad en la que muchas veces nos creemos vivir todos, que nos hace despertar de golpe, sin esperarlo. Muchas cosas no dependen de nosotros, aunque debemos estar preparados para nadar a contracorriente para cuando todo cambie y nos haga andar sobre lo desconocido. Ponte en marcha ya, no dudes en pedir ayuda a otros; si tú no sabes por dónde empezar, potencia tu red de personas (no solo pidas, sino que también debes estar dispuesto a dar), comprende cómo funciona la búsqueda de empleo en la actualidad), evalúa tus acciones, busca otra forma de hacer las cosas, intenta todos los días nuevas cosas y traza una estrategia flexible que te acerque a tus objetivos profesionales.

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¿QUÉ CULTURA DEL ESFUERZO TIENES?

Hace no mucho coincidí con un grupo de padres y madres que tienen a sus hijos en diferentes etapas educativas. Me han hablado familiares y amigos de los apasionantes grupos de padres y madres de la escuela del WhatsApp, que se aman u odian, aunque muchos optan por desactivar las notificaciones de ese grupo para vivir más tranquilos. Por el momento, me libro de esos emocionantes grupos. En ese debate con amigos el tema del nivel de exigencia a sus hijos y surgió la pregunta ¿Por qué motivo se les exige tanto? Manifesté mi opinión, indicando que se debe verificar de alguna forma la adquisición, compresión y aplicación de los conocimientos necesarios, aunque maticé que las pruebas memorísticas no consiguen, en muchas ocasiones, ese efecto. Se memoriza para pasar el examen y no para asimilar ese conocimiento o competencia. Al final, varias de los padres indicaron que en nuestra época no se nos exigía esa presión y esfuerzo. Protestaban de que ahora había cambiado todo mucho. Surgió en el ambiente el tema de bajar el nivel de exigencia, es decir, de ser bastante más benevolentes a la hora de evaluar.  En un momento dado, comenté que todo lo que merece la pena conlleva un esfuerzo y que se les debe enseñar a nuestros hijos e hijas desde temprano. Es verdad que quizás deban cambiar las pruebas de evaluación de adquisición de esos conocimientos, no importan tanto que se sepan de memoria esos conocimientos sino lo que son capaces de hacer, cambiar o solucionar aplicando esas sapiencias o competencias. Pero no soy partidario de exigir menos. Creo que no soluciona nada; está claro que se deben vigilar los diferentes niveles de conocimientos que existen en una misma clase para ayudar a todos y darle a cada uno el refuerzo que precisa. Si les exigimos menos, cada vez van a pretender que les pasemos todo y les solucionemos cualquier dificultad. Partamos de la base que cuanto menos haces, menos quieres hacer. Es por ello que, el nivel de exigencia no debería cambiar. Quizás la evaluación de conocimientos, sí.

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EL MERCADO LABORAL DEL FUTURO

Muchas personas que están trabajando los perfiles profesionales que tienen sus días contados por la automatización, siguen mirando a otro lado, como si no fuese con ellos. Piensan que se salvarán. Hace años que no se preocupan de seguir formándose, aprendiendo nuevas cosas, cultivando sus inquietudes y fomentando seguir siendo atractivos a las necesidades presentes del mercado laboral de su sector. Se han acomodado y se han centrado en mantener a sus familias. Hace tiempo que sus sueños profesionales quedaron tapados en su baúl mental. Muchas de estas personas dicen: “es tarde para mí”, “con mis años, ¿dónde voy?”, “ya no tengo la cabeza para aprender nada nuevo”, “ya me buscaré la vida si me veo en la calle”, “mi empresa me necesita y no me sustituirá”, “que me formé mi empresa”, “no tengo tiempo para hacer cosas nuevas” … y podría seguir. Se piensan que esto no van con ellos, cuando deberían de estar más preocupados. Esta transformación silenciosa no para y, lo malo para ellos, es que empezó ya hace años. Se debe tener confianza en uno mismo y supone tener planes alternativos por lo que pueda ocurrir.

Cada vez es más necesario especializarse en materias y áreas nuevas. Se pide cada vez más a personas especialistas en determinadas competencias técnicas, idiomáticas, emocionales, digitales, conceptuales y experienciales, que sepan desarrollar, armar y ejecutar proyectos muy específicos con autonomía y profesionalidad. Se les contrata más por los resultados que son capaces de conseguir, porque les avala su trayectoria. Son profesionales que son capaces de hacer “virguerías” con sus conocimientos, gracias a su experiencia. Por lo tanto, los profesionales de hoy en día deben actuar y adquirir experiencia, aprovechando la mínima oportunidad que tengan de demostrar su valía y consolidar su periplo en el mercado laboral real. A veces esto supone sacrificarse un poco, con esto no digo que se tenga que trabajar gratis. Es cuestión de ir progresando en el ámbito profesional, aprendiendo nuevas cosas que luego nos puedan ayudar a dar el salto. Las carreras profesionales ya no son lineales; son cada vez más caóticas, con subidas, bajadas y adaptaciones constantes, sabiendo adaptarse al auto de choque profesional que nos toca defender.

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