Todos en algún momento hemos sufrido una crisis de identidad y de confianza en nosotros mismos; nos pensamos que carecemos de talento. Las películas de superhéroes hacen mucho daño, porque asociamos el tener talento a salvar el mundo, a realizar algo muy grande, a dejar una huella en el mundo, a inventar algo único o a realizar algo inédito.

Muchos dirán que ellos no han sufrido una crisis interna de no sentirse válido o de no estar a la altura de la circunstancias. Una cosa es sufrir estas crisis de creer en nuestros talentos y otra muy diferente, contarlo abiertamente a los demás. Hay quienes ven como debilidad contar estas cosas. Al final tenemos que ser francos con nosotros mismos y con los demás. Los seres humanos somos vulnerables y no pasa nada por reconocerlo. Todos tenemos momentos flojos, de los que aunque nos hundimos de primeras, nos recuperamos desarrollando competencias más fuertes.

Cuando dudas de ti es bueno contar con la ayuda de tus personas cercanas y expresarte; no te guardes cómo te sientes porque al final te ayuda a hundirte más en el pozo.

Es importante que te recompongas con rapidez. Somos las frases que nos decimos, por lo tanto apunta aquellas frases negativas que te dices el estilo, no valgo, soy un desastre, no tengo talento, tengo lo que merezco y podría seguir. Coge esos pensamientos y reformúlalos en positivo, es decir, tengo mucho talento, valgo mucho, soy pura efectividad, consigo buenas cosas a pesar de obtener algún resultado inadecuado, etc. Seguro que puedes encontrar argumentos que te ayuden a hacer esas afirmaciones.

Luego céntrate en lo que te gusta hacer. Muchas veces los problemas llegan porque te dedicas profesionalmente a algo que no te gusta, ni te aporta, ni te llena. Tienes que apuntar cinco cosas que salieron bien en el ámbito profesional y con las que disfrutaste. Después busca patrones comunes, es decir, cosas que se repiten en esos éxitos.

Todos tenemos nuestros puntos fuertes (y flojos, claro que sí) en competencias o talento. Hay que tener claro que es imposible ser bueno en todo. Céntrate en especializarte en lo que haces bien para llegar a su máximo nivel. Una vez que identificas aquello en lo que eres bueno, tienes que analizar qué personas, grupos de interés o empleadores estarían dispuestos a pagar por eso por eso que puedes aportar. Igualmente busca respuesta a ¿qué necesidades satisface? ¿Qué problemas les resuelve?

Tienes que creer en ti y no escuchar a las personas que quieren hundirte y que no prosperes. Tienes que apoyarte en aquellos que te impulsen a ser mejor, que te animen a retarte, a ser mejor profesional, a perseguir tus sueños, que te llamen la atención cuando sea preciso y que estén contigo por encima de todo, porque conocen tu potencial y no dejarán que caigas.

Al final conseguirás lo que te propongas si no tiras la toalla. Hace años pensaba que no sería capaz de escribir un libro en solitario, que necesitaba ir de la mano con alguien. No uno, sino que conseguí escribir dos libros, el día que descubrí que era capaz de hacerlo solo, porque tenía muchas cosas que contar y sabía cómo hacerlo.

Todos tenemos talento y debemos mostrárselo al mundo. Hay que pasar a la acción y arriesgarte. Está claro que no le gustarás a todo el mundo, aunque tendrás que localizar a tu núcleo de clientes, que valoren lo que haces. Es por ello que será de vital importancia que tengas bien estudiado en qué lugares están esos clientes.

Nunca permitas que te roben tu talento; tienes que invertir tiempo para desarrollarlo, adaptarlo, ajustarlo, probarlo y mostrarlo. Esto puede llevar más tiempo del previsto. En el siglo XXI tenemos que estar en constante modelaje de nuestro talento, practicando y afinando. Estamos en el siglo del aprendizaje, tenemos que seguir descubriendo nuevas herramientas, adquiriendo nuevos conocimientos y sacar de nuestra mente otros que no nos ayudan. Esto no permite crecer y estar acostumbrados a salir de nuestra zona de confort.

Eres lo que intentas a pesar de que los resultados no acompañen en todas las ocasiones, el problema no es errar sino no aprender de ese fracaso para evitar que te vuelva a ocurrir. Lo que no se analiza hace que podamos cometer el mismo error una y otra vez. No olvides que las cosas muchas veces ocurren por algo.

No dejes de explorar nuevos talentos que te llamen la atención y que te atraigan; ese aprendizaje potencia tu evolución. Deja las puertas abiertas a nuevas competencias, profesiones y sectores que surjan.

En otras ocasiones, a pesar de tus talentos, surgirán pegas subjetivas a tu perfil que nada tienen que ver con tu talento: puede ser tu edad, tu falta de experiencia u otra cosas. Tienes que buscar argumentación para que ese impedimento a priori pase desapercibido.

Talento eres tú, no lo olvides y grábatelo a fuego en tu mente. Eso sí, tienes que estar convencido plenamente. Supérate día a día y lleva tu propio ritmo. Tienes que asumir riesgos lógicos para ir avanzando. Para desarrollar tu talento vive el presente con la experiencia del pasado y la ilusión por el futuro. Con independencia de lo que llegue, te tienes a ti mismo y a tu capacidad de superación.

Recuerda que para avanzar con tu talento tienes que esforzarte, dedicar tiempo, perseverar, no rendirte y poner en duda de forma constante lo que das por hecho. Tenemos que ponernos en prueba de forma constante.

Claro que tendrás miedo; como todos. La diferencia es conseguir controlar tus miedos para seguir desarrollando tu talento.

Ahora tendrás que responder esta pregunta… ¿En qué eres bueno?

Fuente imágenes: propiedad de Juan Martínez de Salinas