Hace unos meses podíamos decir sin dudarlo que a nivel mundial muchos millones de personas eran “analfabetos digitales”. Este hecho agranda todavía más la brecha de desigualdad entre las personas. Las competencias digitales son cada vez más necesarias, como ha quedado patente desde la implantación del estado de alarma, para poder acceder a cualquier puesto dentro del mercado laboral. Hoy en día, presentar la declaración de la renta, asistir a cursos (especialmente, en esta época de confinamiento que estamos viviendo), asistir a clase, mandar currículums a empresas… se están digitalizando, dejando la forma física y/o presencial en un segundo plano.

Empecemos por una definición, en este caso, de Wikipedia, sobre el concepto de alfabetización digital: “es la capacidad para localizar, organizar, entender, evaluar y analizar información utilizando tecnología digital”

El conseguir que la mayoría de las personas se desenvuelvan en este tipo de herramientas requiere que les enseñemos a manejar el funcionamiento de estos nuevos dispositivos (ordenadores, teléfonos móviles inteligentes y Tablet), aprendizaje de las diferentes herramientas disponibles en la red (hacer un trámite online, comprar algo por internet, subir tu CV en una plataforma online de empleo y mil cosas más). Requiere una labor de concienciación, educación y divulgación de grandes dimensiones, así como mostrar cómo estas nuevas formas de interactuar pueden ayudarles.

Si bien las nuevas generaciones, por lo general, están familiarizadas con este tipo de dispositivos, es precisamente en la población de más edad, donde encontramos más problemas. Aquí luchamos contra la resistencia al cambio. Escuchamos frases del tipo “a mi edad ya no estoy para aprender eso” “Hacer cualquier trámite a través de internet es inseguro” “es muy difícil aprender a manejar esas herramientas y aplicaciones” “Eso no tiene ninguna utilidad para mi”… Lo primero es conseguir que estas personas cambien de actitud y vean esta forma adecuada para utilizar estas herramientas aprendiendo a ser  autónomos y saberse defender en ellas. Ya existen muchos trámites y acciones cotidianas que no se pueden hacer físicamente sino solamente de forma online. Si no conseguimos que todo el mundo sepa manejarse en este entorno, agrandaremos el problema entre aquellos que no han conseguido hacerse con esas habilidades digitales. Queramos o no, el desarrollo de nuestras vidas va pasando inexorablemente a una situación donde prima lo digital.

El gran error actual es transformar muchos trámites obligatorios en solo digitales. Si toda la ciudadanía no es capaz de realizar dichas transacciones, estamos generando un problema de clases, relegando a aquellos que no son capaces de defenderse con estas herramientas y/o que no tienen acceso a estos dispositivos y/o internet.

Además, nos encontramos con un problema añadido al aprendizaje: puede que ciertas personas consigan aprender a manejar estos dispositivos y las herramientas disponibles en internet pero no dispongan de recursos económicos para poder tener un dispositivo en propiedad e incluso, un acceso a INTERNET. Está claro que la red gratuita de wifi es cada vez más extendida, aunque no siempre, en según qué localizaciones. Quizás también se debería de promocionar mucho más la posibilidad de alquilar de forma económica estos dispositivos móviles para cuando lo puedas precisar, de lo contrario, se genera una dependencia a aquellos afines que sí que disponen de estos. También está la opción de algunos servicios públicos (bibliotecas municipales) que permiten usar ordenadores e internet de forma gratuita, aunque a veces son pocos los PC disponibles y no siempre están disponibles. No obstante, las bibliotecas no enseñan a utilizar los ordenadores ni a navegar por INTERNET. No están concebidas para esto.

Si nos vamos al sector de servicios públicos de empleo de cada comunidad autónoma, no existen oficinas con aulas preparadas para dar cursos de alfabetización digital masivos a las personas que lo requieran. Sorprendentemente, no suelen tener personal formado para poder impartir estos cursos. Esto debería existir ya y concienciar a la gente para ser auto suficiente en tener esta competencia digital. Una forma de ayudar a todo desempleado debería ser formarles en este tipo de herramientas, de lo contrario, todos aquellos pertenecientes a colectivos de exclusión social, estarán cada vez más alejados del mercado laboral. Aunque nos pueda parecer imposible, aún existen muchas personas que no disponen de una cuenta de correo electrónico.

No se logrará que se defiendan en el mundo digital si les enseñamos a manejar estos dispositivos sin explicarles de forma clara y comprensible la utilidad que tiene en la vida de esas personas el saber manejar un ordenador y saber navegar por internet. Debemos de ser claros a la hora que cada persona comprenda y vea claro qué acciones de su vida diaria mejoran sabiendo manejar un ordenador e internet. Por ejemplo, un beneficio claro de cualquier ciudadano es no hacer filas para muchas cosas, (sobretodo, ahora en esta época de estado de alarma donde las filas parece que han venido para quedarse), hacer la compra, una gestión en un banco, mandar un CV a una empresa, solicitar el subsidio o la prestación de desempleo, preinscribirte en un curso y otras muchas acciones.

Habrá quién seguirá temiendo sobre la seguridad. Debemos explicarles que la mayoría de estos trámites en línea son 100% seguros con unas precauciones necesarias que también habrá que dejar claras.

Solo con práctica conseguiremos que las personas consoliden estos conocimientos. Una vez cogido el “tranquillo”, uno se da cuenta que se ahorra mucho tiempo.

El aprendizaje en el manejo y la comprensión de la utilidad se quedan cojas, si no conseguimos que esas personas sepan crear contenidos digitales sencillos del tipo crearse una cuenta en Facebook, una cuenta de correo electrónico, hacerse un CV online en cualquier portal de empleo, apuntarse en un curso gratuito de su interés, hacer un curso gratuito a través de la red. Claro que existe la posibilidad de crear contenidos digitales más complejos. Debemos de ver en qué nivel tiene desarrollada cada persona su competencia digital.

Creo que debía ser una “obligación” de los servicio de empleo el identificar estos analfabetos digitales para ayudarles a conseguir las habilidades pertinentes que les permitan acceder a ofertas o simplemente, permitirles ser autónomos en muchas acciones de su vida que precisan saber manejar estos dispositivos e internet.

Nuestros gobernantes se jactan de las cifras del paro cuando se reducen, pero quizás podrían ser mejores si se pusieran en marcha ciertos programas de acceso a la digitalización que hoy por hoy, no se imparten. Tanto los servicios de empleo como las entidades colaboradoras que gestionan programas para personas desempleadas, deberían de forma obligatoria, formar a las personas analfabetas digitales para que no se queden aisladas del mundo que avanza en un ámbito al que no tienen acceso por desconocimiento.

Igualmente las personas tienen que querer aprender y tener la actitud adecuada para ello. Muchas veces pretenden que otros les hagan los trámites necesarios para su mejora profesional a través de la red. Esto es un parche debido a que no les hace ser auto suficientes. Tenemos que formar a estas personas en cultura digital.

En el siglo XXI en España aún existen más personas de las deseables sin tener desarrollada su competencia digital, pero aún estamos a tiempo de solventar este tema.

Me gustaría que me dejaseis vuestras opiniones sobre la alfabetización digital.

Fuente imágenes: propiedad de Juan Martínez de Salinas