Es habitual encontrarse con personas que dicen sufrir todos los males y están convencidos de que todo (lo malo) les ocurre a ellos. Suelen argumentar que existe un complot conspiratorio mundial contra ellos. Por supuesto, que determinadas situaciones y circunstancias vitales que nos ocurren hacen que todo se ponga patas arriba. Aunque soy de la opinión que la preparación es fundamental para tener éxito, en este ámbito, debemos preocuparnos por las cosas cuando ocurran y no antes de tiempo.

Hoy hablaré de la actitud. Se trata de algo que debe poner cada persona para que las cosas salgan y fluyan de forma adecuada. Si estás estancado ante determinadas situaciones que no sabes afrontarlas o cambiarlas quizás la clave sea cambiar tu actitud. Ésta está directamente relacionada con el estado de ánimo que tengamos en cada momento. No obstante, para tener un estado de ánimo adecuado, tenemos que luchar por lograr tener esa positividad, alegría y optimismo a pesar de los malos momentos. No debemos olvidar que, al final, todo pasa y todo llega.

Me considero una persona optimista y alegre, aunque he sufrido mis épocas de negatividad, como todo el mundo. Alguien cercano a mí me dijo ya hace tiempo que “el modo gruñón” lo debemos dejar aparcado y buscar siempre formas de no mostrarlo pero combatirlo. Es verdad que a veces se nos cae el cielo y parece que no hay salida, pero no puede ser todo malo, negativo y desastroso en vuestras vidas. Esto a veces se debe a una actitud inadecuada. La mala actitud es como una rueda pinchada. No puedes avanzar si no la cambias. Al final hacemos crecer la actitud negativa porque no solo la alimentamos, sino que la cebamos. Algunas personas residen en la actitud negativa y pesimista.

Vamos a poner varios ejemplos para que se entienda. Imaginemos que Pedro esta desmotivado y descontento con su trabajo actual. También tenemos a Pilar que lleva 15 años casada y la monotonía se ha instalado en la misma, cada vez se siente más alejada de su pareja y ve que las cosas no fluyen. Por otro lado, tenemos a Rocío que está intentando lanzar su proyecto emprendedor, lleva 2 años intentándolo y no acaba de arrancar. Pedro, Pilar y Rocío no paran de quejarse de su situación. Sus frases más habituales son “todo me sale mal” “Tú no sabes lo que paso todos los días” “Esa solución que planteas no me sirve” “Lo he intentado todo” y podríamos seguir. Es probable que todos ellos tengan miles de razones para quejarse de esa situación que les incomoda. Lo único es que la queja, la negatividad, el victimismo, la agresividad y la frustración no solucionan nada. Es más, al final acrecientan el problema. Se meten más en su tornado interno que les hace alejarse de la realidad. Si estás descontento y frustrado en tu trabajo, si tu relación de pareja hace años que no funciona o si tu proyecto emprendedor no marcha, con protestar y quejarte, no cambiarás nada. La clave es responder a las siguientes cuestiones: ¿qué acciones acometes para cambiar esa situación? ¿Qué has intentado de otra forma para obtener ese cambio deseado? ¿Qué comunicación has tenido con las personas involucradas en el problema o en la posible solución? ¿Cuál es tu actitud de cara a buscarle una situación?

Si solamente te quejas y todo es malo con respecto a esa situación, quizás debas de cambiar el chip actitudinal. Si estás frustrado en tu trabajo: ponte a hacer cosas que te ayuden a encontrar otro; si tu relación no funciona, reflexiona si quieres luchar por salvarla o si lo mejor es dejarla; si tu proyecto emprendedor no encaja, estudia si tu producto o servicio es necesario para algún público objetivo. Tener buena actitud consiste en intentar cosas de formas diferentes de aquello que hayas hecho hasta entonces. Si hasta ahora solo te has quejado, empieza por dejar de quejarte y pasar a la acción. Lógicamente, también va bien que te digas cosas diferentes y valores otras perspectivas diferentes a las tuyas.

Para cambiar la actitud también va bien que pienses las cosas positivas de tu trabajo, de tu relación, de tu idea emprendedora o de lo que te preocupe. Todo tiene su lado positivo. Determinadas cosas no se pueden cambiar, en eso estamos de acuerdo. Lo que sí se puede cambiar es la forma en que afrontamos esa situación y sus circunstancias. Muchas veces llevamos nuestra actitud inadecuada hasta extremos insostenibles.

Todos pasamos por malas épocas en las que si no cambiamos la actitud nos enfocamos en el problema olvidando centrarnos en buscarle una solución. Si algo no te gusta lucha por cambiarlo. Lo peor que podemos hacer ante algo que nos carcome por dentro es dejar que esa situación siga igual. Siempre digo que lo que se estanca va a empeorar seguro. Las situaciones, por si solas, no cambian si no hacemos nada para que cambien.

Deja de decir lo que ya sabes hace tiempo y céntrate en buscar una solución que este en tus manos. Esto es un proceso progresivo que conlleva que asumas que depende de ti y que te observes con tranquilidad. Al final, lo más importante eres tú. Si tú no estás bien todo, lo que te rodea te verá desde ese malestar subjetivo. Va bien que te centres en averiguar quién eres y qué necesitas. Ante una actitud pesimista, rodéate de personas alegres, divertidas (incluso alocadas), pero recuerda que también tendrás que poner de tu parte para que no huyan. Cuando todo lo ves malo, date un respiro haciendo otras cosas que te distraigan. También va bien limitar el tiempo de hablar sobre un tema. Debes analizar qué compañías son las que más frecuentas y cómo influyen en tu actitud. Al final, si las personas con las que más te relacionas son negativas, te pegarán su estado de ser y  acrecentarán tu negatividad. Es por ello que si te juntas con gente alegre y positiva, seguro que algo se te queda.

Para transformar tu actitud lo más importante es querer hacerlo y comenzar a hacerlo cuanto antes. Si no pones de tu parte, tu actitud inadecuada seguirá creciendo y tu situación empeorará. Al final, te meterás en terrenos peligrosos. No todo es malo, debes centrarte en lo positivo y analizar aquellos puntos negativos si realmente lo son tal cual los percibes tú. Debemos aprovechar el tiempo al máximo. Esto supone centrarse en lo importante y en lo que merece la pena. Alargar las situaciones que nos ahogan no solucionan nada.

¿Cómo has luchado contra tu mala actitud?

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