La comunicación siempre es un tema que da de sí para debatir, reflexionar y aportar diferentes puntos de vista.

Con la implementación de las nuevas tecnologías y los nuevos canales de comunicación queremos respuesta inmediata y tenemos que asumir que esto es imposible.

Los nuevos canales de comunicación inmediata tipo WhatsApp hacen mucho daño. En estos nuevos canales, puedes incluso saber si la otra persona ha recibido y leído el mensaje, aunque esto también se puede desactivar. Vivimos en el siglo de la inmediatez y queremos una respuesta para ya; casi antes de mandar un mensaje ya estamos esperando respuesta. No sería la primera vez que alguien me manda algo por email y al minuto ya tengo un WhatsApp de esa persona diciéndome que me ha mandado un correo electrónico y que espera respuesta. Madre mía que estrés genera eso.

Otras redes sociales y/o profesionales tipo Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram permiten mandarte mensajes con tus contactos y saber si lo han leído o no. Y hay quienes, si no reciben respuesta inmediata, mandan el mismo mensaje por todos los medios. No por mandarlo por más sitios te van a contestar antes.  Recomiendo, como siempre, la preparación. No todo el mundo funciona del mismo modo, por lo que será conveniente identificar cuál de esos canales es el que más utiliza la persona a la que te diriges. A veces mandamos a otra persona un mensaje por uno de esos nuevos canales en los que tiene perfil, aunque casi no lo utiliza.

Todos nos hemos dejado llevar en algún momento por esta hiperconectividad excesiva. Debemos relativizar el tema. A cada cosa se le debe dar su prioridad. Puede ser muy importante para ti recibir respuesta a tu mensaje, aunque lo otra persona tiene, su vida, su organización y sus plazos. No olvides que, además, igual de importante es la respuesta que esperas como la contestación que otros te piden.  

Tengamos claro que estos canales de comunicación son para eso… para participar, responder y conversar. Digo esto porque muchas personas cuelgan cosas para debatir en todos estos nuevos medios de comunicación y luego no responden a las personas que participan. Date tus plazos lógicos, pero no olvides que debes responder. Si no tienes tiempo para hacerlo quizás debas replantearte tu estrategia de canales de comunicación en los que tener presencia. Siempre digo que es mejor estar en dos de forma adecuada que en cinco sin prestarles atención.

He tenido experiencia con conocidos que se “enfadan” porque estoy en línea en alguno de estos canales y no les respondo de forma inmediata. Y no soy yo de los que no me gusta contestar, pero hay que tener en cuenta que igual en ese momento no puedo hacerlo, pero está claro que, en el momento en el que pueda, lo hago. Tengo que reconocer que también me he dejado llevar en algún momento por el modo colérico de “quiero una respuesta ya”, pero afortunadamente, son las menos veces. Muchas de las cosas que decimos por esos canales tienen importancia relativa.

Luego tenemos que saber qué canal elegimos para decir que cosas. De forma habitual se suelen crear malentendidos por WhatsApp, Twitter, Facebook, LinkedIn o el resto de canales. A veces vamos rápido y usamos la función de dictado o el famoso corrector de texto y con las prisas no olvidamos revisar, mandando un mensaje que ha sido modificado o se puede leer con otra lectura, dependiendo, también, del receptor. Por ejemplo, WhatsApp debería ser para mensajes cortos y no para un texto que ocupa “un folio de Word” o más; si mandas por este medio este tipo de mensajes, al final, las personas leen en vertical y se quedan mal con el mensaje.

Algunas conversaciones no son para estos canales y se deben hablar en persona. No sería la primera vez que alguien te increpa algo por WhatsApp y después le llamas para aclarar las cosas y no quiere responderte. Seamos adultos y demostremos que nos sabemos comportar como tal. También es cierto que en ocasiones es mejor que se te baje el cabreo y hables desde la serenidad.

Todos vamos con prisas infinitas y leemos las cosas cuando tenemos “medio” tiempo para dedicar a estas labores. Leemos estos mensajes a la vez que estas acabando de preparar la comida, de acabar el informe o a la vez que estás hablando por teléfono con tu prima. Debemos esperar a estar en un momento más tranquilo en el que poder leer las cosas y actuar en consecuencia con lo que se necesite.

Con las prisas y las lecturas rápidas, solemos volver a preguntar cosas que nos han mandado ya. Sugiero leer primero los pasados mensajes para evitar hacer el ridículo. No leer las cosas bien genera malinterpretaciones. Suele ser algo recurrente, sobre todo con fechas y horas, que se confunden por la infinidad de mensajes que nos mandamos. Al final, sabes que has quedado, la duda es cuándo y dónde.

Son odiosos esos grupos de WhatsApp en los que se mete a todo el mundo, parece una macro fiesta. Se crea para un tema específico y se empiezan a mandar mensajes de todo tipo. Al final, para vivir en calma, lo mejor silenciarlos.

Me gustaría saber vuestra forma de organizaros para atender estos mensajes, es decir, vuestro protocolo de actuación. Espero que me no recurráis a una respuesta fácil como “voy sobre la marcha, porque esto es caos total”. Personalmente, respondo a todos los mensajes de estos canales e igualmente espero respuesta. Me marco un plazo máximo de una semana para responder. Para los mensajes que mando doy un plazo para recibir respuesta entre 7 y 15 días. También os diré que respondo solamente a los mensajes que vienen personalizados; esos que te mandan a ti y a 50 personas más, hace tiempo que ya no los respondo. Para mí, se trata de spam.

La organización es clave. Como ya he dicho antes, hay quien manda un mensaje y espera la respuesta a un plazo inmediato. Normalmente, se trata de situaciones que no han sido planificadas correctamente. Es habitual que se organizasen esas tareas de mandar dichos mensajes con días de antelación, pero se suelen dejar a última hora, generando la premura de respuesta, que no es sana ni para un lado ni para el otro. Las respuestas que exigen celeridad, tampoco suelen ser las mejores. No esperemos al último día para mandar el mensaje.

Debemos generar nuestros hábitos para responder los mensajes que recibimos, algo que nos ayuda a llevar un orden. A veces, exigimos a los demás lo que no hacemos nosotros. No responder a los mensajes que otras personas te mandan es una falta de educación. Por lógica, si mandas un mensaje en agosto, asume que es el mes de vacaciones por excelencia y que en esas fechas debemos ser más pacientes. Quizás un poco de preparación nos hubiera llevado a hacer la misma pregunta antes de terminar julio.

A mí me funciona muy bien reservarme huecos libres en la semana para responder este tipo de mensajes, que previamente he clasificado por prioridades para mí y para la persona que me lo hace llegar.

No hay que olvidar que estos canales son unos ladrones de tiempo si no sabemos poner en foco en lo que estamos. Nos despistamos con el simple paso de una mosca.

Como en todas partes, está la gente positiva, pero nos encontramos también la gente negativa. Los “ofendidos”, que todo les molesta. Odian a los que ponen desconexión y después cuelgan fotos suyas de su destino vacacional. Que más os da, cada uno que haga lo que quiera, independientemente de que no os encaje en vuestra forma de comportaros. Y si os “ofende” aquello que hacen los otros, lo tenéis fácil. Simplemente, podéis borrar sus perfiles o dejar de seguirles.

También os digo que debemos aprender a qué comunicar por estos canales, muchas veces el 80% de lo que recibimos son chorradas, spam y ladrones de tiempo. Lo que sí que es una locura es esas personas que a la vez que conducen miran sus dispositivos móviles.

Tenemos que ser comedidos a la hora de mandar mensajes, aunque también debemos ser agradecidos con lo que los demás nos mandan. A algunas personas les molesta que les manden fotos de sus vacaciones. A todos nos llega la época de descanso.

Todo lo arriba expuesto… ¿son cosas que haces tú? ¿Estás de acuerdo con las propuestas?

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