Hoy comienzo con el eterno debate sobre si el jefe nace o se hace. Os doy mi opinión personal: uno puedo estar más o menos predispuesto a dirigir personas, pero no sirve de nada si no pasa a la acción, dando ejemplo e intentando mejorar cada día. Por lo tanto, un jefe se hace día a día, asumiendo que debe mejorar, siendo humilde, coherente, transparente, intentando sacar lo mejor de sus personas, siendo justo, enseñando, acompañando y felicitando a su equipo cuando sea precisó.

Todos podemos ser jefes mañana porque está “chupado” o eso nos decimos en más de una ocasión; desde la barrera los toros se ven muy bien. Es fácil ser jefe de palabra cuando uno no tiene la responsabilidad.

Aún falta mucho para Navidad, aunque vamos a ser previsores y os pido que elaboréis vuestra carta a los reyes magos profesionales respondiendo a la siguiente pregunta ¿Cuál es vuestra/o jefa/e ideal? ¿Qué competencias debe tener? Podéis comenzar por analizar cuál ha sido vuestro mejor jefe y cuál el peor; piensa qué era lo que te gustaba y lo que detestabas de su comportamiento, acciones y forma de comportarse. Incluso de los malos jefes aprendemos lo que no se debe hacer. Lo único es que cuando llegamos a puestos de responsabilidad, solemos tender a copiar las malas conductas en vez de las buenas. Por supuesto, debemos centrarnos en su rol y no en su persona; tenemos que saber diferenciar.

Personalmente creo que uno de los grandes problemas reside en que muchas organizaciones no disponen de programas formativos personalizados para ayudar a las personas promocionadas o elegidas para puestos de responsabilidad en los que se requiere gestionar equipos de personas. Puedes preguntar a personas de tu entorno y confianza que gestionen equipos sobre qué formación recibieron para adecuarse a su nuevo puesto. También puedes preguntar si existe un protocolo homogéneo de los líderes dentro de su organización, qué competencias le faltan para ser un buen jefe, qué ayuda recibe de su empresa para mejorar como líder. Muchas veces, las respuestas a esto serán generalidades y banalidades, quedando al descubierto que se tuvieron que buscar la vida, aprender sobre la marcha, disimular sus carencias o marcando distancias para mostrar seguridad.

El equipo directivo de una organización muestra el tipo de organización que quiere ser, al permitir o tolerar determinados comportamientos de los mandos intermedios que gestionan equipos de personas. Ante todo, se debe exigir respeto por las personas que forman parte de tu equipo de personas. Hay algunos “neojefes” que se apoyan en algún libro de consulta para aprender a ser jefe. No está mal buscar ayuda fuera, pero tenemos que tener claro que la teoría debe ir acompañada de práctica y adecuación a la situación de cada empresa.

Para mí la/el jefa/e debe ser, antes que nada, buena persona intentando ser mejor cada día. Nadie somos perfectos, aunque sí sabemos perfectamente qué está bien y qué no; otra cosa muy distinta es que lo hagamos. También asumamos que todos cometemos errores, la claves el asumirlos e intentar solucionarlos.

Después un buen responsable debe saber reconocer a los demás lo que hacen bien sin tapujos y problemas. Igualmente, unido a esto, debería felicitarse habitualmente el esfuerzo que hacen los colaboradores, por su trabajo, por su involucración y por su compromiso. Muchos jefes dan por hecho que su equipo lo sabe, sin necesidad de que se lo digan. Sin embargo, ¿Cuántas veces has felicitado de palabra a las personas de tu equipo? ¿Qué les has dicho en esa felicitación? No demos las cosas por hechas y hagámoslas. Es muy triste que a una persona la feliciten por el trabajo que realiza en su empresa fuera de ella y no por nadie de su organización. Muchas veces las personas necesitan escuchar de sus jefes lo que hacen bien, recibir una palmadita en la espalda y saber que su esfuerzo es reconocido ante los demás. Cuesta tan poco el dialogar con tus personas diciéndoles aquello que hacen bien. Por supuesto, que un responsable también debe saber comunicar a sus personas aquello que deben mejorar, aunque hacerlo de una forma constructiva, ayudándoles a evolucionar y mejorar. Algunos responsables se centran en lo malo buscando al culpable y abroncando sin piedad. No olvidemos que una persona puede dejar a un lado las barbaridades que le dijiste; lo que no olvidará nunca es cómo le hiciste sentir.

El jefe ideal debe fomentar, potenciar y facilitar el trabajo en equipo. Esto comienza porque los problemas que tenga una persona de tu equipo son de todo el equipo y no solo de él. Muchas veces se piensa que trabajar en equipo es estar rodeado de personas donde cada una va a lo suyo. El trabajo en equipo supone ayudarse unos a otros, fomentar que las diferentes tareas sepan realizarlas otras personas del equipo para evitar tareas unipersonales. Trabajar en equipo supone asumir que tenemos que adaptarnos a los demás, estar dispuestos a aprender de otros, reconocer que no sabemos todo y que muchas veces no tendremos razón. El responsable tiene que dar ejemplo trabajando con sus personas por intentar sacar lo mejor de su equipo en beneficio de todos.

Además, debe ser una persona empática que sepa ponerse en el lugar de sus personas, independientemente de que esté de acuerdo o no con ellas. Para entender a nuestras personas debemos ver los temas desde su prisma. Es algo que echo en falta en muchos jefes. Para entender a los demás tenemos que entender su punto de vista. Muy unido a esto está la capacidad de escucha, un responsable debe escuchar mucho a sus personas para saber cómo están, qué les preocupa, qué problemas profesionales y personales tienen, cómo les pueden ayudar, cuáles son sus aspiraciones y demás cuestiones. La mayoría de responsables aseveran que escuchan a sus personas, sin embargo, ¿Cuántas veces les habéis preguntado cómo están? ¿Qué les preocupa? ¿Qué futuro profesional desean en esa organización? ¿Qué problemas tienen en el equipo? ¿Qué esperan de ti? Y otras muchas cosas. En más de una ocasión un jefe asume que si sus personas tienen un problema ya saben dónde está su despacho. Hay que acercarse a ellos porque de lo contrario, se establece una “frontera a cruzar”. De lo contrario, es muy posible que la única vez que acudan a su despacho sea para decirles que se van.

Otra cualidad muy importante es la confianza en tus personas. La confianza no se pide, sino que se gana con el ejemplo, las acciones, la cercanía, la profesionalidad y la honestidad. No podemos negar que para que los demás te den confianza la otra parte también debe darla. Hay que hacerlo de forma dosificada. No nos fiemos de la opinión que los demás nos den de otras personas que no conocéis. Esas recomendaciones las podéis tener en cuenta, sin embargo, formaros vuestra propia opinión en función de tu trato con esa persona. El que otras personas te fallasen no significa que todas las personas lo vayan a hacer.

Para mí un buen jefe debe saber delegar y repartir la carga de trabajo. Algunos responsables cargan a las personas de sus equipos más competentes y a los más “especiales” los dejan estar. No puede ser que algunas personas estén ociosas y otras con más trabajo del que pueden acometer, porque encima al final ambas personas cobran lo mismo. La delegación es sintomática de confianza en tus personas para permitirles aprender otras cosas, para darles autonomía y responsabilidad adecuada a su rol. Algunos jefes pretenden que las decisiones peliagudas las tomen sus personas y no ellas. Cada uno debemos saber que nos compete decidir. Algunos responsables son verdaderos cuellos de botella porque no toman decisiones y eso es algo nefasto y caótico. Tampoco es válido que un responsable ponga todo el peso da las decisiones estratégicas en su equipo. Cada uno tiene el rol que tiene y aunque los integrantes funcionen de forma más o menos autónoma, siempre tendrán que seguir ciertas directrices marcadas por su superior.

La humildad es importante: Hay que erradicar el pensamiento de creerse mejor que el resto del equipo de personas. Será necesario saber reconocer que no se sabe todo, que no siempre se tiene razón y que se tiene mucho que aprender del equipo. Ser humilde no significa debilidad. Me ha costado encontrar a responsables que sepan reconocer sus errores con humildad y que pidan disculpas por sus meteduras de pata. Cada vez tengo más claro que el que no hace nada nunca se equivoca. Muy unido a esto está el ser generoso y no pensar en uno mismo, un buen jefe debe rodearse de los mejores profesionales, es decir, buscar a personas que tengan mucho que aportar y que sepan más que él en muchos aspectos. Rodearte de personas que te digan lo que quieres escuchar hacer perder competitividad a la empresa y al equipo.

Un buen jefe deber ganarse su autoridad sin imponer. Esto supone escuchar las opiniones de sus personas y tomar las decisiones más adecuadas para el equipo y la organización. Un jefe a veces tiene que decir cosas a sus personas que igual no les gusta escuchar. Lo único se debe hacer siempre con calma, respeto, educación y de forma constructiva. Se deben evitar frases del tipo “aquí se hace lo que yo diga” “No te pago por pensar” y otras que consiguen hundir a las personas.

El Responsable debe ser el apoyo del departamento. Todos trabajamos por un bien común, pero a veces hay quien no ven más allá de su ombligo, generando problemas, retraso y frustraciones. El responsable debe ser la voz y mano ejecutora que ayude a resolver los problemas de su equipo.

Y ante todo, un buen jefe debe tener una visión global para ver todos los puntos de vista de una misma cuestión. Debería saber hacer la gran mayoría de las acciones que hace su equipo para entender los problemas que pueden ir surgiendo. Algunos responsables son muy parciales y se enrocan en su visión.

Por último, un buen jefe tiene que saber comunicar las cosas en el momento, la forma, el canal más adecuado y a las personas interesadas. A veces debe saber callar determinadas cosas y ser discreto. Lo que no se puede permitir es que algunos responsables no comuniquen las cosas por tener más cota de poder. Si no comunicas las cosas, al final se fomentan los rumores, que desembocan en un mal ambiente.

Un jefe tiene muchos puntos que desarrollar para ser el responsable que necesita una empresa. No siempre es fácil y de forma innata no se tienen todas las habilidades. Hay que desarrollarlas, muchas veces equivocándose, pero es todo un aprendizaje. Para que un responsable cambie, debe ser consciente de qué aspectos tiene que mejorar y querer cambiarlos, por su bien y por el de los demás. Muchas personas tienen miedo de comentar a sus jefes como se sienten respecto a su gestión, por el miedo a represalias.

No he tocado todos los puntos, porque el post sería larguísimo, pero sí que os dejo a continuación la posibilidad de añadir algún punto adicional o rebatirme, si no estáis de acuerdo con algún punto. ¿Qué aspectos debe tener para vosotros un buen responsable? 

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