Tras leerme el libro Diario de un Milennial de David Tomas, muy recomendable y útil, me hizo reflexionar. Nos acerca la historia del joven Mateo que se enfrenta a la realidad del mercado laboral. Nos cuenta sus andaduras en una prestigiosa revista económica. Es muy revelador ver su visión, por lo que hoy voy a hablar de “los Milennials”.Mateo representa a un montón de personas jóvenes que pertenecen a la generación milennial. Son los nacidos entre el año 1981 y el año 1999. Lógicamente tienen sus cosas buenas y otras a mejorar, como todas las generaciones de personas. En mi experiencia directa con ellos tengo que decir que son personas muy preparadas, tienen claro lo que no quieren, no dudan en marcharse si algo no les encaja; persiguen sus sueños profesionales, saben manejar las nuevas tecnologías y su vida personal y profesional va unida.

Estos jóvenes son hijos de una generación que nos hemos criado en la mentalidad de cuidar el trabajo y buscar una estabilidad, a pesar de que nuestros sueños quedasen olvidados al ir avanzando nuestra vida profesional para garantizar nuestra vida personal. Es por ello, que les han querido dar a sus hijos todo lo que ellos no han tenido y quieren que lleguen al máximo de su desarrollo profesional.

Las personas pertenecientes a la generación milennial se consideran muy preparados para comerse el mundo, con gran preparación académica, pero quizás faltos de una experiencia laboral y de vida. Ciertamente el acceso a los estudios superiores es mucho más accesible que hace décadas. En la actualidad la mayoría de jóvenes tiene un grado y algún postrado o master. Lo único es que los estudios por si solos no son garantía de obtener un trabajo. Toca demostrar lo que uno es capaz de hacer con esos conocimientos y competencias.

Son personas que están acostumbradas a conseguir todo de forma inmediata, en todas las facetas de su vida personal y profesional. Cuando irrumpen en la realidad laboral, se dan de bruces con otras realidades a las que nos están acostumbrados. Claro que existen líderes con esos nuevos enfoques de liderazgo integrador, acogedor y facilitador, aunque aún quedan muchos jefes de antaño, que imponen su criterio y lapidan la energía e ideas de sus colaboradores. Si estos jóvenes se encuentran con este tipo de jefes, el choque es brutal. Cada generación tiene y puede aprender muchas cosas de personas pertenecientes a otras generaciones.

Una cosa muy positiva de la generación milennial es que, si algo no les gusta, encaja o llena, no dudan en marcharse para intentar otras opciones profesionales. Asumen que existan empresas muy jerárquicas y poco flexibles, aunque tienen claro que no es su lugar. Un joven de esta generación, a la mínima en que vea que su desarrollo no va por donde quiere, se marchará, a pesar de no tener otro proyecto o trabajo en cartera. Esto está muy bien porque las generaciones anteriores nos hemos aferrado a esos trabajos de por vida, a trabajos que nos tienen presos y desmotivados. Y la realidad pasa porque esa situación va desapareciendo. Tenemos que aprender que todo es posible con trabajo, motivación y energía.

Un aspecto a mejorar de la generación milennial es que quieren la máxima atención al comenzar en una empresa. Quieren ser el centro de atención y que todo el mundo les haga caso. Claro que son importantes, sin embargo, tienen que saber adaptarse a trabajar con personas pertenecientes a otras generaciones. Tienen que asumir que no todas sus ideas, conocimientos y proyectos tengan la aceptación o la viabilidad de sus responsables o empresas. La empresa debe darles asistencia y ayuda, por supuesto, aunque también deben saber avanzar con autonomía, sin buscar la aprobación de toda su empresa. Es bueno que estén seguros de sí mismos, aunque tienen que saber apreciar el talento de otras personas que ya estaban en las organizaciones. Tienen que aprender a observar otras realidades.

Suelen estar acostumbrados a manejarse bien con las nuevas tecnologías. Se han criado con nuevas plataformas de comunicación. Están acostumbrados al uso habitual de las redes sociales. Son muy activos y buscan el refuerzo de su entorno. Quieren o necesitan “likes” en lo que hacen o publican, lo que hace que también lo esperen en la realidad no virtual. El WhatsApp es vital para ellos de cara a comunicarse. Su dispositivo móvil forma parte de ellos. Esto es muy positivo porque conocen la nueva comunicación digital y saben utilizar herramientas que facilitan mucho el desempeño de nuestro trabajo.

Lo único es que esta nueva forma de comunicarse también tiene alguna mejora. Las personas de la generación milennial trasladan esta forma de comunicarse al mundo de la empresa. Piensan que la principal comunicación es la virtual. Algunas cosas no se pueden comunicar por estos dispositivos fríos, sino que se debe potenciar la comunicación de tú a tú. Es habitual que estas personas, a la vez que les hablas, estén mirando su móvil. Les cuesta la comunicación directa con otras personas. Tienen que aplicar la forma adecuada de comunicación para cada momento. A veces para conseguir un cliente o una respuesta a una necesidad, debes hacer algo más que mandar un mensaje o un correo electrónico. Quizás tengas que insistir por otros medios. No se puede comunicar 2 horas antes de una cita con alguien que no podrás acudir y hacerlo por WhatsApp. Ni que decir tiene comunicar cosas de trabajo por estos medios, algunos temas de trabajo se deben abordar en persona.

La vida ha sido dura para las personas pertenecientes a otras generaciones, les ha costado mucho conseguir su desarrollo profesional. Cuando uno planifica algo a pesar de tener todo controlado siempre surgen cosas no previstas. Las dificultades nos deben ayudar a que crezcamos y busquemos soluciones. A veces, las personas de la generación milennial se quedan noqueados porque no están acostumbrados a las pegas o problemas.

Otro aspecto positivo de la generación milennial es que su vida personal y profesional es una. Coincido en que van más unidas de lo que nos parece. Si uno no está bien en su vida personal, influye e intercede, queramos o no, en su vida profesional y viceversa. Esto hace que necesiten mayor libertad y flexibilidad a la hora de desempeñar su trabajo. No tienen problema en poder trabajar un día a las 19 de la tarde, aunque igual quieren un rato por la mañana para ir al gimnasio o atender un proyecto personal. Esto está muy bien, aunque por desgracia no es algo mayoritario en las empresas de España de cara a dar esa libertad y flexibilidad. Aún tenemos horarios y jornadas muy rígidas.Este es tu horario y punto”, se tenga o no trabajo. Esta ruptura entre el funcionamiento de las organizaciones y esta nueva generación, hace que las empresas pierdan muchas personas con talento. Debe existir una adaptación por ambas partes y primar lo que uno consigue, hace o desarrolla más que el buscar un presencialismo rancio de tiempos pasados.

No conciben que les paguen o contraten para decirles lo que tienen que hacer; quieren libertad para desarrollar lo que saben hacer. No llevan bien ese control férreo y esa jerarquía piramidal de otras épocas. Constantemente buscan nuevas experiencias profesionales. Es difícil conseguir tenerlos satisfechos en lo profesional, sobre todo si no se les permite probar proyectos y experiencia nuevas. No obstante, también tienen asumido que su carrera profesional será diversa. Aunque luego te sorprende que, en encuestas sobre su futuro profesional, una mayoría de ellos aspire a ser funcionario, que no suele ser el lugar más adecuado para sus necesidades, ganas y potencial.

Tienen mucho que aportar al mercado laboral, al tener una forma de pensar que les permite tener muy buenas ideas y quieren tener espacio para desarrollarlas. No pueden olvidar estar abiertos a otras opiniones y opciones de personas que llevan mucho más que ellos en la realidad laboral. Tienen bastante que aprender de las personas pertenecientes a la generación X. Tienen que saber tener paciencia, a veces las cosas cuestan mucho más de lo que les gustaría y si dependen de otros, no todo puede ser inmediato. Igualmente, las personas que pertenecemos a la generación X tenemos muchas cosas que aprender de ellos. Es bueno recuperar nuestros sueños y no conformarnos con desarrollos profesionales que no nos gustan o llenan.

Cada generación tenemos unos valores diferentes y debemos saber adaptarnos a los valores los otros. Aunque tengo que decir que determinados hábitos no me gustan, se están perdiendo valores intocables como la educación básica en situaciones cotidianas (ceder el asiento, esperar a que bajen las personas antes de subir, dar las gracias, saludar, etc.). No podemos permitir que la tecnología nos quite nuestra humanidad; somos mucho más que nuestro dispositivo móvil.

¿Qué opináis de la generación milennial? 

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