Hace un tiempo nos sorprendía la noticia en España de que un trabajador había sido despedido por trabajar mucho más de lo que le correspondía .

Esto me hace reflexionar sobre este interesante tema. Y digo que es interesante por que ¿quién no trabaja más de las horas que tiene firmadas en contrato? Esto es algo propio de países como España, donde el trabajador parece que está obligado a hacer más horas de las que tiene acordadas, no por necesidades de trabajo puntuales, sino por una “obligación” no reflejada en ningún contrato. En otros países se respetan los horarios y quizás también pudiéramos encontrar a empleados más enfocados a resultados. No es tan importante cuanto estés en la empresa sino el trabajo que sacas adelante. Ahora, ciertamente el artículo muestra algo un tanto extraño. Despedir a alguien por trabajar más horas no es algo razonable. Creo que se puede llegar a otro tipo de medidas antes que el despido.

Y el trabajo ha cambiado. Ahora ya no solo hablamos del trabajo presencial en nuestro puesto habitual, sino que las nuevas tecnologías han cambiado ligeramente esto, que nos hace que estemos conectados mucho más allá de nuestro horario laboral. Los teléfonos móviles o las tabletas de empresa son habituales hoy en día, y parece que en algunas empresas se piensan que el tenerlas supone una disponibilidad de 24 horas al día. Debéis educar a vuestras empresas a que tenéis derecho a desconectar de vuestro trabajo. En muchas ocasiones esa disponibilidad extra ni es valorada ni agradecida por las organizaciones.

Determinadas personas están verdaderamente enganchadas a su trabajo, algo que no es malo pero todo debe ser en su justa medida. El tener ganas e interés por desempeñar tu trabajo es bueno aunque no podemos negar que determinadas personas que están excesivamente volcados con su trabajo suelen encontrar ahí una vía de escape para evadirse de sus problemas personales. Nos encontramos con gente que está siempre conectada y responden correos a las tantas de la madrugada o cuando están de vacaciones contestan a todos sus correos. También es cierto que en algunas empresas no se respetan los periodos de vacaciones y se molesta a los trabajadores durante sus vacaciones. A todos, en ciertos momentos, nos cuesta desconectar más de lo que nos gustaría de nuestros trabajos. Sin embargo, tengo que reconocer que desconectar es necesario y beneficioso para retomar a nuestro retorno las tareas con más ganas. Ya están surgiendo en diferentes países normas que regulan el derecho a la desconexión del trabajo, para obligar a las empresas a que lo cumplan.

Igualmente no podéis permitir que una excepción se convierta en algo habitual. A  todos nos han surgido imprevistos que nos han obligado a tener que realizar más horas de las estipuladas para sacar adelante determinados proyectos o picos de trabajo. Esto es hasta lógico. Lo que no podemos hacer es que se nos exija trabajar todas las tardes, cuando nuestro horario es de mañana, porque esto al final se convierte en habitual. En caso de ser necesario se os tendrá que intentar modificar el horario laboral. También es cierto que, en algunas ocasiones, a estos trabajadores comprometidos y preocupados por hacer un buen trabajo consiguen quemarlos. Algunas empresas abusan de las personas que sacan su trabajo y les premian con más trabajo y lo peor es que, además, nunca agradecerán esos esfuerzos. Y al final, ese trabajador cobra lo mismo que otro que hace muchos menos. Esto es un grave error que cometen las empresas, es decir, no saber reconocer el trabajo de sus personas más valiosas. Si notáis ciertas transformaciones de personas dentro de vuestras organizaciones, os debéis plantear a qué se deben esos cambios de actitud. Todo tiene una explicación y las respuestas suelen estar ahí a la vista de todos. Otra cosa es que la empresa realmente no quiera apostar por ciertas personas o no quiera simplemente agradecer esfuerzos por evitar que se les pida compensación económica.

Las empresas deben analizar las diferentes cuestiones que surgen en sus empresas y hablar con determinadas personas que sufren esa “adicción” a su trabajo, que puede hacer que saquen a la luz las razones personales. Por ejemplo, si os vais al café o a comer fuera con colegas del trabajo, ¿qué opinión tenéis del que siempre habla del trabajo? Al final, todo cansa. Por otro lado, no todo el mundo está dispuesto a abrirse a compañeros en lo que concierne a su vida privada. El no contar nada de tu vida no significa que no tengas vida personal fuera de su trabajo. Simplemente, optas por no compartirlo. No olvidemos que la confianza no se exige sino que se gana.

Llega un momento en el que, por muchas horas que inviertas, no te cunde o no rindes. ¿No os pasa muchas veces que un día estáis atascados con determinadas tareas, las dejáis para el día siguiente y entonces fluyen con más rapidez porque habéis dejado reposar un poco el tema? No por más horas dedicadas al día supone que se produzca más. Personalmente, me gusta ir variando de tareas y dedicarle cierto tiempo al día en función también de los plazos de entrega y demás cuestiones. Esto también supone educar a tus entornos de trabajo. ¿Cuántas veces te mandan un email y se requiere contestación de inmediato? Esto a veces es error vuestro porque soléis contestar inmediatamente. Algunas cosas no son prioritarias por lo que deberíais dedicarles tiempo cuando se pueda. Sino se sabe controlar el correo electrónico puede ser un gran ladrón de tiempo.

Por lo tanto, desde las empresas se deben abordar los hábitos saludables a la hora de acometer nuestras jornadas laborales. Se debe exigir que se cumplan los períodos de desconexión. A veces algunos jefes presencialcitas, exigen a sus trabajadores que inviertan muchas más horas de las establecidas en sus contratos, por el simple hecho de que para el eso supone trabajar más. Y no se olvidan que estar en el puesto de trabajo pero estar llevando a cabo otras tareas suele ser como terminan esas situaciones. Si os toca un jefe de este estilo no será fácil lidiar con esa situación. Las empresas tendrán que educar a esos responsables a modificar ese tipo de comportamientos. Algunos responsables tienen verdaderos cuellos de botella de tareas porque no saben delegar las tareas que pueden ser ejecutadas por otras personas de sus equipos y poder centrarse así en las tareas realmente importantes. Muchas personas necesitan sentirse imprescindibles en sus empresas y eso lo hacen moldeando su puesto, es decir, consiguen que x tareas solo ellos puedan hacerlas y generan una dependencia de ellos poco útil y nada saludable para la empresa. Nadie es imprescindible, es cierto que determinadas personas son más necesarias que otras dentro de una empresa.

Cada caso sobre es un mundo diferente, sin embargo, determinados rasgos suelen repetirse.

Me gustaría saber si vosotros sois de los que estáis enganchados a vuestros trabajos y sino estaría bueno conocer que opináis al respecto.

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