Hoy quiero tratar un tema, que si bien no está directamente relacionado con los recursos humanos, sí que es interesante, pues nos encontramos con todo tipo de candidatos que nos pueden aportar mucho aun cuando sean diferentes. Quizás sea un poco más personal que otras veces, pero espero poder generar un buen debate y espero haceros reflexionar.

Nos inculcan desde muy pequeños que todos tenemos que ser perfectos y sin darnos cuenta, el sistema nos empuja a competir prácticamente por todo. Parece que todos debemos seguir los caminos marcados por la sociedad. Lo único es que muchas personas somos diferentes desde pequeños y nos hacen ocultar esa diferenciación, porque se sale de los patrones establecidos. Partamos de que últimamente, todos los niños son superdotados, al menos, eso es lo que dicen sus madres.

Lejos de querer generar esa presión en los pequeños, es entonces cuando se debe comenzar a fomentar que la diferenciación es buena y que cada niño o niña es como es. Nadie es perfecto y debemos comenzar a valorar las imperfecciones que tenemos y aprender a vivir con ellas. En cuanto ya uno no tiene los gustos que la sociedad a marcado como estándar o normales ya le plantamos la etiqueta diferente o especial.

Las personas tendemos a compararnos siempre con nuestros iguales y esperamos encontrar a personas con las que sentirnos identificados, porque buscamos patrones de unión para sentirnos partes de un grupo. Aquellos que se salen de esos patrones igualitarios tendemos a mirarlos de forma diferente y en muchas ocasiones, sin quererlo, los apartamos, cuando deberíamos acogerles e integrarles por lo que pueden aportar.

Como dice un amigo, no soy una oveja blanca. Siempre me he considerado diferente en muchos aspectos que me han marcado, para bien o mal en lo que soy a día de hoy. Eso sí, la sociedad en la que vivimos nos hace ocultar o no verbalizar algunas de nuestras diferencias. Por ejemplo hace no mucho una amiga se quedo sorprendida porque no sabía que soy disléxico. Es algo que me ha acompañado siempre y que siempre lo hará. Recuerdo que de pequeño cuando mis padres detectaron que algo no funcionaba respecto a mi capacidad de aprendizaje, el entorno ya rechazaba al diferente, con los comentarios habituales “este niño no vale para estudiar”, “es vago y esto se soluciona con dos tortas”. Gracias al tesón de mis padres y a una profesora implicada, conseguimos trabajar el retraso de aprendizaje desde muy pequeño, algo que me ha ayudado a ser muy disciplinado, siendo consciente que sin esfuerzo no se logra nada.

He aprendido a vivir con mi dislexia, sabiendo qué aspectos debo reforzar y dónde debo pedir ayuda. Por ejemplo, el tener un blog me ha ayudado muchísimo y me toca revisar bastantes veces los textos para evitar los errores ortográficos.

Tener un blog supone compartir con vosotros partes de mi persona y, por ejemplo, esto es la primera vez que lo verbalizo abiertamente. Creo que es bueno hacerlo para que otras personas puedan aprender a vivir con sus diferencias. Y lo más importante que no os sintáis avergonzados. Tenéis que aprender a  vivir con vuestras diferencias. El que tenga problema con vuestras diferencias no tiene por qué afectaros. Aquellos que os quieran u os aprecien lo harán por lo que sois, sin dar importancia a vuestras diferencias. El que se centra en las diferencias, demuestra que jamás avanzará. Juntarte con personas iguales que tú, hace que evolucionemos poco. Es bueno relacionarse con personas diversas y que tengan formas de pensar distintas a nosotros, nos hace barajar otras opciones.

Por lo tanto, que nadie os haga dudar de cómo sois o de lo que os gusta. Cada persona somos diferente y única. Lo que realmente debe importar es los valores de una persona y su fondo. Antes que nada tenemos que intentar ser buenas personas comportándonos de forma adecuada con los demás. Si no queremos que nos traten mal, los primeros que debemos tratar bien a los demás somos nosotros mismos.

Por lo tanto, ya es hora que empecemos a respetar de verdad a las personas que son diferentes y esto significa que debemos reflexionar y darnos cuenta que todos somos diferentes en algún aspecto y esto no significa que seáis ni mejores ni peores. Os deben valorar y no estigmatizaros por la diferencia. Eso sí, para que esto ocurra, sois vosotros los primeros que tenéis que aceptar esas diferencias. Muchas veces cada uno de nosotros alimentamos nuestros complejos y somos los que les damos excesiva importancia, transmitiéndolos a los demás.

Se debe ver la diferencia como algo normal; nos debe dar igual cuál sea vuestro origen, religión, condición sexual, tipo de discapacidad o vuestro tipo de familia. Porque debemos contar determinados aspectos que nos hacen diferentes por el simple hecho de que no es lo estándar.

Hace poco hablando con una persona con capacidades diferentes me comentaba que mucha gente al verle se pensaba que era usuaria de los servicios que ella prestaba. Tendemos a juzgar cuando nos atiende una persona con algún tipo de discapacidad física o intelectual, son personas que pueden desempeñar todos los trabajos con un poco de adaptación y ayuda. Ellos solo quieren que los tratemos con normalidad sin más. Me comentaba esta persona que siempre cuando le ven, le comentan por qué motivo no les había avisado que tenía discapacidad y ella respondía que por qué motivo tiene que avisar que tiene esa discapacidad. Cada persona es diferente y esto supone que cuando conocemos a alguien debemos de estar preparados para encontrarnos con otra persona diferente a ti. Y ciertamente, esta persona tiene razón en su planteamiento, uno no tiene obligación de avisar sobre aquellas cosas que nos hace diferentes, porque no sea lo estándar. Si acudes a alguien para que te ayude o te de un servicio, ¿qué más da que sea diferente si el resultado es positivo?

Yo estoy muy orgulloso de ser diferente en muchos aspectos y si en alguna ocasión me hizo dudar de mi capacidad porque las personas me miraban, me miran o me mirarán diferente no conseguirán hacerme dudar, porque yo no tengo ningún problema con mis diferencias. Las personas que se centran en las diferencias de los demás y no prestan atención a lo realmente importante, se centran en lo superficial cuando están desaprovechando el potencial que puede aportar. Ya es hora de comenzar a actuar desde la normalidad. A veces lo generalizado no es lo mejor; simplemente es lo que una sociedad interesada ha marcado como estándar.

No podemos pretender que todos seamos iguales, la diferencia esta ahí y siempre lo estará. Todos tenemos nuestras peculiaridades y rarezas. Tendemos a tildar de raro a la persona que no es cómo nosotros, qué piensa de forma diferente o qué actúa con parámetros diferentes a los nuestros. Lo fácil es juzgar y lo hacemos todos, yo el primero. No obstante, desde hace tiempo estoy trabajando por no juzgar a la ligera y centrarme en lo realmente importante.

Me gustaría conocer vuestra opinión al respecto que lógicamente no tiene porque coincidir con mi forma de verlo. Espero que entre todos generemos un interesante debate sobre las diferencias de las personas.

* Fuente imágenes utilizadas https://unsplash.com