Hoy voy a hacer un símil entre las agendas y las personas. Vivimos en una época en la que el culto a cuerpo es una realidad para muchos. Dietas y más dietas en las que nos metemos nos hacen… o no, perder esos kilos de más que tan rápido se añaden a nuestro peso.

Pero el tema de la dieta, lo podemos trasladar a nuestra agenda. ¿Podemos poner nuestra agenda a dieta? ¿Es conveniente hacerlo?

Todos en algún momento nos hemos propuesto el gestionar de forma eficaz nuestra agenda de contactos. Sin embargo, si eso no la materializamos de forma planificada en unas acciones concretas, tras definir unos objetivos concretos que penden de una finalidad, no hacemos nada.

De nada nos sirve tener una agenda repleta de contactos si nos los cuidamos y les dedicamos el tiempo necesario para conseguir mantenerlos y que nos conozcan adecuadamente porque interactúan cuando es necesario con nosotros.

Cada vez más, los contactos profesionales se pueden conseguir por muchas vías, es decir, el primer contacto puede ser presencial o puede producirse por la red, es decir, estando ambas personas a miles de kilómetros y esto no significa que este contacto sea peor o de menor valor. Todo depende del proceso posterior de acciones.

Por ello, personalmente recomiendo clasificar los contactos por áreas concretas que los unifique por algún criterio común que puede ser sector profesional al que pertenecen, profesión que tienen, grado de conocimiento, grado de influencia, tipo de relación (familiar, amistad, conocido, compañero de trabajo, etc.), etc. Esto debéis decidirlo por vosotros mismos con objetividad. Para ello, va bien plantearse las siguientes preguntas ¿De qué conoces a cada uno de tus contactos? ¿Qué conoce cada uno de vuestros contactos de vosotros mismos? ¿Con qué frecuencia habláis u os relacionáis con ellos? ¿Qué interés tenéis en que siga siendo vuestro contacto? ¿Pretendéis tener con él una relación estrictamente profesional o también de amistad? ¿Cuánto habéis interactuado con ellos? ¿En qué os pueden ayudar? ¿Qué les podéis ofrecer? ¿Existe una reciprocidad por ambas partes en el mantenimiento del contacto? ¿Qué podéis hacer para potenciar más determinados contactos de vuestra agenda? ¿Tenéis contacto con todas las personas de vuestro interés? Y en caso de que no sea debéis de preguntaros ¿Por qué ocurre esto? Y ¿Cómo podéis solucionarlo?

Por supuesto, son preguntas que nos pueden resultar costosas y complicadas contestar, sin embargo, con el planteamiento adecuado nos ayudará a visualizar nuestra red de contactos con perspectivas. No olvidemos que debe primar la calidad de los contactos y no la cantidad. Una persona que ni siquiera os recuerda no es un contacto efectivo, con independencia de que lo podáis tener en vuestra agenda o de que un día hace años os diese vuestra tarjeta. Es lógico que la vida a veces nos lleva por rumbos inesperados y nos puede hacer descolgarnos de determinadas personas, sin embargo, si habéis tenido contacto con ellos, nunca se olvida su recuerdo y la precepción que tenéis de ellos.

Para conocer a vuestros contactos debéis dedicarles tiempo que os permita conocerlos con mayor profundidad. Contactos existen muchos, sin embargo, el tiempo para invertir en ellos es limitado y, por ello, debemos invertir nuestro tiempo en las personas que realmente nos interesen profesionalmente hablando, porque nos aportan cosas y se las aportáis y, por otro lado, están “en la misma onda” que vosotros.

Por ello, de vez en cuando, todos vosotros os debéis parar y reflexionar para hacer limpieza de contactos. Una de las lacras de la web 2.0 es que se confunde a qué llamar contacto profesional. No es un contacto profesional una persona que os ha aceptado como amigo en una red profesional y que tras este acto efímero y breve no habéis vuelto a intercambiar una sola palabra, ni mensaje que os permitiese conocerlo con mayor detenimiento. Puede ser una persona con potencia para ser vuestro contacto pero para ello, debéis invertir tiempo en ello. Tampoco es un contacto una persona porque os sigue en una red, foro, blog porque darle a un botón de seguimiento es muy fácil y eso no significa que realmente os siga. Sí que sería un contacto un seguidor vuestro con el que interactuáis porque comenta, aporta y participa con vosotros de alguna forma que os permite haceros una idea de él. Los contactos requieren tiempo; es decir, se deben cuidar para ampliar y desarrollar el vínculo. De lo contrario, no es que se muera sino que significa que nunca fue.

Con esto no pretendo ser derrotista con los contactos porque creo de veras en el networking, donde fluyen las relaciones con las personas de forma sincera y espontanea. Sin embargo, debemos pensar de vez en cuando, qué nos aporta cada persona que supuestamente pone en una agenda que es vuestro contacto y para ello, no existe mejor pregunta que ¿hace cuento tiempo que no sabes nada de esa persona?

Los contactos, con  independencia de qué forma los hayáis conseguido, requieren un trabajo y una inversión de tiempo donde recibáis cosas y donde también aportéis cosas. La sinceridad y la confianza es necesaria con los contactos porque si no queréis que os hagan perder el tiempo, no lo hagáis vosotros. Si el único interés para contactar con una persona es pedirle algo o sacar algo de él, lo mejor es que vayáis directos al grano, sin rodeos y, en el fondo, os lo agradecerán, con independencia de cuál sea su respuesta final. Porque no olvidéis que estas cosas, al final, se notan, perciben y saben.

Ahora os toca actuar a vosotros: ¿Cómo gestionáis vuestros contactos? ¿Qué criterios seguís para adelgazar vuestra agenda de contactos? ¿O la tenéis engordando sin sentido?