Foto propiedad Juan Martínez de Salinas Murillo La motivación es un tema siempre en el candelero… del que he hablado ya en alguna ocasión… y del que siempre se puede seguir hablando. Creo que os he comentado que tenía un jefe que siempre me decía que la Motivación hay que traerla de casa… E independientemente de lo cierto o no que sea esta afirmación, creo que lo complicado es mantener siempre la motivación a niveles altos y no caer en la tan preocupante desmotivación profesional.

Las organizaciones deben poner de su parte para que existan proyectos innovadores, dar libertad a su personal para poner en marcha nuevas ideas, tener canales de comunicación ágiles y efectivos, planes de desarrollo personal flexibles y adaptados a las necesidades de cada trabajador, etc. Este tipo de aspectos ayudan a que las personas vayan y se mantengan motivadas en su puesto de trabajo. Las empresas suelen argumentar que sus personas son lo más importante para ellas, pero más importante es demostrarlo con hechos. Suele pasar que al final, el trabajador es considerado un número más. 

De la misma forma, uno debe tener claro que el trabajo perfecto no existe, es decir, uno puede cambiar de empresa y de puesto de trabajo tantas veces como quiera y en todas sus experiencias laborales se encontrará con aspectos positivos y con otros a mejorar. La clave está en que lo positivo gane a lo negativo. Las alarmas deben sonar cuando lo negativo pesa mucho más que los aspectos positivos. Uno debe de quedarse con los aspectos buenos que tiene su compañía y puesto de trabajo. Debemos saber reconocerlos y acordarnos de ellos cuando nos surgen problemas. Cada uno debe intentar luchar por conseguir convertir los aspectos a mejorar en positivos, buscándole solución. El problema surge cuando la empresa o las personas que forman parte de la misma no quieren hacer nada por cambiar o mejorar los aspectos que producen muchos problemas dentro de la organización. 

Es fundamental tener una actitud abierta, positiva y de aprendizaje de cara a estar motivados en el trabajo. Sin embargo, también debéis tener una actitud fuerte, seguridad en vosotros mismos y saber los aspectos positivos de vuestro trabajo para cuando algunas personas de vuestra organización intenten ponerlas en duda.

Es normal que todos en vuestras empresas paséis por fases de alza y de baja. La clave es que cuando estéis de bajón debéis salir de ahí o aprender a hacerlo, buscando cosas que os motiven, os hagan pensar, evolucionar y salir de la zona de confort. Si habéis intentando por todos los medios cambiar diferentes aspectos de vuestro trabajo y vuestra compañía no esta por la labor y eso afecta directamente a vuestra manera de ejecutar el trabajo, quizás sea el momento de plantearos un cambio. Cuando uno quiere hacer un cambio profesional teniendo trabajo debe meditar mucho la estrategia a seguir. En primer lugar, debe plantearse qué se busca, tener identificadas las prioridades y marcar unos objetivos a alcanzar para logar el ansiado cambio. Os debéis tomar el cambio a medio plazo, como una mejora, no como una huída. Esto es fundamental. Escaparse a lo primero que sale no es bueno, porque a veces la precipitación os puede llevar a otra organización aun peor de en la que estáis actualmente.

Es vital también tener identificados los principales motivos que os hacen cambiar de compañía o mejor dicho las personas que trabajan en esa organización que os impulsan a hacerlo. No olvidemos que las empresas son sus personas.

Hasta que llegue ese cambio, no podéis decaer y que eso afecte vuestro trabajo. A veces, es mejor solventar el tema antes de partir… buscar soluciones a esos problemas, que no deja de ser una madurez que nos vendrá bien para la siguiente etapa. Tenéis que encontrar temas  que os motiven y entusiasmen, que por supuesto aunque sean fuera de vuestra organización y trabajo actual. La clave es que hagáis vuestro trabajo con efectividad, lógicamente el no tener motivación se nota en determinados detalles pero no debería estar presente en su ejecución final.

Nos tenemos que plantear que llegar a lo que deseamos nos puede llevar más tiempo de lo que pensamos. Hay que saber llevar bien esa travesía en el desierto. Será vital saber donde queréis ir para no estar dando tumbos; esa clarificación la tenéis que hacer vosotros. No podéis olvidar que marcar vuestros objetivos profesionales supone asumir riesgo y que a veces las cosas no salgan como esperáis. Tened en cuenta que el que no se arriesga nunca consigue nada. 

La motivación esta muy relacionada con la capacidad de adaptación de cada persona. No importa tanto lo que os ocurra sino cómo reaccionamos ante esos hechos y las acciones posteriores.

Uno tiene que saber construirse dentro de sus posibilidades el entorno y el trabajo que le aporte sus niveles óptimos de motivación. En el trabajo pasamos mucho tiempo de nuestra vida, sin embargo, no es la única faceta y debemos saber separar esa vida profesional de la personal y dar a cada una la importancia debida dentro de vuestra escala de valores.

Conseguir estar motivados requiere mucha inversión en nosotros mismos, escucharnos, tener claro lo que queremos y nuestros objetivos, ser pacientes y no idealizar la perfección.

Al final se trata de sopesar y ver si nos compensan o no los sacrificios que nos conlleva cada empresa y trabajo para estar a gusto ahí. En esta vida debemos ser flexibles y adaptables, aunque en determinados momentos debemos saber plantarnos nuestro futuro, a pesar de las consecuencias que os conlleve eso.

¿Cómo habéis superado vuestros procesos de desmotivación? ¿Cuántas veces habéis sufrido desmotivación profesional? ¿Cuáles fueron los principales motivos de vuestra desmotivación profesional?