Foto propiedad de Juan Martínez de Salinas MurilloMuchas personas viven situaciones tensas, injustas, ridículas e insostenibles en sus entornos laborales debido a sus responsables directos. Hoy quiero hablar de cómo afrontar una mala relación con nuestro jefe y ver como la podemos reconducir.

Algunas personas tienden a presumir diciendo que su jefe es su amigo. Esto puede llegar a ocurrir pero tras mucho tiempo y siempre que se sepa separar la faceta personal de la profesional, cosa que no es fácil. A veces se confunde tener un buen trato con vuestro jefe y se le llama amistad. Cuando la amistad es algo más profundo, sincero e importante que tiende a decirse últimamente con ligereza. Y quizás debas preguntarte lo siguiente ¿Cuántos antiguos jefes vuestros son hoy en día vuestros amigos?

Los compañeros de trabajo y los jefes no se pueden elegir y nos toca acostumbrarnos a ellos, sean como sean, con sus curiosidades y manías. No hay que olvidar que todos tenemos cosas buenas y otras a mejorar, incluidos nosotros mismos. La claves es sabernos adaptar y ser flexibles, aunque esto último no supone tener que consentir que los demás os traten como quieran.

Lo más inteligente es intentar llevarnos lo mejor posible con nuestro jefe para evitarnos problemas. Aunque la teoría es fácil… y no siempre la práctica lo es. No debemos olvidar que nuestro jefe nos mandará tareas que nos gustarán más y otras que nos agradarán menos pero esto es la realidad laboral. Lo más complicado es cuando vuestro jefe se sobrepasa, siendo mal educado, faltándoos al respeto, no contando con vosotros en las tareas de trabajo, siendo injusto en decisiones que toma respecto a vuestro trabajo, negándoos la subida salarial prometida, echándoos la culpa por un error que no cometisteis, etc. Este tipo de situaciones son complicadas y debemos de meditar si las tratamos directamente y cómo deberíamos plantearlas, viendo los pros y contras.

Antes de nada creo que todos, tras llevar un tiempo razonable en nuestras organizaciones, debemos hacer una radiografía de cómo es nuestro. Tenemos que definir sus mejores competencias y las que debería mejorar.  Por ejemplo, imaginemos que María es nuestro jefe desde hace 3 años y como competencias fuertes tiene su gran capacidad de escucha, asume sus responsabilidades, tiene tacto a la hora de decir las cosas y profesionalidad. Pero, sus aspectos a mejorar son su incapacidad comunicativa, que le lleva a ocultarnos datos y nos enteramos por otros, su escasa cercanía a su equipo de trabajo, no reconoce con facilidad sus errores, además de sus constantes cambios de humor. Con esta radiografía objetiva ( la podemos hacer con compañeros de nuestra confianza) nos hará estar preparados para saber cómo plantearles determinados problemas de cara a saber elegir el momento, las palabras adecuadas, el sitio, las soluciones, las alternativas y todo lo demás que consideremos necesario plantearle a nuestro jefe.

Cuando queramos abordar una situación complicada con nuestro jefe tenemos que dejar la toxicidad en nuestra casa, es decir, haber vaciado el mal genio y afrontar la conversación con fuerzas y calma. De nada servirá reprochar en exceso a nuestro responsable su conducta. Aunque en más de una ocasión os tengáis que mantener firmes ante sus afirmaciones erróneas en el relato de los hechos. A veces los jefes piensan que tienen siempre la razón y eso les hace ser soberbios. Yo ahora recuerdo en la lejanía como un antiguo responsable me exigía dejar un hobby mío porque molestaba a determinadas personas de la empresa. ¡¡¡Un hobby!!!  Hoy lo veo con una sonrisa, pensando lo ridículo de la petición y me reafirmo pensando que tome una decisión acertada negándome a hacerlo porque estaba claro que no estaba haciendo mal a nadie. Esto supuso que este antiguo responsable mío que era despótico y orgulloso ya me tuviese en su punto de mira. No me arrepiento de la decisión que tomé porque antes de nada esta nuestra dignidad y profesionalidad que no debemos permitir que nadie nos la pisotee.

Va bien plantear el problema a nuestro responsable de forma breve, clara y objetiva. A continuación, le debemos dejar que hable y nos exponga su opinión. Después debemos de exponer las alternativas o soluciones que consideramos adecuadas. Puede ser que si vuestro responsable tiene poca paciencia pueda sorprenderos alzando la voz, cosa que debéis de reconducir, diciéndole que no es necesario alterarse, aunque esto no depende de vosotros. Por lo tanto es bueno que preveáis la posible reacción de vuestro jefe, analizando de forma previa cómo ha reaccionado ante situaciones parecidas donde otros compañeros de trabajo le han plateado situaciones conflictivas o complicadas. Se debe aprender de experiencias pasadas de otros. Será un verdadero problema si a ese jefe no le gusta que le lleven la contraria, sin embargo, alguna vez debe ser la primera y si lo hacéis de forma inteligente es factible que lo podáis reconducir a vuestro terreno.

Muchos esperan la sumisión de todos sus subordinados. Hablan de escuchar a sus colaboradores, pero realmente lo que quieren es imponer su parecer. Pueden surgir muchos problemas en una empresa… Lo importante es que si no lo intentáis solucionar, el problema seguirá estando ahí. Intentarlo es de valientes a pesar de que los resultados no sean los esperados. Las relaciones humanas no son fáciles y no debemos olvidar que los jefes son personas como nosotros.

¿Qué situaciones complicadas habéis vivido con vuestros jefes? ¿Cómo habéis afrontado una mala relación con vuestros jefes?