Foto propiedad Juan Martínez de Salinas MurilloLa cultura del gratis, como ya he comentado en alguna ocasión, ha hecho y sigue haciendo mucho daño en nuestro país. Necesitamos concienciarnos todos de esto.

No podemos caer en el error de que lo gratis… no tiene un coste. Los talleres, jornadas, cursos, congresos y actividades de diversa índole gratuitos para el usuario llevan detrás un desembolso económico que alguien tendrá que hacer. Las instalaciones, los formadores, los ponentes, el material, la luz, la electricidad,  y muchas otras cosas. Es algo que se debe valorar. La gratuidad no significa que tenga menos valor. Sin embargo, los asistentes, al no constarles nada, le dan menor valor.

Lo peor de todo es que estas actividades gratuitas suelen tener un aforo limitado y cuando se apuntan más personas de las que caben, personas interesadas se quedan sin poder asistir mientras aquellos admitidos y con plaza, se les recalca que si no pueden acudir por la causa que sea, avisen para que otra persona sin plaza pueda beneficiarse. Pues las actividades en las que el usuario no acude sin avisar van en aumento. Esto es una clara falta de formalidad y seriedad. Asumo que decir esto no puede gustar pero es la realidad. Está claro que siempre existirá un 1% de probabilidades de que nos surja un imprevisto a última hora no controlable. Sin embargo, en resto del 99% de ausencias las sabemos y pueden ser tan variadas como que al final no nos interese, nos dé pereza, no me dejen acudir en mi trabajo o simplemente demos prioridad a otras actividades. Lo de menos es que se pierda el interés por acudir. Lo realmente grave es que no se avise para darse de baja. Si realmente os interesa una actividad, tenéis que ir aunque haga tiempo que os apuntaseis. Se debe respetar a las demás personas y avisar para que otra persona se pueda beneficiar de vuestra plaza. No existe ninguna razón objetiva para no poder avisar de que no acudiréis salvo por causa de fuerza mayor.

Se deben tomar medidas contra las personas que se apuntan a actividades gratuitas y no acuden. Creo que se les debe prohibir acudir durante un plazo de tiempo razonable a que se puedan apuntar a actividades de esa entidad y que se les tenga identificados. Se librarán de esta consecuencia quienes justifiquen objetivamente la falta de aviso de no acudir. La consecuencia debería ser entre 6 meses y 1 año en función de la reincidencia o no de la persona. No se da valor a las actividades gratuitas por la falta de consecuencias que acarrea el no asistir y no avisar para que otro se pueda beneficiar. Creo que las consecuencias tienen que ser ejemplares para evitar que se repita y aprendan la lección.

Otra propuesta podría ser el establecer una fianza de dinero de un euro o dos que se devolvería automáticamente si el usuario acude a la actividad gratuita a la que se ha apuntado. No se devuelve esa fianza cuando no se acude y no se avisa. Si uno se da de baja con antelación sí que se devolvería. De esta manera evitaríamos al volumen de gente que se apunta a un montón de actividades porque son gratuitas aunque no les interese.

Esta falta de formalidad es algo que está muy generalizado en todo tipo de colectivos con independencia de que estén trabajando o en desempleo.

Pongo un ejemplo, hace bastante tiempo acudí a las jornadas de orientación de Aragón para profesionales de la orientación y siempre se quejan de la falta de formalidad de sus usuarios a muchas de las actividades gratuitas. Pues hubo talleres específicos que tenían mucha lista de espera de gente que hubiese querido asistir y se quedaron sin plaza. En el taller que impartía yo había 20 personas de las que solamente acudieron 13 y las 7 personas que faltaron ni vinieron, ni avisaron de que no venían. Es decir, que a veces nos quejamos de actitudes de los demás que nosotros repetimos en más de una ocasión.

No existe ninguna excusa para no avisar de que no acudiremos a actividades a las cuales nos hemos apuntado. No cuesta nada. Se queda bien y se permite que otra persona se beneficie de nuestra plaza. Este tipo de comportamientos no deben ser tolerados.

Tenemos que concienciar a la sociedad en general que las actividades gratuitas no son menos interesantes o de menor calidad que las de pago. Simplemente se valora menos porque es gratuito para los participantes. Personalmente, en más de una ocasión he asistido a cursos de pago que han dejado mucho que desear en cuanto a contenido y aquellos que lo impartían.

También vemos como la sociedad en la que vivimos exige, se cree con todos los derechos, pero no siempre están dispuestos a cumplir con sus obligaciones. Nadie nos obliga a apuntarnos a las actividades y si no llevamos idea de ir es mejor no apuntarse. Debemos asumir nuestros compromisos, porque si fallamos en estas pequeñas cosas, no os quiero yo contar en otras cosas más importantes.

Por supuesto, lo mejor es la cantidad de excusas falsas que se inventa la gente dan para escribir un libro.

Creo que se debe premiar y valorar el compromiso en este tipo de actividades. La única forma de aprender que tienen los informales e irresponsables es teniendo consecuencias que les afecten a siguientes actividades, talleres o cursos.

Algunas personas ya comentan que quizás todas las actividades deban llevar un coste mínimo para que realmente se apunten los que tengan verdadero interés. El debate está abierto. Yo pienso que deben ser algunas actividades gratuitas para las personas más necesitadas y vulnerables siempre que valoren estas actividades. Si no deben asumir las consecuencias que conlleva el no cumplir con sus obligaciones.

¿Qué opináis de la cultura del gratis? ¿Por qué la gente no valora las actividades gratuitas? ¿Cómo podemos evitar esta falta de formalidad?