Hace unas semanas fui al cine para ver la película Imitation Game porque había leído buenas críticas y por recomendación de unos cuantos amigos. Esta película centra su protagonismo en uno de los genios y héroes más destacados del siglo XX, responsable, según la historia, de haber hecho un gran aporte para dar fin a la II Guerra Mundial; estoy hablando del matemático, lógico y científico de la computación Alan Turing
Tranquilos que no os voy a contar la película porque creo que es interesante que la podáis visualizar y reflexionar sobre los mensajes que nos lanza. Solo diré que la figura de Alan Turing quedo denostada en la época por su condición sexual.
Me encantó cómo está enfocada la figura y se centra en el héroe que fue Alan Turing. Tras reflexionar unos días sobre la película me queda un sabor agridulce y centrándome en esta película quiero tratar en este post en tema de ser diferente.
Para empezar, tengo que decir que todas las personas somos diferentes aunque no seamos conscientes; lo que pasa es que se nos ha vendido que tenemos que sentirnos identificados con el grupo y ser como la mayoría. Sin embargo, la sociedad nos deja claro que los diferentes son vistos como raros e incomprendidos, se les aísla, se permite que se metan con ellos y se les ignora.
Ahora está muy de moda el acoso escolar por desgracia, sin embargo, este ha existido siempre. Los niños y niñas son muy crueles van a meterse con el diferente, con el que no tiene los gustos que la mayoría, con el que piensan diferente o hace cosas no populares según los ojos de la sociedad. Lo peor es que los adultos encargados de frenar esto hacen la vista gorda y piensan que son cosas de niños. Soy de la opinión que si bien los niños tienen que aprender a defenderse, deber haber tolerancia cero en lo que respete permitir meterse con los niños o niñas que son diferentes. No pasa nada porque a un niño no le guste el fútbol o porque a una niña no le guste el ballet o las muñecas. Por el contrario, es bueno que a un niño o niña le guste leer mucho en vez de jugar a juegos.
Lo que tengo muy claro es que la diferencia es bella y cada uno de vosotros sois como sois y no permitáis que nadie os haga ser de otra forma. Cuando nacemos ya venimos con unos gustos y predisposiciones aunque les pese a muchos. Si cambias alguna cosa de vosotros mismos debe ser por voluntad propia y no por obligación del yugo opresivo de la mayoría.
No debéis permitir que nadie os diga que no sois capaces de hacer determinada cosa y en caso de que esto ocurra debéis intentarlo con más fuerza que nunca. Al menos lo habréis intentado. Como se dice en la película, a veces las personas que parecen más insignificantes son las más capaces de hacer cosas maravillosas o alcanzar grandes retos.
Se echa de menos en la educación en etapas tempranas que se fomente las diferentes capacidades de los niños y niñas, permitiéndoles desarrollar, potenciar y fomentar sus inquietudes, gustos e inquietud por determinados juegos, disciplinas u áreas de aprendizaje.
En las aulas se debe permitir ser un lugar donde potenciar, animar, permitir, innovar, practicar y desarrollar la imaginación de nuestros niños y niñas. Los talentos tienen mil caras y no podemos pretender que todos los niños y niñas sean buenos en lo mismo. Parece que nuestra sociedad quiere conseguir que todos seamos un calco.
Hace décadas se nos ha vendido que los jóvenes debían tener una carrera universitaria para tener asegurado un futuro profesional de éxito. Sin embargo, ahora vemos que nuestra sociedad ha cambiado y vemos como muchos jóvenes con una licenciatura o diplomatura universitaria están desempleados y con poco futuro profesional a corto plazo. Un título universitario no da un trabajo sino que lo que nos abre puertas o no son lo que seamos capaces de hacer con los conocimientos y competencias adquiridos o desarrollados mientras estudiábamos.
Hace ya un tiempo me contaba una conocida que le había prometido a su sobrino que para el siguiente curso le apuntase a la actividad extraescolar que él quisiera y sus padres estaban de acuerdo. El niño eligió como actividad el ballet porque siempre le había llamado la atención. Por supuesto, esto en su entorno familiar cayó como un jarro de agua fría y el padre de este niño dijo que no, haciéndole saber que el ballet era cosa de niñas y que su hijo haría cosas de niños. Esto ocurre más de lo que nos gustaría en pleno siglo XXI.
Educar en igualdad supone tener libertad de elección sin estar sometidos, juzgados y condicionados por el entorno mayoritario que dictamina que es lo normal o no. No pasa nada porque un niño no tenga inquietud por el fútbol o que una niña quiera jugar al fútbol.
La clave es apoyar las elecciones de cada persona aunque no sea las que nos venden como más populares. Por regla general, las personas diferentes son más fuertes porque la vida les ha obligado a ser así desde muy pequeños.
Lo más fácil para las personas inseguras para parecer fuertes es meterse con los diferentes para desviar la atención sobre sus carencias. Se debe reprochar este tipo de comportamientos entres los niños y niñas. Lo peor que pueden hacer los adultos es reírse de cómo sus hijos cuentan cómo se meten con otros compañeros de sus colegios por no ser como ellos. Los adultos tenemos que ser un ejemplo aunque suponga tener que hacer ver y cambiar lo que hacen mal nuestros vástagos. Todos nos equivocamos y hacemos cosas incorrectas, esto es lo de menos. Lo realmente importante es aprender que es lo correcto y aprender a pedir disculpas cuando cometemos un error o lo hacemos pasar mal a alguien injustamente.
No es de débiles llorar ni decir cómo nos sentimos. Se debe potenciar que todas las personas expresen sus sentimientos.
Lo qué tengo cada vez más claro es que muchas veces lo que os diga la mayoría que es la senda correcta o lo que debéis hacer es síntoma de que suele ser lo fácil, lo previsible y lo marcado como correcto. Sin embargo, os debéis preguntar ¿Qué es lo correcto bajo vuestro criterio y elección?
Hola Juan,
¿Qué tal?. Supongo y espero que bien.
Es un tema el que planteas, que puede dar para hablar y reflexionar largo y tendido.
Evidentemente, todos tenemos algo único y diferente de los demás, es decir somos únicos y diferentes por nosotros mismos.
Lo que pasa, como bien decía Robin Williams, en su papel de profesor Keating, en “El club de los poetas muertos”, debemos encontrar y seguir nuestro propio camino aunque evidentemente, como seres sociales que somos, necesitamos ser aceptados y sentir que formamos parte de un grupo.
Lo difícil es, combinar como comentas, los gustos, actitudes, actividades o posiciones,
que se pueden alejar de lo “normal” o mejor dicho, de lo que se considera como “socialmente normal” y con arreglo a lo establecido, en nuestra sociedad.
Con referencia a las actividades y gustos que se asignan al rol femenino y al rol masculino, en este terreno se lucha contra la herencia histórica, cultural, de costumbres, social, política, etc. Lo cual es un peso en ocasiones enorme y difícil de cuestionar y criticar.
Por otra parte, yo creo que se ha avanzado, en la aceptación e inclusión de personas que son diferentes, ya sea por su raza, orientación sexual, discapacidad, pertenencia a minoría étnica, etc., de las últimas décadas hasta tiempos actuales. Aunque es cierto que aún queda mucho por hacer, puesto que aún quedan muchos prejuicios y posiciones injustas y equivocadas que cambiar y combatir.
Dicen algunos entendidos que lo diferente, por defecto, nos da miedo y de ahí
al rechazo, muchas veces hay sólo un paso.
En mi opinión, lo que se debe es superar ese miedo o ese “respeto” inicial, hay que ir más allá, dar una oportunidad a las personas en general y en particular, y ver mas allá de las diferencias (por diversos motivos), que todos somos humanos, con nuestras potencialidades y limitaciones, con nuestros aciertos y errores, con nuestros sueños e ilusiones, con nuestros fracasos y éxitos.
Creo que en general debemos seguir el dictado de nuestro “yo interno”, siendo honrados, sinceros y responsables, con nosotros mismos y nuestras acciones y actitudes.
Por lo tanto, debemos intentar seguir nuestro criterio propio, manteniendo un equilibrio con la sociedad en la que vivimos, sin perder el sentido de la lógica y el sentido común.
Es cierto, que a veces, por ser tú mismo y fiel a ti mismo y a tus creencias (del tipo que sean), por ser justo/a y honrado/a, y luchar contra lo injusto, hay que pagar un precio alto o muy alto, en el momento histórico que te toca vivir.
Ejemplos a lo largo de la historia tenemos muchos.
Queda pues, en el momento preciso, a elección de cada uno, optar por ser uno mismo y seguir nuestro propio criterio, aún a riesgo de generar descontento e incluso rechazo en tu círculo de relaciones más cercano, atendiendo a lo que realmente dicta tu “yo interno” o como dice Robin Williams en “El Indomable Will Hunting” a Mat Damon, “hijo, sigue los dictados de tu corazón”. O queda la otra opción de seguir lo que te dictan y te marcan desde fuera, dejando a un lado parte de tu identidad y personalidad.
Gran y difícil decisión que nos toca a todos tomar en más de una ocasión a lo largo de nuestras vidas…
Hola Raquel,
Gracias por participar en mi blog y por tu aportación.
La diferencia es bella y como bien dices a veces da miedo a la gente las personas que no hacen, dicen o siguen lo que se considera políticamente correcto por la sociedad. No siempre el camino marcado como correcto es el mejor porque existen muchas sendas para llegar a nuestro destino final.
Coincido en que se ha avanzado mucho en reivindicaciones de normalidad de determinadas discriminaciones de diversa índole y llegar a la normalidad, aunque aún queda mucho prejuicio que vencer.
Yo siempre digo que uno debe ser fiel consigo mismo a pesar que eso le pueda granjear más de una enemistad por no seguir las indicaciones de la mayoría. Debe seguir nuestro instinto y ser nosotros mismos, asumiendo que esto supone no gustar a todo el mundo.
Saludos y buen comienzo de semana,
Juan
Gracias Juan,
Gracias por comentar mi comentario.
Es muy meritorio en general seguir tu yo interno, instinto o criterios propios, es lo que cuesta esfuerzo y a menudo implica el cuestionamiento constante desde fuera, lo cual puede implicar desgaste y hasta inseguridad, pero a la vez reforzamiento y reafirmación personal, en mi opinión.
Gracias.
Buena e interesante semana!.
Saludos.
Raquel Ruiz