Foto verano 2014 Juan El verano, las navidades y otras épocas del año son las más habituales para que las personas hagamos conciencia y pensemos en nuevos hábitos. Éstos nos permitirán poner en marcha cosas, actividades o proyectos que siempre nos han dado pereza.

Pensar es gratis y no supone esfuerzo alguno (por lo general) porque nos permite idealizar las cosas. Los propósitos se deben materializar y hacer. Lo importante no es comenzar esos nuevos hábitos o buenos propósitos sino continuarlos durante el tiempo hasta materializarlos, conseguirlos o integrarlos en nuestra rutina. Y sobre todo, tener claro el objetivo. No es cuestión de empezar sin más, sino de conseguir nuestra meta.

Empecemos por los más usuales: me apuntaré al gimnasio, retomaré el aprendizaje del idioma inglés, reforzaré mis conocimientos de informática, voy a perder los kilos que me sobran, etc. Lo fácil es apuntarse al gimnasio, a la academia o comenzar el régimen. Lo difícil es cumplirlo, continuarlo hasta finalizar nuestro objetivo. Es decir, todos estos buenos propósitos deben tener una planificación y estrategia para obtener éxito. No debemos pensar en exceso sino ponernos a la acción. Aunque sí que debemos meditar los esfuerzos que nos conllevará ese propósito y debemos estar dispuestos a cumplirlos. Debemos valorar las pegas que tiene el rendirnos y lo que perdemos, es decir, va bien apuntar de manera objetiva que nos supone no ponernos a aprender de una vez inglés en condiciones. Por ejemplo, podría ser el perder progresión profesional en nuestra empresa o buenas oportunidades laborales porque este es un requisito necesario para ello, con independencia e nuestra valía profesional.

El ser humano, por naturaleza, es perezoso y en nuestra mente siempre está presente el diablillo rebelde, perezoso y vago que nos permite ser indulgentes con nosotros mismos. El apuntarse al gimnasio o a la academia supone acudir todos los días sin excusas que valgan. No podemos faltar porque haga frío, porque supuestamente nos encontramos cansados, porque nos duele la cabeza… o cualquier excusa que encontremos en cada momento.

La ausencia solo la deberíais aceptar (vosotros mismos) por causas de fuerza mayor que sean objetivas y justificadas. Si comenzamos a flaquear a las primeras de cambio con excusas subjetivas e indulgentes en menos de 2 meses habréis abandonado el gimnasio o la academia. También debemos valorar el esfuerzo que nos va a conllevar ese tipo de actividades fuera del tiempo dedicado. No hacemos nada con acudir a la academia de idiomas, si luego no hacemos los ejercicios, le dedicamos tiempos al estudio y al refuerzo del mismo para avanzar y consolidar lo visto en cada clase. Estos hábitos son una concatenación de acciones que cierran el círculo.

Por lo tanto, te recomienzo que te midas las fuerzas de lo que estás dispuesto a cambiar para cumplir ese buen propósito que siempre te haces por estas fechas. ¿Cuántas veces lo has intentado y has desistido antes de intentarlo de veras? ¿Quién os dice que no será igual que las anteriores ocasiones? Para que eso no ocurra debéis cambiar acciones y cosas de ese proceso para darle la vuelta. Si hacéis lo mismo que las anteriores ocasiones conseguiréis lo mismo.

Te recomiendo que hagas el siguiente ejercicio: Piensa cual fue la última vez que intentaste ese buen propósito de perder peso o de aprender un idioma y finalmente tiraste la toalla. Como consejo os animo a escribir de forma objetiva todo el proceso que realizasteis la última vez para encontrar las causas reales por las que no aprovechasteis esa oportunidad y así, tenerlas localizadas para plantear el proceso de la forma correcta con el objetivo de alcanzar nuestra meta.

Estos nuevos propósitos se consolidan los objetivos pequeños o metas parciales que vamos logrando: Por ejemplo, en el proceso de retomar el aprendizaje de un idioma, se pueden ver los avances mensuales, como ir entendiendo partes de una película en inglés de la cual hacía un mes no nos enterábamos de nada. Estos pequeños objetivos dependerán del nivel que partamos, del tiempo que podamos dedicar y de nuestro propio esfuerzo.

Ningún propósito es imposible si tenemos la motivación suficiente para seguirlo intentando.

Cuéntanos cuáles son tus buenos propósitos. ¿Qué planificación llevas en la cabeza para alcanzarlos?