China 2011 1485Normalmente las decisiones de cambiar de trabajo suelen estar muy motivadas y pensadas por las personas que deciden hacerlo. Cuando uno decide abandonar una empresa y cambiar a otra suele ser para mejorar y con intención de no tener que volver. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y a veces tenemos que llamar a puertas o volver a empresas en las que ya habíamos trabajado y a las que no hubiéramos pensado retornar.

Está claro es una decisión personal y que se debe respetar, aunque siempre está bien pedir otras opiniones.

Nuestra sociedad actual nos aleja del trabajo para toda nuestra vida profesional. Cuando alguien comienza una nueva aventura laboral lo hace con ilusión y ganas pensando que saldrá fenomenal y que durará mucho tiempo. Cuando uno deja un trabajo para irse a otro, es normal que se idealice el nuevo empleo porque solamente os han contado las grandezas. Sin embargo, las realidades las conoceréis al comenzar. Todas las compañías tienes cosas positivas y otras mejorables. Es decir, que no se valora lo que se tiene hasta que lo perdemos o lo decidimos abandonar. Cuando se tiene algo se ve como derecho adquirido. Sin embargo, esas ventajas o beneficios no se tienen en todas las empresas.

A veces uno toma decisiones que considera buenas y después nos damos cuenta de que no eran lo que parecían. Podemos estar en la actualidad sin trabajo o trabajando en una nueva empresa que no nos llena porque no es lo que nos contaron o imaginábamos. Y a la hora de pensar y buscar alternativas tiramos de nuestra red de contactos. Una opción es llamar a puertas donde ya nos conocen como las empresas en las que hemos trabajado anteriormente.

Antes de apresurarnos a llamar debemos meditar y responder a varias preguntas. La primera de ellas es ¿cómo fue nuestra salida de la compañía? No es lo mismo irse de buen rollo con los responsables que irse de malas maneras. Por ejemplo, te han podido despedir de una compañía por la situación económica y en ese caso si guardas buena relación puedes recurrir a ellos en un futuro. Otra cosa es que el despido fuese por una mala relación con la dirección o con tu jefe directo. Esto se debe analizar.

La segunda pregunta a tener en cuenta ¿Cuáles son los motivos que propiciaron vuestra marcha o decisión de iros? Si vosotros sois los que decidisteis de forma unilateral iros a otro trabajo tenéis que analizar que os hizo querer cambiar y analizar si eso ha mejorado o cambiado. No olvidemos que determinadas cosas no cambian. Si el motivo de vuestra salida fue la incompatibilidad con vuestro responsable directo, si él sigue, las cosas continuarán igual. Si las razones fueron: estancamiento profesional, nivel salarial, horarios, etc. Algunas empresas tienen muy limitado el recorrido profesional de sus personas por su tamaño, por su estructura jerárquica y por otras razones. Las políticas salariales de algunas empresas son muy mejorables pero no llevan idea de cambiar y menos en estos tiempos. Podéis pensar que ahora os dais con un canto en los dientes, sin embargo, a la vuelta de dos días estaréis descontentos. Algunas personas lo miran desde la óptica de aplicar el dicho más vale malo conocido que bueno por conocer.

Después debéis plantearos la siguiente pregunta ¿Cómo se tomará vuestra antigua empresa vuestra proposición de volver? Es importante analizar la receptividad de la compañía y de sus responsables. Si ha pasado un tiempo prudencial seguro que ya tendrán otra persona con la que estarán contentos. Y no van a prescindir de esa persona por alguien que en un momento dado decidió abandonarles. También depende si vuestra salida fue profesional cumpliendo plazos, dejando todos los temas que llevabais solucionados o encarrilados, ayudando a buscar el sustituto, etc. Hay personas que deciden irse y sus empresa lo entienden, es más siguen manteniendo el contacto en el tiempo. En estos casos existe un trato y una conexión directa. Otra cosa es si desde el día de vuestra marcha no habéis tenido un contacto con nadie de la cúpula directiva de esa compañía. También depende del trato de cordialidad existente cuando te encuentras con gente de esas compañías.

Es decir, tenéis que mantener un dialogo interno con vosotros mismos, analizando todo lo que sabéis y siendo sinceros. Yo he pasado por varias empresas y tengo muy claro a cuales intentaría volver y a cuáles no. Es más, en 2009, en plena crisis ya, estuve en desempleo y tenía claro que no querría volver a alguna de esas empresas anteriores. La necesidad no nos debe hacer perder el norte. La decisión de intentar volver a alguna empresa anterior debe estar muy pensada y hacerlo poniendo todas las cartas encima de la mesa.

Si tras poner los pros y los contras, vuestra decisión es intentar volver, lo mejor es que tanteéis a la organización de la manera que estiméis más adecuada. Una buena opción puede ser a través de personas que aun siguen allí y que os puedan especificar las opciones actuales. También es cierto que, aunque a priori, no existan vacantes no quiere decir que no os escuchen y se planteen vuestra alternativa.

Hay personas que dicen que segundas partes nunca fueron buenas, sin embargo, yo considero que las cosas pueden cambiar si las organizaciones ponen de su parte. Nada es imposible. También es cierto que cuando uno decide volver, lo hace valorando más lo que ha tenido en un momento dado.

Cada empresa es un mundo particular, así que debéis de dejaros llevar por vuestro instinto, sentido común y partiendo de vuestro conocimiento. Va bien buscar otras opiniones que nos den su visión desde la objetividad. Porque cada persona siempre contamos las historias profesionales anteriores con nuestra propia subjetividad interpretativa. Es muy difícil ponerse en el otro lado sino nosotros hemos sido parte interesada o afectada.

¿Volveríais a vuestras anteriores empresas? ¿Cuáles fueron los motivos de vuestra marcha? ¿Cómo fueron las segundas oportunidades vividas en empresas ya conocidas?