Hace meses leía en la versión digital del periódico El País un artículo titulado “Un muro de corbatas ante la mujer directiva” cuya lectura recomiendo encarecidamente.

En más de una ocasión he hablado sobre este tema en mi blog y hoy quiero dejar mis impresiones desde otra visión tras reflexionar sobre ello.

Por mucho que a algunas personas ancladas en la prehistoria les cueste creerlo y reconocerlo, las mujeres tienen la misma capacidad o más para asumir responsabilidades de alto nivel en el mundo empresarial y profesional. Hace décadas eran una minoría en las universidades mientras que hoy en día son mayoría en muchas carreras, demostrando su disciplina, capacidad de superación y la brillantez que las puede caracterizar a muchas de ellas como puede ocurrir en los hombres. Lo que realmente importa es el talento de las personas, siendo algo secundario el sexo al que pertenezcan.

Es muy triste que nuestra sociedad aun otorgue el peso de los hijos a las mujeres, cuando debe ser una responsabilidad compartida al 50%  en la misma medida por los dos miembros de la pareja. Una  mujer no tiene que verse obligada a renunciar a su carrera por tener hijos, es decir, ambas cosas son compatibles. Para esto la sociedad debe cambiar sus prejuicios y dejar de ver como normal determinados comportamientos o actitudes consentidas por todos.

Aun es común el pensamiento de que una madre que se vuelca en su carrera profesional descuida a sus hijos, eso sí, cuando es un hombre el que lo hace, se ve bien porque lo hace por el núcleo familiar. La crítica siempre existirá. Pero en definitiva, debería dar lo mismo.

Siempre nos preguntamos por qué existen tan pocas mujeres en los comités de dirección de las empresas. Quizás porque las personas que tienen que tomar las decisiones de a quién nombrar aun se dejan llevar por los prejuicios en vez de por el talento, la preparación, la capacidad, la trayectoria, las competencias y la actitud, sin importar si lleva corbata o no.

Ya hemos visto que no se soluciona nada con establecer cuotas obligatorias de personas de un sexo determinado en un equipo directivo dentro de una compañía. Las personas deben llegar cuanto más arriba sea posible en su carrera profesional dentro de sus posibilidades y capacidades. Lo que tampoco podemos olvidar es que el hombre lo tiene más fácil por los años de supremacía de su rol en el mundo empresarial por imposición social.

Tenemos que potenciar que los hombres en la misma medida o más que las mujeres hagan uso de las excedencias, permisos y medidas flexibles contempladas para el cuidado de los hijos. Sin embargo, las primeras que deben ver esto normal son las empresas que aun deniegan o miran con cara rara al directivo o empleado masculino que intenta hacer uso de estos.

También las mujeres deben de cambiar su actitud y forma de pensar respecto al cuidado de sus hijos porque sus maridos están igual de capacitados que ellas para cuidarlos. Luchar contra el sentimiento maternal es difícil y tampoco hay obligación de renunciar a los niños. Pero sí que es cierto que si se optara por que la mujer no renunciará al cuidado de sus hijos frente a su carrera, siendo el padre el que se hiciera cargo de los niños… ¿qué pasaría? Nada. Muchas mujeres son las primeras que esbozan que sus maridos no son capaces de asumir ese rol, cuando quizás deban preguntarse ¿acaso les habéis dejado hacerlo?

Muchos hombres aun se sorprenden que una mujer pueda ser su jefa o superior y suelen pensar que es la secretaria del departamento o puestos de menor nivel porque suelen ser los que han ocupado en otras épocas. Cualquier persona puede llegar a donde se proponga siempre que esté dispuesta a hacer frente a las dificultades. Sin embargo, las primeras que se deben creer que son capaces de ocupar puestos en los comités de dirección son las mujeres a pesar de que todo pinte en su contra.

Lo general y habitual no tiene porque ser lo correcto y para cambiarlo es necesario que alguna persona comience por hacerlo.

A veces los medios de comunicación hacen un flaco favor al fomento de la normalidad en que las mujeres ocupen puestos directivos. Día sí y día también, sigue siendo noticia “espectacular” que una mujer llegue a sitios o puestos donde no suele ser algo habitual.