Desde hace tiempo se está produciendo un cambio respecto al paradigma sobre el mercado laboral, los puestos de trabajo y su estabilidad. Lógicamente, las necesidades y, por ende, la oferta y la demanda de mano de obra va evolucionado y permanece en constante cambio. Sin embargo, las personas parece que no nos enteramos o no queremos enterarnos porque es más cómodo.
Muchas veces queremos lo que vivimos a nuestro alrededor y en nuestra sociedad, debido a nuestras anteriores generaciones, estábamos acostumbrados a la estabilidad en el puesto de trabajo, es decir, a la permanencia hasta la jubilación prácticamente en el mismo puesto y empresa, quizás a lo sumo, cambiar de trabajo una vez.
Sin embargo, con la crisis y la recesión global en la que aun nos encontramos nos hemos dado cuenta de golpe que la estabilidad es efímera porque de un día para otro puede esfumarse y si no que se lo pregunten a millones de personas que estaban indefinidas en sus empresas y para nada esperaban ese desenlace antes de que comenzase esto. Las empresas están para ganar dinero y por mucho que tengan en estima a sus personas, lo primero es su supervivencia y en caso de tener que ahorrar costes, recortan de recursos humanos y materiales que ellos consideran que les puede permitir permanecer a flote. Obviamente esta es la teoría y lo ideal, sin embargo, la realidad nos ha demostrado que algunas empresas, sin justificación alguna, han aprovechado para adelgazar sus plantillas sin razón objetiva.
Muchas personas que en algún momento de esta crisis se han quedado sin trabajo y por tanto han salido de nuevo al mercado laboral, lo primero que les viene a la cabeza es que buscan un trabajo estable y no otra cosa. Y a mí siempre me viene a la cabeza plantearles esta pregunta: ¿qué entienden ellos por un trabajo estable? Porque la estabilidad tiene muchas perspectivas, definiciones y caras. Porque podemos tener un trabajo estable en el tiempo que en realidad nos está desestabilizando emocionalmente e interiormente.
Las personas debemos vernos como un activo importante dentro del mercado laboral que prestamos servicios, aportamos valor, podemos ayudar a dar otro enfoque a un proyecto corporativo, poseemos determinadas competencias que son muy valoradas por determinadas compañías, tenemos unos conocimientos profundos sobre un área, etc. Es decir, tenemos que averiguar que nos diferencia y nos hace empleables en cada momento para las empresas que buscan personas.
Esto conlleva un cambio de mentalidad, es decir, nos obliga a bajar del estado mental de comodidad en el que aun vive mucha gente que se piensa que con los conocimientos que adquirió hace tiempo puede seguir sobreviviendo porque ellos pasan de seguir aprendiendo nuevas cosas, adquiriendo competencias nuevas imprescindibles y de estar al día en herramientas punteras que son precisas para el tipo de perfil que ellos ocupan. El vivir de las rentas se está empezando a acabar. Cada vez más nos va a tener que tocar demostrar una vez tras otra nuestra valía, versatilidad y capacidad de adaptación para diversos tipos de proyectos. Aquellas personas que mejor sepan adaptarse y que están comenzando a entender las reglas del juego serán los que seguirán sobreviviendo día a día. Esto hace que en más de una ocasión uno tenga que comenzar proyectos que no sabe muy bien dónde le pueden llevar y asumir cierto riesgo.
Por supuesto, en este nuevo contexto, las empresas también deben cambiar la mentalidad y la realidad sobre las personas que precisan para acometer sus proyectos. Tienen que valorar más a cada persona y aprender a diferenciar lo que las hace únicas para darles un trato personalizado que se adecúe a lo que necesita para conseguir contar con ellas en los proyectos en los que pueda encajar. Algunas empresas tienen que abandonar la idea preconcebida de que para todos los puestos vale cualquier persona y que nadie es imprescindible. Porque a partir de ahora va a primar las formas de hacer las cosas, de afrontar las situaciones, de buscar alternativas, de gestionar a un equipo de trabajo concreto, es decir, se va a tender a buscar más la especialización de las personas donde implemente su propio valor añadido que es lo que garantiza en más de una ocasión el éxito final.
Debe importarnos cada vez menos el tiempo que duren los proyectos y más el tipo de planes profesionales en los que nos ofrezcan participar porque en muchas ocasiones de uno saldrán otros muchos por lo que hemos aportado y aprendido a la vez.
Aquellas personas que no estén dispuestas a adaptarse a este nuevo sistema están fuera del mercado de trabajo. Por ello, nuestras instituciones tienen que comenzar a preparar a las personas para ser capaces de afrontar esta difícil transición que les va a requerir esfuerzo, sacrificio y mucha fuerza de voluntad.
¿Creéis que los trabajos para toda la vida tienen sus días contados?
De todas formas no podemos olvidar que las personas cada vez quieren mayor desarrollo profesional y posibilidad a la vez de conciliar todas las facetas de su vida porque no están dispuestas a sacrificar ninguna de ellas. Y esto hace que las empresas deban ser mucho más flexibles de lo que son hoy en día porque esta forma de vida de las personas choca aun con sus estructuras excesivamente rígidas y arcaicas desde algún ángulo.
Hola Juan,
Gracias por el post.
Aunque el mercado laboral está continuamente cambiando se ve cada vez más una tendencia a contratos de duración determinada y se exige una dedicación más comprometida del trabajador en horarios, producción y flexibilidad. Habrá trabajos que no sufran estas alteraciones (policía, bomberos, médicos…) aunque el papel de ‘intocable’ en la administración pública y en gestión aeroportuaria (Aena) desaparecen.
Es hora de cambiar el chip y perder el miedo a negociar con las empresas para vincularnos ‘temporalmente’ a ellas.
Gracias por tu entrada Juan. No creo que hoy en día nadie diga en España que los trabajos son para toda la vida. Eso quizá era antes, aunque en todo caso ya ha pasado. La situación ha cambiado drásticamente, sirviendo como detonante la actual crisis económica (casi) mundial.
Adicionalmente a lo que comenta Jaume, intuyo que las personas más cualificadas (ingenieros, directivos, mandos intermedios, …) trabajarán más en proyecto de duración determinada con una aportación importante de valor (actitudes, comportamientos, estilo de gestión, experiencia, flexibilidad, …).
En definitiva, es la solución a largo plazo. El mejor acaparará mayor parte del mercado. Los trabajadores inteligentes dejarán de depender de una empresa. Los que no son tan inteligentes deberán trabajar para cubrir los excedentes de los inteligentes o las empresas.
A mi me parece mejor para la dependencia, pero tiene su contra, y es que no existirá el sueldo fijo para muchos.
Hola Jaume,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Efectivamente, debemos cambiar de mentalidad y asumir que los trabajos a partir de ya tendrán fecha de caducidad. Vamos a trabajar en proyectos concretos en los que se precisen trabajadores con determinadas competencias. La capacidad de adaptación cada vez será más valorada en las personas.
También es cierto que las organizaciones también deben adaptar sus políticas y estructuras a este nuevo sistema de prestación de servicios. Los trabajadores especializados cada vez se lo van a exigir más.
Saludos,
Juan
Hola Miguel Ángel,
Gracias por comentar una vez más. Opino como tú que ya pocas personas pueden creer en los trabajos duraderos para toda la vida. Siempre existirán casos puntuales pero será algo residual y excepcional. Lo que está claro es que debido a la crisis profunda en la que nos encontramos aun no nos hemos podido acostumbrar a todo esto que está surgiendo. Tanto las personas como las organizaciones aun debemos cambiar el chip y asumir que el mercado laboral al que estamos acostumbrados está desapareciendo a marchas forzadas.
Las personas más cualificadas serán las que más roten de proyectos por el componente humano especifico que precisen. El resto de personas serán prestadoras de sus servicios de forma permanente a una o varias empresas.
Saludos,
Juan
Hola Eduardo,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Ciertamente es un proceso a largo plazo. Tiene pinta que el sistema productivo y laboral del futuro será aquel donde los trabajadores para garantizar sus ingresos deberán especializarse en la prestación de sus servicios aportando su propio sello y valor. Lógicamente los más preparados serán los que tenga la posibilidad de acaparar los mejores servicios. Las empresas se convertirán en comunidades de prestadores de servicios de la misma actividad que se agruparán.
Saludos,
Juan
Aunque comparto tus ideas, no imagino que el proceso se haga de una forma rapida… Sobre todo por que dependera de la mentalidad que la sociedad tiene sobre ella misma… Eso, tambien marcara distancia entre paises y sociedades.
Un saludo.
Hola José,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Estoy de acuerdo contigo que el cambio no será rápido y dependerá mucho de cada país y de las personas que viven en ella. Aunque esta nueva sociedad es imparable y quienes no nos adaptemos nos quedaremos fuera de ella.
Saludos,
Juan
Hola Juan,
Yo creo que la crisis ha sido la excusa para que los trabajos no sean estables, pues cada vez más las empresas buscan nuevos talentos para incorporar y así ir reciclando al resto de empleados que les aporta menos a la compañía.
Saludos.
Hola Carol,
Gracias por participar.
Me gusta tu visión porque al menos a mi me hace plantearme otro punto de vista. Puede ser que eso este pasando, sin embargo, creo que también se está produciendo un cambio de sistema productivo. El mercado laboral debe evolucionar y eso supone cambios para las empresas y para las personas.
Saludos,
Juan
La crisis? Que crisis?
La mentira esta que se han montado nuestros politicos y que le esta costando a los españolitos de a pie algo mas que la vida y el futuro esta siendo explotada muy cruelmente por empresarios sin escrupulos y tenderetes del mercadeo de curriculums. Al menos a mi parecer.
No se trata de que el «trabajo de toda la vida» se este perdiendo, si no que ahora va a ser necesario un cambio radical por parte del empleado y del empleador.
En mi sector son cada vez mas los jovenes que optan por dar el «servicio» que antes ofrecian bajo el perfil de empleado por el de pequeño empresario, y es que las empresas ya no quieren un tio fijo que les realize las tareas de 8 a 5 si no que prefieren que ese mismo tio lo hago bajo unas condiciones mas duras y que facture por tarea terminada y no por horas.
Esto si lo pensamos bien a la larga puede ser provechoso ya que muchas empresas obtendran un servicio acorde con el capital que deseen invertir y sin ataduras del tipo contrato laboral, aquellos empresarios listos que sean capaces de ver al «empleado liberal» como una herramienta y usarla/pagarla en su justa medida y por la tarea desempeñada, triunfara. Pero aquellos empresarios que todavia tienen la mentalidad del esclavo-mio de 8 a 5 acabaran por caer.
Hola Brisha,
Feliz 2013. Gracias por participar una vez más.
Está claro que la crisis actual es porque el sistema existente es insostenible porque muchas personas han chupado de él y la vaca ya no da para más. Los abusos existentes no se deben tolerar y la legislación debe ser más concreta y dura al respecto.
El nuevo mercado laboral requiere adaptación y concienciación de las empresas y los candidatos.
Saludos,
Juan