Hace unas semanas, leí un artículo en la versión digital del periódico El País titulado “No subestime al genio adolescente”  cuya lectura recomiendo porque refleja muy bien la situación que se vive actualmente en España en este ámbito.
Se ha mejorado mucho la situación real de los emprendedores en el país, sin embargo, aun queda mucho por optimizar en los primeros escalones de la educación.

Si algún adolescente tiene ideas de emprender proyectos o desarrollar ideas, lo que se suele oír por todas partes es frases del tipo “tú,  a tu edad, lo que tienes que hacer es estudiar” o “no tienes más que pájaros en la cabeza con ese tipo de ideas” o “ese tipo de cosas que haces son una perdida de tiempo que no te harán una persona de provecho.” Es duro decirlo pero esta es la realidad habitual y aquellos jóvenes que hacen caso omiso es porque creen en lo que hacen y es lo que realmente les gusta o por otro lado su entorno familiar lo ven como una buena fórmula para desarrollas sus capacidades y competencias. Aunque esto no es lo habitual porque nuestra sociedad lo ve como algo extraño. Normalmente estos adolescentes con ideas brillantes suelen ser reclutados por compañías extranjeras o creen en sus ideas otros países fuera de nuestras fronteras.

Obviamente, podemos mirar hacia otro lado, sin embargo, esto no ocurre porque sí y la primera clave es que España no tiene procesos en las escuelas e institutos para detectar esas ideas o proyectos. En nuestro sistema educativo deberían existir talleres para desarrollar ideas y proyectos como hobby para desarrollar capacidades de cada persona. Esto no existe ni como actividad extraescolar. Siempre vinculamos asignaturas y actividades extraescolares a resultados u objetivos a corto/medio plazo. En este tipo de aulas se les debe dar alas para hacer lo que quieren a nivel de desarrollo de ideas y ver a donde les lleva. Se deben potenciar en los colegios las uniones de chavales para desarrollar proyectos e ideas y no centrarse en el resultado sino en el proceso de lo que eso puede aportar.

En España nos centramos en exceso en lo que se debe tener en cuenta para emprender y nuestros jóvenes lo asocian como algo arduo y, porque no decirlo de forma soez, como algo “coñazo”. Por ello, nos debemos centrar más en lo “chulo” que es el proceso de creación y de desarrollo para ir moldeando la idea para hacerla efectiva, luego ya nos preocuparemos si a esos jóvenes les interesa materializarla o no. Todo comienza por crear grupos de desarrollo de ideas como juego en las aulas sobre los temas que a ellos les pueda interesar.

Nuestras autoridades y organizaciones tienen que estar al día de estos procesos y que les lleguen aquellas mejores ideas, aplicaciones, desarrollos para podernos beneficiar de ellos y que no salgan fuera. Seguimos pensando que lo de fuera es lo mejor y esto es un gran error del que pecamos en España. Lo mismo pasa con los jóvenes que se tienen que ir fuera para trabajar en puestos cualificados; deberíamos preguntarnos ¿qué podemos hacer para evitarlo? Nada hacemos con cruzarnos de brazos y verlo como inevitable porque es lo peor que podemos hacer.

Procedo a plantear unas cuantas cuestiones ¿De cuánto tiempo disponen nuestros jóvenes en sus etapas educativas para crear y desarrollar ideas? ¿Por qué los procesos en las escuelas son tan rígidos? ¿Por qué vinculamos todo en el sistema educativo a unos resultados? Lógicamente los resultados importan pero más importantes son los procesos de aprendizaje y las elecciones que eso aportan.

En otros países sus jóvenes no tienen miedo a equivocarse y se ve como parte del proceso. Sin embargo, en España el errar o equivocarse es la diferencia entre “es válido” o “es un maula”. No por equivocarnos en algo quiere decir que no valgamos sino significa que debemos seguir intentándolo para encontrar la mejor forma de hacerlo para obtener resultados satisfactorios.

Obviamente no digo que sea fácil pero no imposible porque en otros países lo están consiguiendo y todo comenzó por invertir tiempo, esfuerzo y, claramente, dinero en esos procesos de creación e investigación. Quizás todo tenga que empezar por acercar a los inversores privados a las escuelas para que vean el potencial existente y crean en ello desde el conocimiento de lo que se está haciendo.

Para cambiar las cosas, habrá que asumir que las cosas se pueden hacer de otra forma y dar un primer paso al frente para cambiarlo aunque suponga ser pioneros y poco populares. No los programas más habituales tienen porqué ser los mejores. Debemos replantearnos lo existente y ver como se puede mejorar aunque esté funcionando. Lo peor en esta vida es ser conformistas.

¿Por qué pensáis que nuestros jóvenes no emprenden ideas y proyectos? ¿Qué se os ocurre para cambiarlo? ¿Qué dificultades o cortapisas les encontráis?