Como ya he comentado en alguna otra ocasión, en España necesitaríamos tener una cultura emprendedora más arraigada. Para ello, creo conveniente empezar esta forma de trabajar desde los primeros niveles educativos, inculcando la idea de que la vida sin riesgo no es nada; obviamente debe ser un riesgo controlado. Lo que no es factible es educar a nuestras generaciones futuras a que esperen debajo de la mata a que llegue su oportunidad, porque estas se deben buscar. Es más, en caso de que se equivoquen se les debe potenciar que deben sacar las conclusiones para aprender, es decir, fracasar no supone ser un perdedor porque al menos se ha intentado y genera herramientas para recuperarse y buscar el éxito con otra estrategia. Lo importante, pues, será el ser consciente de que se tiene la capacidad de, una vez caído, levantarse y seguir adelante para conseguir sus metas.

En España cada vez existen más entidades públicas y privadas que ayudan a las personas que tienen una idea a hacerles ver que cosas deben tener en cuenta y les facilitan las herramientas, les explican las posibles ayudas, las formas jurídicas y todas aquellos puntos técnicos genéricos. Todo esto está muy bien, sin embargo, creo que se debe ir un paso más lejos y voy a intentar explicarlo de forma clara.

Deben existir asesoramientos más personalizados a cada tipo de negocio y más particularizados a cada caso concreto. Para empezar, deberían existir centros que impartan experiencias formativas de puesta en marcha de una idea con simulaciones reales de todo lo que tienen que hacer. Luego simular realmente la puesta en marcha de su proyecto con las variables que ellos crean y analizar con posterioridad los riesgos y consecuencias de sus decisiones para ver qué hubiesen tenido que hacer de otra forma. Es una forma de ver la viabilidad del negocio desde la realidad práctica que es la que falta en muchas ocasiones. ¿Creéis que son necesarios este tipo de centros para las personas que están al comienzo de su idea?

Ayudaría que este tipo de entidades potenciaran que los futuros emprendedores tengan un período de prácticas experienciales en el negocio de un emprendedor que ya esté embarcado y del que poder aprender. Por ello, se debería dar algún tipo de incentivo o ayuda a los empresarios que acogen en sus proyectos a emprendedores noveles para que tomen constancia de lo que supone tener un negocio y de las decisiones que conlleva el día a día. Esto ayudaría a que las personas que tienen una idea de negocio adquieran un rodaje práctico que les falta y que esto les haga decidir si finalmente quieren o no embarcarse. Iría bien que esta experiencia piloto fuese en negocios heterogéneos que no tengan porque ver siempre con el sector en el cual llevan idea de emprender. Esto fomentaría su imaginación y el desarrollar más sus capacidades de asociación y relación.

En estas experiencias piloto tendrían que ponerse al día con los trámites legales, con las gestiones contables, con los balances, con los pedidos, con los proveedores, con las decisiones de tener personas, etc. Es una forma de poner en práctica lo que vayan viendo en cursos de conocimientos teóricos mínimos necesarios. Cuando uno comienza a emprender algo es imposible contar con personas en todas las áreas que te lleven esos trámites. Así que se debe potenciar que sean personas todo terreno que sepan sobrevivir en todas las facetas, al menos al comienzo.

También considero que se debería prestar mucha atención a las capacidades que debe tener un emprendedor y esto se hace con situaciones vivenciales que se producen en el día a día para ver cómo reaccionarían y cuáles pueden ser las posibles consecuencias.

Tampoco se debe olvidar que las personas que quieren comenzar un proyecto no saben diferenciar entre unas formas jurídicas y otras y se debe explicar de una forma práctica y constructiva que conlleva elegir una forma jurídica u otra.

Adicionalmente, se podría crear un sistema de voluntariado de personas que han sido emprendedores y han tenido una empresa o negocio y quieren ayudar a los demás compartiendo con ellos sus experiencias y ayudándoles en los primeros pasos. Es una forma de hacer que los más jóvenes ayuden a las personas con muchas experiencia que ya están retiradas y viceversa. Es decir, aprenderían unos de otros.

Otra idea que podría probarse es establecer que aquellas empresas ya consolidadas puedan apadrinar a un emprendedor novel al que le presten parte del capital con unas condiciones ventajosas y aparte estos reciban ventajas fiscales por ayudar. Sería un programa que garantizase el poder acceder a él con independencia de que dispusiesen de capital o no siempre y cuando su idea ya estuviese desarrollada y hubiese pasado los períodos formativos prácticos obligatorios previos.

Todas estas propuestas podrían estudiarse y desarrollarse en profundidad para poder saber si son buenas o no. La cuestión es que se deben poner en marcha programas nuevos para conseguir potenciar más el espíritu emprendedor.

¿Qué otras ideas se os ocurren para fomentar el espíritu emprendedor? ¿Cuántas cosas habéis emprendido en vuestra vida?