Hoy voy a hablar de los compañeros de trabajo. Difícil tema, pero a la vez, interesante. Creo que puede hacer recapacitar a alguno.


Para comenzar, empezaremos con una afirmación, como en matemáticas: debemos asumir que la perfección no existe. Por rotundo que pueda parecer, es cierto que nadie, como compañero de trabajo, es perfecto. Hay que tenerlo claro, dar el paso de asumir nuestros errores, no tener inconveniente en reconocerlo y pedir disculpas a las personas que hayamos podido molestar o importunar. Esto es muy fácil decirlo y más complicado hacerlo en realidad.

 
Para empezar cuesta menos ser buen compañero de trabajo que ir en plan oscuro, perverso y con ganas de fastidiar al prójimo, sin embargo, algunas personas no pueden evitarlo. Forma parte de su naturaleza o simplemente, están defraudados con experiencias negativas anteriores.

 
Como sé que os gustan las clasificaciones que suelo hacer, hoy voy a otra lista, que intentará distinguir a este tipo de compañeros que hacen que el trabajo adquiera tintes de culebrón e intriga por los dimes y dirites que son capaces de generar. Como siempre, me concentro en algunos claros, pero seguro que podéis aportar alguno más.

 

El “Antiprotocolario”

 
Se trata de personas maleducadas, es decir, que no va con ellos tener modales protocolarios. Llegan por las mañanas a su puesto, no interactúan con sus compañeros con un simple “buenos días”. ¿Vergüenza? ¿Quizás les darían ganas de desearnos que tengamos el peor día de la semana? Mejor, se callan. Si les ayudas a algo ya pueden estar esperando un agradecimiento sentado porque según ellos, es tu obligación. De la misma forma, estas personas, si les pedimos ayuda todo serán malas palabras, excusas y a los sumo indiferencia y veras como van pasando los días y lo que le habéis pedido seguirá sin estar. Es más, puede ser que lo haga pero a su manera, es decir, que no tenga nada que ver con lo que se precisáis vosotros. Ante esto, puede ser que os diga que simplemente dijisteis que se hiciese, sin importar el cómo o el resultado. Obviamente, este tipo de personas incomodan y amedrentan. Normalmente otros compañeros llegan a temerles y los dejan por imposibles. Lo mejor es plantarles cara y hacerles ver que eso no les lleva a ningún sitio y que la final no les quede más remedio que asumir sus errores. Lo complicado es conseguir esto.

El “Monologuista”

 
Son aquellos a los que les da igual lo que les digas porque ellos van “a su bola” y solo se ven y escuchan a sí mismos. Tener una reunión con ellos supone no poder meter baza y aunque les hables ellos siguen con su tema y su punto de vista, aunque sea incorrecto o imposibles de acometer. En todo caso cuando consigues que te escuchen o mejor dicho consigues hablar porque descansa, te contestará hablando de él, de sus problemas, de sus necesidades o de lo que sea siempre y cuando tenga que ver con ellos.

 

El “Bob Esponja”

 
Asumen el rol de confidente y de mejor amigo de todos los compañeros posibles y sus frases favoritas son “Puedes confiar en mi” y “Descuida que esto que me cuentas no saldrá de mi.” Absorben como si de una esponja se tratase, toda la información que pueden. Estas personas son incapaces de guardar un secreto y se alimentan de la información y la van contando a quien más le interesa. A las primeras de cambio te dirán que no lo pueden contar y sin insistir te dirán que solamente te lo cuentan a ti y puede ser que ya sea la última persona en enterarte de la oficina. Una vez que se les tiene calados se les debe contar aquello de lo que quieras que se enteren todos. La conversación más recomendable con ellos es el tiempo. Tienen una habilidad especial para estar con la oreja puesta hasta en los sitios más inesperados, así que cuidado con ellos.

El “Ojo por ojo, diente por diente”

 
No podemos olvidarnos de los compañeros rencorosos que no olvidan ni perdona nada y llevan una libreta mental con todo lo que (supuestamente) les hicisteis. Siempre tienen reproches y malas caras para los demás. Eso sí, ellos nunca hacen nada mal aunque curiosamente siempre están involucrados en todos los malentendidos. Estas personas primero hablan o gritan y luego piensan. Independientemente de que les podáis pedir disculpas eso no es suficiente y quizás si existiese el castigo corporal podría ser que en su cara se atisbase una leve sonrisa.

El “Delegueitor”

 
Expertos en delegar tareas suyas y propias a otras personas sin dudarlo un momento y están plenamente convencidos de ellos. Así que ya podéis tener cuidado y tener claro que corresponde a vuestro puesto para evitar alargar vuestras tareas de forma inagotable. Debéis saber plantaros y decir que no de forma educada, explicando el porqué de esa decisión. Porque si vais asumiendo lo de otros esa será vuestra ruina.

 

El “Ladrón de tiempo”

 
No piden las cosas sino que dan por hecho que cuando necesitan algo es el mejor momento para hacérselo, independientemente de lo que podáis estar haciendo. Como lo aceptemos una vez ya os podéis dar por perdidos. Se le debe educar y acostumbrarles a que las cosas no pueden ser siempre para ya y que se debe avisar con tiempo. Eso sí, cuando les pides tú algo será imposible pillarles en su sitio porque no suelen estar y aunque hubiese suerte te dirán que les gustaría pero que tienen mucha carga de trabajo. Su lugar preferido es los pasillos y las zonas de trabajo de otros compañeros.

 

El “Pelotas”

 
Otra categoría que me encanta son los trepas, estas personas tienen especial afinidad con los jefes y con las personas que mueven los hilos de una organización. No dudan en apuntarse todos los tantos posibles aunque su intervención fuese totalmente secundaria o terciaria. Saben aparentar que hace y saben más que nadie y tienen gran poder de convocatoria.

 

El “Darth Vader”

 
He dejado para el final el terror de los compañeros. Sería el perfil que englobaría a ese compañero, mala persona, cuyos comentarios son punzantes, hirientes y mal intencionados. Su humor no es negro… es propio del lado oscuro. Es un perfil al que nunca se puede acudir a por consejo, porque ante haberle expuesto la situación a la que acudes a él, se encoge de hombros y contesta con un “búscate la vida”. Es cínico y siempre se enfoca en hacer daño a los demás. Lo único que le falta es la máscara y capa del personaje de ficción.

 

Por supuesto, me dejo muchos tipos de compañeros. ¿Qué otro tipo de compañeros que son odiados me dejo? ¿Cómo podemos erradicar este tipo de comportamientos? ¿Cuéntanos tus experiencias con este tipo de personas?