Hace unos fines de semana, leía en la versión digital de expansión.com un magnífico artículo titulado “Por qué no hay más emprendedores”  de obligada lectura desde mi punto de vista.

Queda claro que España está en la cola de países en el sector de emprendedores. Entre los jóvenes españoles sigue predominando el alto porcentaje que quieren ser funcionarios y esto nos dice mucho.

Nuestro tejido empresarial lo conforman, mayoritariamente, PYMES y uno debe tener claro que ser emprendedor y empresario requiere dedicación, esfuerzo y muchos sacrificios para sacar adelante nuestro negocio. No todos los empresarios son millonarios y las ideas que le convierte a uno en rico no son tantas, pero sí que les permiten vivir.

Como ya he comentado en otras ocasiones, no todas las personas valen para emprender y tienen que ser personas inquietas, activas y que no tengan miedo a cierto riesgo. Y por encima de todo, que crean en lo que quieren hacer.
Para empezar dejo una pregunta: ¿Por qué existe tan poco porcentaje de emprendedores en España? Desde mi opinión existen bastantes factores que influyen en esto y que voy a intentar resumir a partir de ahora.

Para comenzar en España damos demasiada importancia a la seguridad y a la estabilidad en el trabajo. El arriesgarse en exceso se frena por nuestra sociedad y a la vez el fracaso se ve como algo negativo que se incluye como una losa en la persona que lo sufre y la sociedad ya lo marcan como oveja negra y pasa a ser el “fracasado” seguido del tan asqueroso “ya te lo decía yo” típico de España.

Otro error es que a todos los emprendedores se les mete en el mismo saco y esto es un error porque cuando uno está comenzando un proyecto necesita más ayuda y medidas flexibles que le permitan llevar el ritmo de costes adecuado a las ganancias progresivas que va teniendo y esto no ocurre.

Sigue existiendo mucha burocracia administrativa que va mejorando pero aun es caótica y poco global para las necesidades de los emprendedores. Un emprendedor, por mucho que esté cada vez más preparado y formado, no puede saber de todo. Y obviamente, al principio, por mucho que quisiera, no puede tener un asesor que les lleve las cuentas, un gestor para contratos, nóminas y demás gestiones porque eso es un yugo difícil de llevar. Lo normal y habitual es que los emprendedores vayan justos de capital y tengan que controlar el gasto.

Cada vez existen son más las organizaciones que ayudan en el asesoramiento inicial a la persona que tiene una idea y que quiere ser emprendedor. Sin embargo, son asesoramientos que se quedan en la capa básica y que no personalizan en exceso en cada idea y proyecto. Este tipo de asesoramiento es necesario, sin embargo, también debe existir de un nivel más avanzado. Es decir, cuando una persona decide intentarlo que existan entidades que, de forma gratuita y conjunta con el emprendedor, hagan el plan de empresa, el plan financiero y todo lo que precise. Por otro lado, sería adecuado que alguna entidad, durante un tiempo limitado, diese de forma gratuita o con ventajas de coste un servicio burocrático, o al menos, enseñasen cómo hacer mediante formación en gestiones burocráticas, contributivas, tributarias, fiscales y administrativas. Se me ocurre también que estas entidades públicas potenciasen el contacto e intercambio entre profesionales y emprendedores para que pudiesen intercambiar servicios que ambos necesiten sin necesidad de tener que pagarse en dinero sino en especie y poder llegar a acuerdos beneficiosos para ambas partes.

También, desde mi visión, falta que en  los comienzos de los nuevos emprendedores no se cuenten con las valiosas experiencias de otros de carne y hueso que compartan sus éxitos, fracasos y dificultades que puedan ayudarles. El asesoramientos de las personas que tienen inquietudes emprendedoras los suelen hacer personas que nunca han emprendido ningún negocio o proyecto y deberían existir asesores heterogéneos que pudiesen abarcar todas las necesidades de los emprendedores.

Uno de los mayores escollos de las personas que tienen una idea es la temida financiación y deberían existir entidades que destinasen fondos a ayudar a los emprendedores con buenas ideas para ayudarles a encontrar inversores, capital y financiación. Por supuesto, en este tipo de acciones, el principal interesado que debe tirar del carro es la persona que quiere emprender porque este tipo de entidades no dejarían de ser un simple complemento. A veces algunas personas que tienen una idea parten de un paradigma equivocado que es que los demás deben hacerles y facilitarles todo y desgraciadamente, hoy en día, toda acción que se acometa, sea de la índole que sea, requiere riesgo y esfuerzo del principal interesado.

Otro gran problema es que en nuestro país se debe potenciar el espíritu emprendedor de forma real, desde los primeros tramos educativos, es decir, se deben potenciar el desarrollo de ideas, el idear proyectos individuales y colectivos. Se debe potenciar que los niños piensen, imaginen y acometan cosas y que, aunque se equivoquen, se les haga ver lo que aprenden para su futuro desarrollo como personas.
En momentos de recesión como los actuales es necesario esforzarnos para que surjan cada vez más emprendedores y, para ello, se les debe ayudar, sobre todo al comienzo, con medidas flexibles y adaptadas a sus necesidades, que posteriormente, cuando ya estén en una situación más estable, se pueda modificar, retornar o continuar con la ayuda, si fuera necesario.

Cuéntanos cuáles fueron tus mayores dificultades cuando decidiste emprender.

Lógicamente se que muchas de estas cosas que propongo en alto no son tan fáciles, sin embargo, no cuesta tanto; simplemente es ir implementando nuevas cosas cuando se ve que los programas y ayudas existentes no hacen que salgan mayor numero de emprendedores.