El tema de los jefes y los líderes lo he tocado en muchas ocasiones en mi blog porque es un tema que siempre está de moda y que sigue dando juego. Lo que está claro es que ser jefe no es nada fácil porque contentar a todas las personas es imposible. Si uno hace, porque hace y si no, porque no, si dice, porque dice y así constantemente. Los jefes siempre están en el punto de mira del resto de los trabajadores. Cuando los trabajadores debemos asumir que la perfección no existe y que todos los jefes tendrán cosas buenas y otras a mejorar como nos ocurre a la globalidad de los empleados.

Muchas veces se pone en puestos de responsabilidad a personas con muchas carencias y con escasa preparación para asumir esas nuevas funciones en lo que respecta a competencias y actitud. Muchas veces están personas copian conductas de las personas que un día fueron sus jefes, independientemente de que las viesen en aquel momento correctas o no, porque si las hacia alguien que era jefe valían. Las organizaciones deben establecer un protocolo de adaptación y transición a las nuevas responsabilidades donde se trabaje las mayores competencias de esa persona para ser jefe. Igualmente, se debe incidir en cuáles son las motivaciones, porque esas personas quieren asumir responsabilidades sobre equipos de trabajo. No puede basarse simplemente en una recompensa económica porque si es así, estamos abocados a una mala relación entre jefes y empleados por una clara y necesaria falta de fondo.

En muchas ocasiones nadie nos obliga a ser jefes y cuando surgen problemáticas, retos, necesidades de ayudar a los demás, de dar ejemplo, de tomar decisiones complicadas, de mantenernos firmes, etc.; no podemos esconder la cabeza y mirar hacia otro lado; es responsabilidad nuestra por la posición que ocupamos y no podemos pretender que otros nos salven la situación para luego ponernos las medallas de la gloria en caso de que fuese bien.

No es tan difícil de averiguar qué es lo que las personas que conforman los equipos de trabajo quieren cuando piensan en la figura de sus jefes y para llegar a ellos debéis preguntaros ¿Cuál es el mejor jefe que habéis tenido y porque os gustaba en sus gestión a nivel competencial? Y por otro lado ¿Cuál ha sido vuestro peor jefe y que es lo que echabais en falta o lo que no os gustaba en el ámbito competencial? Si respondemos a estas respuestas de forma objetiva, tendremos con flexibilidad el perfil y la actitud que todos deseamos y es adecuado para un jefe que gestiona equipos.

Por supuesto, no pretendemos que un jefe nos dé siempre la razón porque queremos que nos diga aquellos que tenemos que mejorar, sin embargo, esto se puede decir de una forma constructiva y siempre es más fácil hacerlo así que de una forma agresiva y destructiva. Los empleados quieren un jefe que sea buen comunicador y que, a la vez, nos escuche cuando necesitemos decirle algo porque sentimos que es cercano, con independencia de la posición que ocupemos dentro del equipo. De la misma forma, uno desea jefes que nos dejen hacer nuestro trabajo y desarrollarnos profesionalmente porque confían en nosotros y nuestras competencias y asumen que el error es parte de ese aprendizaje y proceso. En caso de no lograrlo, nos ayudarán a ver cuál hubiese sido el camino adecuado para alcanzar la meta descrita. Queremos jefes que, antes que nada, sean personas que estén dispuestas a trabajar codo con codo con las personas de sus equipos y que admiten sus errores sin dudarlo porque ellos son el vivo ejemplo de lo que exigen a sus personas. Lógicamente, esto es muy fácil decirlo y complicado hacerlo y llevarlo a la práctica. Por ello, cuando criticamos las figuras de nuestros jefes, debemos plantearnos la pregunta de si seríamos capaces nosotros de hacer todo eso en caso de ser jefes. Personalmente pienso que no lo podemos afirmar ni negar porque tendremos que esperar a vernos en esa situación para poder afirmar la realidad.

A la conclusión que yo llego es que un jefe debe ser muy flexible y adaptable para intentar amoldarse a sus diversas personas porque cada una de ellas requerirá cosas distintas. Determinadas personas precisarán más libertad y otras mayor control; dependerá de sus procesos y de sus necesidades particulares. De la misma forma, las personas que conforman un equipo tendrán que aportar a un jefe una variedad de cosas en función de las carencias de éste, porque no olvidemos que ambas partes están para ayudarse y asesorarse.

De la misma forma, no creo que a nadie le guste tener un jefe que le grite, que le falte al respeto delante del resto de sus compañeros ni que se cuelgue el merito que os corresponde a todos porque ese tipo de comportamientos son injustificables y las personas que se comportan así nos están diciendo el tipo de personas que son y que son capaces de cualquier cosa por hacer lo que quieren.

El jefe tiene autoridad porque la organización ha decidido concedérsela, sin embargo, ahora tendrá que demostrar día a día que se merece esa confianza y que se la gana porque intenta mejorar constantemente y, si se equivoca, no duda en reconocerlo. Los jefes son antes que nada personas y como tal deben comportarse, asumiendo el rol que tienen asignado con normalidad.

¿Qué tipo de comportamientos desechas de los jefes que has tenido? Cuéntanos una experiencia en la que un jefe os sorprendiera positivamente.