Las empresas deberían estar orgullosas de tener personas en sus filas que brillan en lo profesional fuera de sus trabajos y que son reconocidos en su área o faceta con nombre propio. Tener este tipo de profesionales da una imagen muy positiva respecto a esas compañías porque se asocian a las mismas una serie de características que pueden ayudar a atraer al mejor talento a sus filas.

Sin embargo, tener este tipo de personas requiere personalizar sus condiciones dentro de lo posible para que pueda compatibilizar todas sus facetas profesionales y con esto no estoy diciendo que se les deba dar un trato de favor sino ser flexibles con ellos cuando lo precisen.

A muchas compañías se les llena la boca a la hora de hablar de sus trabajadores, es decir, para ellas lo más importante es su capital humano, sin embargo, éste se ve obligado a salir por la puerta de atrás por la inflexibilidad y las políticas autocráticas existentes donde lo que menos importa es el talento.

Conozco grandes profesionales que han tenido problemas en alguna de las compañías por las que han pasado por tener una bitácora profesional de éxito. Cada uno, fuera de su trabajo, puede hacer lo que quiera, hablar y escribir de cualquier tema, siempre y cuando no descalifique a sus compañeros ni empresa actual por razones más que lógicas y hacerlo, puede conllevar una denuncia; es más, ya existe jurisprudencia al respecto.

El problema es cuando, por envidia, determinados compañeros de trabajo ven fantasmas donde no los hay. Y lo peor de todo es que los responsables directos de la compañía y jefes directos son convencidos de que aquello que el dueño de la bitácora hace, va en contra de alguno de ellos o de la empresa.

Un conocido tuvo problemas con un blog muy reconocido en la blogosfera en la compañía en la que trabajaba, donde le pusieron en la tesitura de cerrar su blog o hablar de otras cosas para evitarse problemas porque a determinadas compañeros, les molestaban ciertas entradas que publicaba. Lógicamente, él, en lo primero que pensó fue en mantener su puesto de trabajo, sin embargo, si aceptaba el chantaje estaba reconociendo que estaba haciendo algo mal cuando no era así. Se dejó llevar por sus principios y dijo sin dudarlo que iba a seguir con su blog, independientemente de las consecuencias que le pudiese traer. El resultado fue que esta persona acabo siendo despedida. Podría haber recurrido el despido, pero optó por dejarlo pasar, pues tampoco se hubiera sentido cómodo volviendo a una empresa donde se le estaba menospreciando. Su reacción fue correcta, por pensar que estaba en lo correcto.

Un superior puede condicionar aquello que haces en la empresa pero nunca, aquello que haces en el tiempo libre. Eso tiene que quedar claro a todo el mundo. La verdad es que una empresa que eche a la calle a alguien por aquello que hace en su tiempo libre, bien sea un blog o lo que sea, deja mucho que desear.

Si uno no hace nada malo no debe aceptar órdenes despóticas de sus organizaciones o responsables en temas que trascienden de la faceta profesional. Las organizaciones deberían alegrarse de que sus profesionales sean reconocidos en sus correspondientes disciplinas por todos los aspectos positivos que les pueden aportar.

Lógicamente en tiempo de trabajo, lo primero es ser productivo, sin embargo, uno puede ser productivo en su faceta laboral y en su reputación online labrada al margen de su trabajo aunque sea en la misma área profesional.

Las empresas que no sepan adaptarse a los nuevos tiempos y a las inquietudes profesionales de las personas de sus organizaciones estarán desperdiciando una gran oportunidad de inundarse de talento grupal. Algunas compañías dicen que eso no es normal y que el resto de personas no sobresale fuera de su trabajo, sin embargo, no todos tienen que ser iguales y la clave está en tratar a cada uno según lo que necesite.

¿Qué haríais si vuestra empresa os dijese que debéis cerrar vuestro blog para evitaros problemas?

Este tipo de compañías son las que aun tienen en sus discursos de dirección la frase “No os pago para que me deis problemasy esto, a veces, supone tener que permanecer quieto en la mata, sin aportar todo lo que uno pudiese para evitarse problemas con otros compañeros que son de la ley del mínimo esfuerzo y que, para colmo, son puestos como ejemplo a seguir. Por ello, uno debe tener claro quién es y a dónde quiere llegar. Algunas empresas no merecen a algunos de los profesionales que tienen y son estos mismos los que deben darse cuenta de ello porque si ya llevas mucho tiempo en una empresa y no te han permitido desarrollarte, no lo van a hacer y más cuando os han parado los pies en varias ocasiones. Lógicamente, la decisión final es vuestra.