Tras leer una noticia de la edición digital de El País del pasado 16 de agosto de 2010, que tenia como titular “El PSOE quiere sancionar a los parados que no hagan cursos desde el primer día”, no he podido más que ponerme a escribir al respecto.
Por supuesto, se trata de una de las enmiendas que ha presentado el grupo socialista en el senado al texto inicial de la Reforma laboral.
En la actualidad, los desempleados tienen un margen de 100 días para apuntarse a actividades de formación antes de poder ser sancionados.
Este tipo de noticias siempre suscitan opiniones de todo tipo y todas deben ser respetadas aunque alguna de ellas carezcan de solidez objetiva.
Primero, me gustaría responder a una pregunta: ¿Cuántos desempleados agotan el período máximo en que les corresponde cobrar prestaciones por desempleo sin hacer ningún curso de formación? Sorprendentemente, una gran parte de ellos, sin que nadie les sugiera acción formativa alguna que le ayude a mejorar sus posibilidades de encontrar un trabajo. De la misma forma, debemos plantearnos la siguiente cuestión: ¿todas las acciones formativas programadas y planteadas son útiles? Desgraciadamente no todas ellas y algunas de las materias ofertadas no tienen sentido alguno.
Debe primar la calidad y utilidad de las acciones formativas para que lleguen fundamentalmente a las personas que están dispuestas a aprovecharlas. No olvidemos que en la actualidad existen más personas interesadas en formarse que cursos disponibles y, de la misma forma, determinados colectivos suelen tener prioridad. Esto es correcto, sin embargo, debe darse la oportunidad de formarse a todos los colectivos de personas que tienen inquietudes formativas, con independencia del colectivo al que pertenezcan.
Se debe trabajar mucho más en la practicidad de las acciones formativas en las diversas materias en donde, desde el primer día, los alumnos, mediante la experimentación, vayan consolidando conocimientos porque, además de enseñarles los conocimientos, los ponen en práctica.
Soy partidario de que se haga un seguimiento a los desempleados para recomendarles itinerarios formativos y, si son seleccionados para cursos adecuados a sus necesidades y los rechazan sin razón motivada, sean sancionados y apartados durante un tiempo de la posibilidad de acceder a acciones formativas.
Lo que no podemos pretender es que las personas desempleadas hagan cursos “de lo que sea” con la finalidad de no perder su prestación porque eso quita respeto al sistema. Las personas que reciben formación deben ver la utilidad de esos cursos y, para ello, muchas veces requieren que se les explique dónde se encuentran en la actualidad y dónde se pueden encontrar al finalizar esos cursos, con ejemplos prácticos totalmente comprensibles.
Cuanta mayor formación tengan las personas, aumentarán sus posibilidades reales de encontrar un trabajo, sin embargo, no podemos engañarnos porque en la actualidad, también se encuentran muchas personas formadas adecuadamente pero que están desempleadas u ocupando puestos inferiores a su nivel profesional porque no les surgen puestos de trabajo acordes a su formación.
Las personas no deben hacer cursos porque sí, sino porque realmente los necesiten para poder acceder de nuevo al mercado laboral o al tipo de puestos de trabajo a los que quieren optar. De la misma forma, no pretendamos engañarnos y pensar que un curso les va a dar trabajo a los desempleados nada más acabarlo porque, como mucho, les capacita mejor para poder desempeñar su profesión, sin embargo, las acciones formativas no son generadoras espontáneas de puestos de trabajo.
De la misma forma, los contenidos actuales de las acciones formativas deben actualizarse, adecuarse y enfocarse a las necesidades reales de la oferta y la demanda. Porque el tiempo de las personas desempleadas también es valioso y no podemos pretender obligarles a realizar un curso porque sé para que estén entretenidas.
A la hora de hacer modificaciones en las necesidades formativas, nuestras autoridades deben contar con la colaboración estrecha de empresarios y usuarios de los cursos de formación para garantizar un equilibrio real que permita un avance adecuado, algo que no siempre ocurre.
De poco servirá haber realizado un curso de contabilidad si 2 años después de acabarlo, esa persona no ha tenido posibilidad de ponerlo en práctica de forma real. Tendrá un título de ese curso, sin embargo, eso no garantiza que tenga los conocimientos adecuados de contabilidad que se le pueden requerir en una situación real.
¿Qué opináis?
Aunque suene un poco surrealista o paradójico, hay que ir encajando el itinerario formativo con el itinerario profesional; y viceversa.
Hola Juan:
Más claro imposible. Para mi, y no soy formador, existe un problema de base que no es otro que la formación (tal y como está organizada) aporta poco al trabajador, no se adecua a sus perfiles o a sus necesidades y, en la mayoría de los casos no sirve para nada. Está totalmente obsoleta. Eso se ve en los cursos subvencionados que se pueden hacer en las empresas. Ni las acciones ni los contenidos aportan mucho. Y creo que sabes a qué me refiero. Aprendo mucho más y estoy seguro que cualquier trabajador y/o desempleado a través de vuestros blogs y artículos. Eso si es formación de primer nivel.
Un saludo
Hola Javy,
Por supuesto, los itinerarios formativos tienen que estar estrechamente relacionados y coordinados con las necesidades empresariales, es decir, adecuación de la oferta y la demanda.
Saludos,
Juan
Hola Fernando,
Gracias por participar. Se puede decir más alto pero no más claro.
Debe de existir una adecuación entre lo impartido y lo necesitado realmente. Luego es cierto que los contenidos, metodologías y objetivos de las formaciones están estáticos sin tener adaptación a la evolución que van teniendo esas materias. Los temarios deben de ser flexibles y abiertos para que los alumnos participen, experimente e investiguen para aportar a la formación vivencias. En las formaciones se debe primar la interactuación donde el formador es más un facilitador y dinamizador.
La cosa va mejorando pero desgraciadamente aun queda mucho camino por recorrer.
Saludos,
Juan
La formación contribuye a mejorar la ocupabilidad de las personas sin empleo, pero siempre que tenga algún sentido respecto al perfil profesional del interesado. El hecho de hacer un curso «por hacer algo» o «para que no me quiten…» segurament que no aporta nada. Tal y como se apunta en el post, creo que la orientación laboral es un buen camino para poder mejorar la eficacia de esta formación utilizada como recurso de urgencia.
Saludos
Hola Juan,
Yo creo que los cursos de formación para desempleados (o para empleados) están poco enfocados a la oferta y la demanda.
Por otro lado me parece mal el monopolio de la formación que tienen los sindicatos; ¿no es igualmente válido hacer un máster o una carrera o un curso universitario?.
Un saludo,
Alberto
Hola Carles,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
La formación ayuda siempre y cuando como indicas este enfocada y se haga con una finalidad concreta que nos ayude a evolucionar profesionalmente. Sin embargo, tal y como esta montado el sistema formativo no se ayuda a concretar las necesidades de cada usuario y a fomentar la calidad de la misma.
Saludos,
Juan
Hola Alberto,
Gracias por participar.
Estoy de acuerdo contigo en que la formación en la actualidad no tiene un enfoque adecuado, flexible y equitativo entre lo que se necesita y lo que se ofrece.
Los monopolios formativos no son buenos y debemos dejar que la variedad exista a nivel de programas, materias y entidades para que las personas elijan lo que necesiten.
Saludos,
Juan
saludos Juan yo cobro la prestacion cada 6 meses (soy fija discontinua )
trabajo desde los 20 años y tengo 46 ,,cursos de formacion muchos….te puedo decir que a los 37 me dio por volver a estudiar y como vi que los cursos del inem no me servian para nada y en 20 años jamás me han ofecido un puesto de trabajo opte por formarme por mi cuenta ..con Mejores Resultados aunque no es fácil .He sido dependienta con excelentes resultados en ventas
y como el sueldo no me llegaba opte por la hosteleria- camarera de restaurante -.un mundo competitivo y donde se aprende a trabajar en equipo , mejore mi inglés con clases privadas y cursos ,estudie alemán básico y a los 4 años decidi cambiar, para ello me prepare(estando parada en invierno y cobrando prestación ) en un curso del govern balear «4 horas todos los dias durante 6 meses » con un modulo de turismo para agencia de viajes del cual disfrute muchisimo pues como tu bien dices, si no se hacen practicas en una empresa no sirve de nada ,y me ofrecieron automaticamente empleo pero solo por 3 meses ,ahora me arepiento de no haberlo aceptado circunstancias personales pues yo no podia sobrevivir con el sueldo de 3 meses un año asi que tuve que volver a la hosteleria .Pero no me di por vencida segui preparandome no por el inen sino por mi cuenta ingles cursos de atención al cliente , informática y eso me hizo abrir la mente y cojer seguridad en mi misma y decidi cambiar de nuevo al comercio otros 4 añitos los mejores de mi vida porque me siento que he conseguido lo mi meta .
Con esto te quiero poner mi ejemplo practico de que lo que tu dices es cierto si se lleva a la practica . Cursos si pero conjuntamente con las empresas y no tirar tanto dinero en cursos que no sirven para encontrar un empleo
Muy interesante tus principios ,no deja desorprenderme como las ideas que expones con sus soluciones sobre los cursos de formación no se le haya ocurrido a nuestros representantes y acomodados politicos ,te pongo un diez
un saludo
Hola Lucia,
Gracias por pasarte y participar en mi blog.
Como indicas muchos cursos de formación de los programas actuales de formación para el empleo no están bien enfocados y no ayudan demasiado. Sin embargo, como dejas reflejado los conocimientos se pueden adquirir de muchas formas aunque nos cueste mayor esfuerzo.
Los programas formativos subvencionados de las entidades públicas van mejorando mucho, sin embargo, aunque queda mucho camino por recorrer como todos sabemos.
Saludos,
Juan