La selección de personal da para escribir mucho y poder contar multitud de anécdotas que ocurren.

Hoy quiero prestar atención a la “penitencia” que tienen que sufrir a veces los candidatos de cara a conseguir un puesto de trabajo.

Tras haber conseguido ser citados para una entrevista de trabajo que, en muchas ocasiones, es simplemente la primera toma de contacto, escuchan una vez más las famosas palabras pronunciadas por los entrevistadores de personal (imagen de la compañía) “le llamaremos para indicarle en qué estado ha quedado su candidatura” o “tendrá noticias nuestras lo antes posible” o la que más me gusta oír a mí, “nos pondremos en contacto con usted, bien sea elegido o no”. En muchos casos, los candidatos se quedan con las ganas porque nunca más vuelven a saber nada, ni de esa empresa, ni del proceso de selección, teniendo que deducir por si mismos que no han sido seleccionados.

Cuando los candidatos hacen una entrevista en una empresa y se les dice esto, suele ocurrir que ya se desconfíe. Pero, afortunadamente, no todas las empresas son iguales. Van pasando los días y los nervios lógicos de los candidatos van saliendo porque para ellos esa entrevista es una opción a la que se aferran. Cuando ya han pasado más de 15 días comienza la desesperación y frustración de ver que, una vez más, les han defraudado por incumplir la palabra dada. Algunos candidatos llaman y están en todo su derecho de hacerlo, si la empresa les dijo que les llamaría para indicarles como quedó su candidatura. Se dan casos en los que se está pendiente de dar una respuesta a otro puesto de trabajo a expensas de lo que les diga vuestra empresa.

Después nos sorprendemos que los departamentos de recursos humanos lleven mala fama por parte de los recién llegados. Si en este punto tan nimio se les miente, se pueden esperar cualquier cosa de esa empresa. No se da ningún valor a la palabra, incumpliéndola constantemente, haciendo que las expectativas de los candidatos y trabajadores se queden en decepción. No será válido el argumento de los entrevistadores “los demás lo hacen y se dice por quedar bien” porque eso no es así. Lo que se dice hay que cumplirlo. Si no se lleva intención de hacerlo, es preferible no mencionarlo. Que los demás los hagan no quiere decir que esté bien.

Suele ocurrir, aunque no frecuentemente, afortunadamente, que candidatos son llamados a participar en un proceso de selección del que nunca vuelven a saber nada tras hacer la entrevista. Tras unas semanas, se les vuelve a contactar para participar en otro proceso de selección idéntico al anterior, volviendo a realizarle la entrevista la misma persona. Y muchos candidatos se preguntan: esto, ¿qué es? La verdad que estas cosas son increíbles y demuestran la falta de organización y criterio de algunos profesionales de los recursos humanos que no valoran el tiempo de los demás. Esto dice poco a favor de esa empresa porque deja de manifiesto la importancia que da a sus trabajadores.

Pero no sólo ocurre en las entrevistas. En la gran cantidad de portales de empleo a través de Internet, los candidatos se inscriben a las ofertas de su interés, sin que ellos lleguen a participar en proceso de selección alguno, porque su CV les llega directamente a las empresas que publican esas ofertas. Van pasando los días y chequean su menú personal para ver el estado de su candidatura sin que nada cambie. Tras unos días (indeterminados) reciben por correo electrónico un email pidiendo que se rellene una encuesta para dar su opinión sobre alguno de esos procesos de selección concretos en los que supuestamente están participando. Obviamente, las empresas les han incluido. Hacen preguntas tipo como ¿Qué te parece el trato recibido por la empresa? ¿Qué toma de contacto han tenido con vosotros? La verdad que esto es la risa. Es para quedarse atónito ya que nadie de esa empresa se ha puesto en contacto con ellos. ¿Qué opinión van a poder dar? Un poco más de control y rigor, que no cuesta tanto coordinarse.

Muchos candidatos, a la hora de buscar empleo deciden apuntarse a determinadas bolsas de empleo de instituciones, asociaciones, etc. para usar todas las herramientas disponibles de cara a aumentar sus posibilidades de búsqueda. Para apuntarse en algunas de estas bolsas de empleo hay que tener verdadera paciencia. Claramente, se pone a prueba. En algunas llaman para pedir información y se les dice que tienen que ir en persona por allí sin especificar que deben llevar, con lo que ya supone, al menos dos viajes, puesto que seguro que falta “el papel más importante, sin el cual no se puede gestionar la solicitud”.

En las entrevistas, piden llevar un CV pero, además, hay que rellenar el típico formulario, aportando varias fotografías y muchos decís ¿para qué nos hacen rellenar esto si ya les hemos entregado nuestro CV?

Luego se les hace pasar por los orientadores, quieran o no, para que su candidatura quede inscrita en la bolsa de empleo. Personalmente, creo que es una perdida de tiempo y una forma de colapsar este tipo de servicios. El asesoramiento lo deben recibir aquellas personas que van perdidas en la búsqueda de empleo que no son todas. Podría decir que simplemente es una forma de justificar ciertos puestos. Además, en algunos de estos asesoramientos, tampoco cuentan nada que no se sepa.

Lógicamente, hay otras bolsas de empleo mucho más ágiles que permiten rellenar un formulario vía telemática, adjuntando el CV, en formato Word. Pero son las menos.

Caso especial son las empresas de trabajo temporal, que cada vez que se inscribe uno, vuelven a solicitar rellenar su base de datos, independientemente de que se lleve el CV. Esto es significativo de la nefasta organización que tienen porque, si hace poco que se estuvo en la oficina, ¿Dónde está el anterior formulario que se rellenó? “Qui lo sá”.

Tampoco son inusuales las entrevistas de trabajo en las que muchos candidatos son citados para determinado puesto de trabajo y, nada más llegar, uno se da cuenta de que el entrevistador no tiene ni idea de para qué puesto se hace la entrevista y, además, ni se ha mirado el CV. Lo va a ir descubriendo todo sobre la marcha. Esto demuestra una dejadez de esa compañía que, a primera vista, le hace a uno pensar… “¿dónde me he metido?” no viendo el momento de marcharse. Estos imprevistos, pueden surgir. Pero antes de seguir adelante con la entrevista, es preferible avisar al candidato antes de que acuda, pidiéndole disculpas y citarle para otro día. Pero claro, muchos entrevistadores dicen “¡Qué más da quien le haga la entrevista!. Tampoco importa si el candidato tiene que esperar o la imagen que se pueda llevar de la empresa. En la cúpula, suelen oírse comentarios como…“como quiere trabajar tragará con lo que le echéis”. Nada más lejos de la realidad. Los candidatos también tienen su criterio y este tipo de trato les dice mucho de la empresa y, supuestamente, es la empresa la que tiene interés en ellos al llamarles a una entrevista.

Mención especial para el siguiente tipo de entrevista: en las que sólo habla en entrevistador, sin dejar meter baza al candidato, de la que sale diciendo “vaya entrevista más extraña”. Para aquellos que se creen con todo el conocimiento para hacer una entrevista, sin ser profesionales de recursos humanos, les voy a dar un consejo: el candidato debe hablar un 80% del tiempo. La entrevista servirá para sacar esa información que se requiere para decantarse por uno u otro candidato.

Pero una entrevista puede tener incluso un lado más esperpéntico: entrevistas donde el representante de la compañía con el que estáis hablando está enfadado por algo ajeno al proceso de selección y la paga con vosotros. Obviamente, problemas existen en todas las compañías, pero se ha de cuidar la imagen que se da al exterior, especialmente, si lo que queremos es que un profesional entre a trabajar con nosotros.

No olvidemos esos procesos en los que las entrevistas las realizan varios miembros de la empresa y en la que se contradicen el uno al otro o incluso discuten acaloradamente delante de algún candidato. El candidato, podrá soportar la tensión estoicamente, pero seguramente, su postura será “aquí no trabajo ni loco”.

Pero no nos quedemos simplemente en la empresa privada. El servicio publico de empleo tampoco se queda fuera de toda crítica. Su funcionamiento deja mucho que desear, por muchos que algunos se sorprendan. Que os llegue la citación para alguna oferta ya es un milagro, que además, coincida con tu perfil, simplemente, es pura coincidencia. Cuando acudís a la reunión para informaros del puesto os dais cuenta de que no cumplís los requisitos imprescindibles, bien sea por los estudios solicitados u otro tipo de requisitos. Esto demuestra la falta de medios que tienen y el poco criterio a la hora de sacar el listado de personas que constan en sus bases de datos que, por lo visto, va un poco mal. Pero no olvidemos que a estas citaciones hay que acudir porque tienen que sellar la carta, de lo contrario, adiós subsidio.

Podría seguir hablando, pero tampoco es cuestión de alargar esta entrada.

Los candidatos tienen su dignidad y no pueden permitir ser pisoteados. Si las empresas tienen interés en vosotros, tendrán que demostrarlo desde el primer instante. Cuando las cosas no se hacen con educación y respeto, es preferible terminarlas educadamente.

Vosotros mismos debéis tener criterio para saber donde os metéis y hay veces que os debéis de guiar por vuestra intuición y por lo que os demuestran en el ritual de selección específico de cada compañía.

Y que digan que el ser candidato es aburrido… Siempre habrá algo nuevo que podáis ver en una entrevista. Las empresas pecan de falta de rigor, empezando por profesionales de los recursos humanos, que al fin y al cabo, son el primer contacto con la empresa. Esto requiere un cambio radical que haga que se tenga respeto por los candidatos de una vez por todas siguiendo todos los profesionales un protocolo homogéneo en la selección de personal.

No todo vale.