La autocrítica es una reflexión que se debe hacer con bastante frecuencia para poder analizarse y ver qué ha de cambiarse de nuestro carácter y forma de ser.

Así, se deberán analizar situaciones de vuestra vida profesional en las que hayáis tenido alguna controversia, intercambio de palabras de forma brusca, enfado, ira con otros compañeros, subordinados o responsables de vuestra compañía para que desgloséis quién o qué fue el causante y cómo se podría mejorar. También será necesario prestar atención a situaciones en las que se actuó mal o de forma no profesional (llegar tarde, “escaquearse”, no ayudar a otras personas, etc.)

Muchas son los que piensan que “hacen todo bien y al que no le guste, su problema es”. Obviamente, esta es una forma de actuar totalmente egocéntrica y egoísta, que demuestra que estas personas sólo miran por ellas, siendo muy radicales. Pero en verdad, lo que pasa es que no son capaces de ver sus errores porque hasta ese momento, puede que nadie se atreviera a mostrárselos por miedo a represalias. Puede ser, incluso, que ellos se hayan analizado de forma bastante benévola.

Muchas personas tienden a hacer una autocrítica suave, dando escasa importancia a los problemas o defectos detectados y justificándolos de forma absurda.

Es decir, podéis criticar fervientemente a otros compañeros cuando lleguen varios días tarde al trabajo sin justificar y no recuperen luego el tiempo, también cuando hacen más descansos de la cuenta o cuando os contestan mal a vosotros o a otros sin justificación porque ellos son así. Pero si este tipo de comportamientos los hacéis vosotros, seguro que cambia vuestra forma de juzgarlo, encontrando excusas de “lo más convincentes” como hoy llegue tarde y no lo recupero por los días que me he quedado de más, hoy descanso más porque estoy cansado, quemado o agobiado con mis tareas y necesito tomarme mi tiempo, no soy pelota simplemente me preocupo por los jefes porque necesitan mi atención desinteresada, si contestáis mal por supuesto esta justificado porque estáis pasando una muy mala temporada y no me soporto ni a mi mismo y los demás me buscan las cosquillas, etc. Esto esta muy bien, sin embargo, no es justificativo a pesar de que seáis vosotros los que realizáis este tipo de conductas injustificables porque denotan comportamientos poco profesionales.

A la hora de autoanalizaros debéis ser justos y honestos con vosotros mismos, siendo igual de exigentes que con el resto y objetivos a pesar de que sea duro. Tampoco es cuestión de ser masocas como algunas personas que se auto castigan siendo excesivamente exigentes y muy negativas. Las posiciones drásticas no ayudan hay que buscar un termino medio, sin dejar de ser realistas.

Tampoco olvidéis que cuatro ojos ven más que dos, es decir, que siempre va bien pedir ayuda a otras personas para que nos digan cómo nos ven ellos. En muchas ocasiones vosotros mismos sois incapaces de ver ciertos comportamientos o actitudes que tenéis con los demás porque lo veis como algo normal de vuestro comportamiento y a lo que no le dais importancia.

Tened en cuenta que antes de efectuar a otras personas de vuestro entorno laboral la pregunta de ¿vosotros cómo me veis? debéis de tener claro que tienen que ser personas de vuestra confianza o cercanas que os den confianza y no aquellos que al cabo de un minuto van a estar criticándoos. Tendréis que saber aceptar las críticas constructivas porque quizás oigáis cosas que no os gusten y que desde su punto de vista serán claros puntos en los debéis de mejorar.

Igualmente, al obtener opiniones de otros, no es momento de justificar ni ponerse a la defensiva. Están haciendo una valoración porque se los solicitasteis y no pretenden que les deis explicaciones sino que simplemente os dan su opinión de qué aspectos debéis cambiar. Estará en vuestra mano el quererlo hacer o no.

No todo el mundo está preparado para este tipo de terapias, muy recomendables bajo mi punto de vista. Porque no es lo mismo que te digas tú mismo que tienes mal genio a que te digan que muchas de tus contestaciones están fuera de lugar y que deberías de pensar más seriamente lo que dices porque da la sensación que estás atacando constantemente. A pesar de tener confianza en ellos, no sienta bien y hay que ser capaz de asumirlo, sin ponerse como un energúmeno. De hacerlo, nunca más volverán a decirte nada a tu cara, aunque posiblemente sí a tu espalda.

Cuando son varias las personas que opinan determinadas cosas de uno mismo, algo de razón tendrán. Será necesario hacer un examen de conciencia para ver como solucionarlo. Es demostrativo de ser inteligentes reconocer los errores propios delante de los demás. No por decirnos lo que queremos oír nos estarán diciendo la verdad.

Pero en todas las empresas están los que malmeten y, sin haberles pedido opinión, opinarán. Pero a veces opinan aquellos que más tienen que callar.

En resumen, no todo el mundo está dispuesto a ayudar a avanzar y hacer ver lo que se debe mejorar; esto debéis tenerlo en cuenta para saber qué personas son las adecuadas. Por supuesto, estas no serán aquellas que os hacen críticas destructivas, pretendiendo hundiros. Sino todo lo contrario, personas que digan, de forma constructiva, lo que debéis pulir para mejorar. En caso de inexistencia de personas de confianza, habrá que valerse por uno mismo, siendo realista, para detectar carencias o defectos y convertirlas en fortalezas con esfuerzo y trabajo.

Así que ya sabéis, debéis miraros al espejo de forma más habitual. Las verdades duelen y hay que asumirlas porque la sinceridad está muy bien teóricamente pero el problema viene cuando se pone en práctica. Muchas personas se ponen a la defensiva cuando realmente, deberían de agradecer que les hubieseis hecho ver otro punto de vista sobre ellos mismos. Todo depende de cómo queráis mirar las cosas.