A lo largo de nuestra trayectoria profesional nos vamos a encontrar con situaciones de todo tipo y con compañeros de trabajo de formas de ser y actuar muy diferente.

Esto hace que nos adaptemos y trabajemos en diferentes campos con compañeros de todo tipo y condición, con los que tenemos que interactuar y todo esto nos hace crecer a nivel profesional.

Sin embargo, también vemos que en las diferentes empresas en las que hemos prestado servicio a lo largo de nuestra vida laboral hay malos profesionales que no aportan nada positivo a la organización ni a sus miembros.

Paradójicamente, estos profesionales suelen estar en puestos de responsabilidad, a los cuales han llegado, recomendados por algún amigo o por sus propios méritos, en las menos de las veces, debido a que saben hacer buen marketing de su propio producto (ellos mismos).

Tarde o temprano, se les va a calar dentro de la organización, porque son profesionales que tienden a saltarse constantemente los procedimientos, a engañar para conseguir sus propósitos y a crear conflictos con el resto de departamentos y compañeros, con los que tendrían que coordinarse.

Este tipo de elementos profesionales son un pozo de problemas para la empresa ya que consiguen viciar o transformar a los compañeros que cometen el error de juntarse a ellos.

La única forma de salvar a la empresa, es cortando el problema de raíz, es decir, echando a estos profesionales de nuestra organización y conseguir así, sanearla y comenzar con fuerzas renovadas los cambios.

Lo sorprendente en muchos casos, es que la dirección de la empresa, conociendo estos hechos, mantiene a estos malos profesionales e incluso en algunos casos, les otorga algún cargo de mayor responsabilidad, debido a que saben decir las palabras adecuadas en el momento preciso a los responsables de estas organizaciones.

Esto simplemente hace alargar las penurias de estas empresas y desmotivar a los buenos profesionales que ven que su esfuerzo, buen hacer, etc. no sirve para nada, ya que importan más otros aspectos meramente subjetivos, que trascienden a la valía profesional de cada profesional.

El responsable ineficaz reestructurará o introducirá cambios en la organización contando con estos personajes, sin darse cuenta que no cambiará nada, mientras estas personas continúen llevando parte de la gestión de su organización. El buen responsable, por el contrario, sabrá evaluar y buscar a su equipo gestor, se rodeará de los profesionales adecuados, y no de aquellos que tienen el pico de oro, pero pocas ganas de que la empresa progrese.

Desgraciadamente, este tipo de situaciones son más habituales de los que nos pensamos en las organizaciones empresariales españolas.

Me gustaría saber la opinión de otros profesionales sobre este tema que planteo y así dejar abierto el debate.