Cuando las empresas tienen que elegir un formador para comunicar los conocimientos de sus diferentes procedimientos, seleccionan siempre a la persona que tiene más conocimientos en la materia que hay que impartir.

Sin embargo su dominio de esta materia no nos va a garantizar que vaya a ser la mejor persona para transmitir los conocimientos sobre esta área.

Hay formadores que tiene unos grandes conocimientos y dominan ciertas materias de un manera perfecta, pero en el momento crucial de transmitir eso fracasan estrepitosamente, debido a que no saben llegar al público, ni comunicarlo de forma estructurada y amena.

Sirva como primera reflexión personal, que el mejor formador no es le que mas sabe sobre un tema, sino la persona que sabe transmitirlo y llegar a los asistentes.

A menudo para elegir un buen formador nos centramos exclusivamente en la cantidad de conocimientos que almacena en su cabeza, cuando normalmente solo necesita un 10% de los mismos, pero si que precisa un 100% de capacidad docente para transmitir dichos conocimientos a sus alumnos.

Pensemos todo el esfuerzo que conlleva implantar y diseñar un nuevo software para una empresa, lógicamente esto, es labor del equipo de técnicos informáticos que tienen los conocimientos adecuados para desarrollarlo, ¿pero que pasa cuando esto ya esta finalizado?, ¿y hay que enseñar como funciona al resto de trabajadores de la empresa de servicios administrativos?, ya que sus conocimientos de entornos y lenguajes de programación son bastantes escasos, por no decir nulos.

La realidad es que para explicar como funciona este software no vamos a necesitar al programador que mas conocimientos informáticos tenga sobre ese software, sino a la persona que mejor sepa transmitirlo al resto de trabajadores que carecen de ellos.

Con esto quiero abrir el debate y lanzar dos preguntas al aire para que me deis vuestras opiniones:

¿Ser experto en una materia equivale a formador capacitado sobre la misma?
¿El formador nace o se hace?